España: Publican libro sobre barcos coloniales hundidos en aguas de Cuba

08 de Octubre de 2009 7:05pm
godking

España. La historia de cientos de naves perdidas en las aguas bajas del Caribe se recoge en el libro "Naufragios. Barcos españoles en aguas de Cuba", del geólogo Carlos Alberto Hernández Oliva. Publicado por la editorial sevillana Renacimiento, se trata de un estudio sobre varios hundimientos sucedidos entre los siglos XVI y XVII en las costas de la isla.

“En esos siglos, la compleja geografía del Caribe no era dominada por los pilotos que hacían la travesía de forma insegura y los viajes se convertían en verdaderas odiseas donde perdieron la vida esforzados y valientes marinos”, explica el autor de este memorial en el que además del relato del naufragio se rescatan los procesos judiciales que se iniciaban por el casi inevitable pillaje y saqueo que seguía a la tragedia.

Una de las razones de la cantidad de naufragios que ocurrieron en las costas de Cuba fue que La Habana era el último punto del tornaviaje de la Flota de Tierra Firme y la de Nueva España. Los vientos, las traicioneras corrientes, los huracanes y tempestades tropicales, así como los ataques de piratas y corsarios amenazaban el tránsito de las naves del poderoso imperio español.

Este memorial de los barcos naufragados repasa curiosísimas historias como los mecanismos iniciados en el siglo XVI para proteger las mercancías hundidas de los frecuentes robos. “Se desataba una locura colectiva, una vez salvada la vida, todo el personal que viajaba a bordo, intentaba sacar tajada, sin importar la jerarquía desempeñada en el bajel”, apunta Carlos Alberto Hernández.

Desde la Casa de la Contratación de Sevilla se exigía por una Real Cédula de 1538 que las autoridades de Indias enviasen el importe y las justificaciones de las mercancías salvadas y vendidas “con el claro objetivo de pagar a los dueños”.

También se cuentan historias de los primeros cazatesoros, audaces buzos que inventaban ingenios para sumergirse y conseguir valiosos restos. “Ocasionalmente los buzos podían quedarse con una parte de lo que rescataran, previo acuerdo con las partes interesadas en el rescate”, asegura el investigador cubano.

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