España muestra los caminos de Santa Teresa de Jesús
Santa Teresa de Jesús, figura trascendente del Siglo de Oro español, nació hace 500 años en España y en su homenaje las autoridades del turismo crearon una ruta que sigue los pasos de esta excelsa figura, también conocida como La Andariega.
Teresa de Jesús, una revolucionaria dentro y fuera de la iglesia, recorrió casi toda España en el siglo XVI.
Esta mujer, venerada por millones de fieles en el mundo, rompió con la cultura de la época y fundó una nueva orden, las Carmelitas Descalzas, una congregación de monjas de clausura que al tomar los votos no abandonan el convento, pero logran mantenerse en contacto con el mundo.
En 20 años, “la andariega” fundó 17 conventos en la península y, justamente, la ruta de las Huellas de Teresa recorre cada una de estas ciudades.
El viaje turístico se concentra sólo en la comunidad autónoma de Castilla y León. Tres ciudades son Patrimonio de la Humanidad –Avila, Segovia y Salamanca–, pero también hay pequeños sitios que conservan el encanto del pasado, como Alba de Tormes, Palencia y Medina del Campo.
Los organizadores de este nuevo destino aclaran que no se trata necesariamente de una peregrinación religiosa, sino de un recorrido por las joyas castellanas que conjugan las distintas épocas y culturas que construyeron a España.
En este periplo cada viajero elige su motivación para seguir las huellas de Teresa: fe, literatura, arte, historia, gastronomía; todas son válidas.
Los visitantes podrán conocer, entre otros sitios, las localidades de Avila, Segovia, Soria, Burgos, Valladolid, Salamanca y Alba de Tormes.
Teresa de Jesús nació en Avila en 1515 y murió en Alba de Tormes en 1582, en una familia de judíos conversos que concedían gran importancia a la lectura en la formación de sus hijos. Presionada por su padre, a los 15 años entró en la vida religiosa.
Pero la joven avileña inició en 1567 un camino que la llevaría a una reforma eclesiástica profunda.
Creó, entonces, la congregación de las Carmelitas Descalzas, una orden de monjas de clausura que viven en la pobreza y dedicadas a la oración.
En esos conventos –que no albergaban a más de 21 monjas–, las religiosas rezaban pero, a la vez, se ocupaban de las tareas cotidianas, desde cuidar la huerta propia hasta fabricar objetos religiosos para vender y así poder mantenerse.
Cinco siglos después, hay 20 mil monjas carmelitas dispersas por el mundo que siguen viviendo bajo estas mismas reglas.
Escritora y mística, la Inquisición la tuvo en la mira por no someterse a los rígidos dictados de aquella época. Incluso la catalogaron como una “fémina inquieta y andariega”, una mujer con demasiada libertad de pensamiento.
El crecimiento de la Orden llevó a que fuera canonizada en 1622. En 1970 fue reconocida como doctora de la Iglesia, la primera de la historia junto a Catalina de Siena.
Basada en la calidad de sus más de dos mil escritos, la Universidad de Salamanca le otorgó el título de Doctora Honoris Causa en 1922, cuando el escritor Miguel de Unamuno dirigía ese centro docente. Teresa de Jesús fue la primera mujer en recibir ese honor.




