Turismo: El principal problema para barceloneses
El turismo es el principal problema para los habitantes de Barcelona, ciudad que se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos a nivel mundial, porque aseguran que amenaza “la vida de los barrios”.
La industria sin chimeneas relegó al segundo puesto el temor por la desocupación, que encabezaba la lista desde 2008, según una encuesta del ayuntamiento de Barcelona.
En 2015 la preocupación era del 5,3% y actualmente es del 19%.
Barcelona, con 1,6 millones de habitantes, recibió el año pasado la visita de 40 millones de turistas.
El turismo representa el 14% del Producto interior bruto (PIB) de la ciudad.
Los puestos de trabajo que genera el turismo, según las entidades que cuestionan el modelo, es la mitad más bajo que la media del resto de salarios en la ciudad.
“La situación es insostenible y está acabando con la vida de los barrios de Barcelona”, apunta Daniel Prado, miembro de la Asamblea de barrios por un turismo sostenible (ABTS), entidad que agrupa 40 plataformas vecinales que defienden una reducción del número de visitantes.
Una gran manifestación para regular esta actividad comercial tuvo lugar en enero pasado en La Rambla, paseo que los barceloneses evitan debido a la masificación del turismo.
Desde el ayuntamiento, el teniente alcalde, el argentino Gerardo Pisarello, reconoció que “crece la gente que pide poner límites a determinados fenómenos, incluso los propios turistas han planteado que hay excesiva masificación”.
En el mercado de La Boquería, en las Ramblas, el ayuntamiento restringió el turismo prohibiendo la visita de grandes grupos los fines de semana.
Por otra parte, hace años se abrió un debate en la ciudad sobre la conveniencia de limitar el número de apartamentos turísticos en zonas muy masificadas, como el barrio de la Barceloneta, junto al mar.
La demanda de alojamientos destinado a los visitantes ocasionales ha encarecido un 15% los alquileres en el último año en la ciudad.
Se calcula que el distrito céntrico de Ciutat Vella ha perdido el 11% de sus vecinos por el aumento de bloques dedicados a apartamentos turísticos.