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El Metaverso y el Turismo: ¿Amigos o Enemigos?

14 de Marzo de 2022 4:50pm
Redacción Caribbean News Digital
metaverso

Como han demostrado los últimos 18 meses, el futuro de los viajes ya no es lo que era. Ahora, con la llegada del "Metaverso" -una versión 2.0 de Internet en 3D y con realidad aumentada anunciada por Facebook-, ¿podría el futuro de los viajes estar a punto de cambiar de nuevo? 

Dejando a un lado el riesgo existencial de que la gente deje de viajar en el mundo real -un poco como cuando el personaje de Arnold Schwarzenegger intenta hacer un "implante de memoria" de vacaciones en Total Recall-, esto sigue planteando todo tipo de retos para los viajes.

¿Deberíamos reclamar "bienes inmuebles" en el Metaverso, de la misma forma que adquirimos direcciones de punto-com en la década de 2000?

Ya se vendió un terreno en Decentraland, uno de los entornos más populares del Metaverso, por 572.000 dólares en abril. ¿Y en qué Metaverso deberíamos invertir: en el de Facebook, en Decentraland o en alguna otra versión?

Es como el Betamax contra el VHS de nuevo. Igualmente, ¿quién debería liderar esto en su empresa, la tecnología o el marketing?  

No cabe duda de que hay mucha confusión, misterio y exageración sobre el metaverso. Pero, sin querer ponerme en plan Donald Rumsfeld, quizá podríamos separar lo que se sabe, lo que no se sabe y lo que no se sabe. 

¿Qué podemos decir definitivamente sobre esto ahora mismo? Incluso según la propia definición de Facebook, cualquier tipo de metaverso avanzado -una "Internet encarnada" en 3D en la que las personas puedan tener una "presencia" persistente y teletransportarse a diferentes lugares- está a muchos años vista. Sobre todo porque las gafas 3D no son ni mucho menos de uso cotidiano. 

No obstante, no debemos pasar por alto que, en gran medida, el metaverso ya está entre nosotros. Pensemos en los videojuegos de realidad virtual, las criptomonedas y las experiencias de compra online inmersivas.

El Metaverso y los viajes

En el ámbito de los viajes no hace falta pensar en las empresas de viajes virtuales de interés minoritario o en las que aceptan pagos con criptomonedas (cada vez más numerosas, por cierto).

Basta con pensar en cómo navegamos por las calles de un nuevo destino utilizando el navegador por satélite de nuestros teléfonos inteligentes o en cómo vivimos indirectamente las experiencias vacacionales de otros a través de las redes sociales.

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La pregunta más obvia es si todo esto llegará a sustituir la necesidad o el deseo de viajar en el mundo real. Sin embargo, la transición al trabajo virtual se ha acelerado mucho más de lo que cualquiera podría imaginar gracias a COVID.

En otras palabras, ya estamos viviendo en el futuro. Entonces, ¿qué es lo que aún no sabemos pero necesitamos pensar para viajar?  

Quizá el uso más obvio sea el de la inspiración. Cualquier cosa que permita a los viajeros experimentar un hotel o un destino mientras consideran una compra tiene un enorme potencial. Imagínese que alguien pudiera ver la habitación, o incluso probar las sábanas por adelantado.  

El siguiente paso sería la experiencia de la reserva y, dentro de ella, no deberíamos pasar por alto los pagos. Una vez más, existe un enorme potencial para una experiencia inmersiva que reproduzca la antigua agencia de viajes de la calle que todos amamos. La gente podría hacer preguntas, combinar productos, pagar de forma más cómoda o incluso negociar un mejor trato, todo ello con la sensación de estar en un entorno familiar y seguro.

Una extensión de esto podría ser el servicio de atención al cliente y las operaciones. Incluso alguien que esté de vacaciones "reales" podría querer sumergirse en el Metaverso para resolver un problema de servicio al cliente, pedir comida para su habitación, que le vendan más experiencias en el destino o "ver al gerente".

Otra implicación muy importante para las empresas de viajes será cómo el Metaverso cambia la experiencia de los empleados. Si el personal pudiera realmente reunirse en el Metaverso no sólo para celebrar reuniones, sino para realizar actividades del mundo real como preparar la comida (a través de un robot) o guiar a los viajeros por un museo (como un holograma), entonces podríamos emplear a alguien en Nueva Zelanda para dirigir un hotel en Nueva York.  

En otras palabras, existe un enorme potencial para que las empresas de viajes obtengan una ventaja sobre sus competidores, al menos temporalmente. Si no se tiene en cuenta, pronto esa ventaja se convertirá en un factor de higiene básico.  

Y por último, ¿cuáles son las "incógnitas desconocidas"? Para hacernos una idea de lo equivocados que podemos estar todos, basta con pensar en las predicciones que la gente hacía sobre Internet a finales de los años 90 frente a lo que realmente ocurrió.  

La pregunta más obvia es si todo esto llegará a sustituir la necesidad o el deseo de viajar en el mundo real. Sin embargo, la transición hacia el trabajo virtual se ha acelerado mucho más de lo que nadie podría imaginar gracias al COVID.  

¿Se imaginan cómo afectaría una catástrofe medioambiental a nuestra capacidad de viajar y al consiguiente deseo de vivir experiencias en el Metaverso?  

Pero si tenemos que destacar un riesgo, sería éste: a diferencia del boom de Internet, ya existen los actores que influirán en esto casi con toda seguridad, a saber, Google, Apple y Facebook.

¿Es bueno para nuestro sector que tengan un mayor control sobre los viajeros? Quien piense que la respuesta es afirmativa, está claro que ya vive en otra realidad.

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