Mundial de Fútbol será oportunidad única para el sector turístico de Brasil
El Mundial de Fútbol 2014, que pondrá "todos los ojos del planeta" sobre Brasil, será una “oportunidad única e irrepetible”, declaró el ministro brasileño de Turismo, Gastão Vieira., quien subrayó el gran impacto del evento deportivo en el sector de la hospitalidad de un país que aún no logra cumplir su potencial, con poco más de cinco millones de turistas extranjeros anuales.
La cifra de 5,6 millones de visitantes recibidos en 2012 es similar a la que recibe Argentina, pero luce escasa frente a las dimensiones y el potencial de Brasil, que según Vieira tiene como meta llegar a 7,5 millones de turistas extranjeros para 2016, cuando Río de Janeiro será sede de los Juegos Olímpicos.
La cita olímpica dará secuencia a la visibilidad que comenzará a tener Brasil con el Mundial de fútbol de 2014, pero Vieira aclaró que el gobierno ahora trabaja en función de prioridades.
"La primera, sin duda, es el Mundial", apuntó el ministro, aunque admitió que aún resta mucho por hacer para lograr el objetivo de que el extranjero "sea tratado como si fuera único desde el momento de su llegada a Brasil, hasta que embarque de regreso a su país".
En ese sentido, Vieira reconoció que aún falta concluir obras en varios aeropuertos de las doce ciudades sedes del Mundial, que las empresas aéreas del país enfrentan dificultades financieras producto de la crisis global y que la red hotelera tiene problemas que aún no han sido resueltos.
No obstante, expresó plena confianza en que los aeropuertos y las aerolíneas estarán en "plena capacidad" de atender a los 600.000 extranjeros que se esperan para el Mundial y a los tres millones de brasileños que deberán circular por el país durante el evento, que se celebrará entre el 12 de junio y el 13 de julio de 2014.
En relación a la red hotelera, más allá de las dudas que existen sobre su capacidad en algunas de las doce sedes del Mundial, Vieira también reconoció que "preocupa" la posibilidad de que se repitan los brotes especulativos que hubo en otros eventos celebrados en el país.
Como ejemplo, citó lo ocurrido el año pasado, en vísperas de la Conferencia de la ONU sobre el Desarrollo Sostenible Río+20, que se celebró en Río de Janeiro y a la que varias delegaciones extranjeras amenazaron con no acudir por los precios abusivos de los hoteles.
La situación finalmente se resolvió y los precios se adecuaron a la realidad, pero aún así Vieira admitió que "preocupa" al gobierno que la especulación se repita, por lo que su despacho ya mantiene un "diálogo constante" con el sector hotelero.
Otro problema en esa área es la calificación de los hoteles, que en Brasil no está debidamente reglamentada, lo cual lleva a que haya establecimientos de cinco estrellas "que no llegarían a tres" en otros países, admitió.
Hace tres años, el gobierno intentó poner orden y anunció un plan de recalificación hotelera basado en los estándares internacionales, pero no llegó a cuajar.
Vieira explicó que, por obstáculos que impone la legislación, la adhesión a ese plan "no era obligatoria" y el nivel de respuesta de los hoteles dispuestos a pasar por ese nuevo cribo "fue ridículo".
De cara al Mundial de fútbol, el ministerio de Turismo preparará una guía propia que distribuirá entre los turistas y valorará a los hoteles según calificaciones internacionales, aunque Vieira aclaró que eso no alterará el número de estrellas que se atribuyen, por lo que sólo servirá como "orientación".
A pesar de que Brasil pretende valerse de los eventos deportivos para mejorar su posición como destino internacional, Vieira también afirmó que el sector turístico del país tiene una "enorme fuerza" en su poderoso mercado interno.
El ministro dijo que las mejoras sociales que permitieron que unos 40 millones de personas salieran de la pobreza en la última década, le dieron al turismo interno una fortaleza que "sorprendió, sorprende y sorprenderá".
Como ejemplo, citó datos del año pasado, cuando el número de extranjeros que visitó el país llegó a 5,6 millones, mientras que el turismo interno movilizó a unos 60 millones de brasileños.
(Fuente: EFE)




