Fagradalsfjall, el volcán que salvó la industria turística de Islandia

13 de Julio de 2021 1:07pm
Redacción Caribbean News Digital
La erupción del volcán Fagradalsfjall

Redacción Caribbean News Digital

Una erupción volcánica ha llegado en el momento justo para el maltrecho sector turístico de Islandia. El país está libre de la COVID desde mayo y ahora atrae a los turistas de naturaleza que vienen a ver algo inusual.

El Fagradalsfjall, el volcán más nuevo de Islandia, aún sin nombre y que se abrió en marzo en la península de Reykjanes, en el extremo suroeste del país, se convirtió de la noche a la mañana en la gran atracción turística del pequeño país insular del Atlántico septentrional.

Las fuerzas primordiales que liberan los volcanes son tan fascinantes como amenazantes -basta pensar en la erupción del Eyjafjallajökull en 2010, que paralizó el tráfico aéreo en el hemisferio norte- y en Islandia la carretera costera del sur podría ser pronto víctima de las corrientes de lava.

Pero, para el turismo islandés, la erupción llegó en el momento justo. Tras una década de impresionante crecimiento, la crisis de la COVID-19 redujo drásticamente la actividad de los viajes y el turismo. En 2019, casi 2 millones de turistas aterrizaron en el aeropuerto internacional de Keflavik. En el año de la COVID, el 2020, apenas arribaron 478.000.

Luego, a mediados de marzo, Islandia comenzó a abrirse gradualmente a la población totalmente vacunada. Este mes de mayo, casi 13 veces más personas viajaron a Islandia en comparación con las cifras, ciertamente muy bajas, de mayo de 2020.

Para los próximos meses, la Oficina de Turismo de Islandia (ITB) espera un crecimiento estable. A partir de otoño, deberían alcanzarse los niveles previos a la pandemia. Sin embargo, las autoridades locales temen que todo podría ser un problema, ya que muchos trabajadores extranjeros perdieron sus puestos de trabajo en el turismo a causa de la COVID-19 y terminaron abandonando Islandia. 

La erupción del volcán Fagradalsfjall

 

La buena noticia es que en buena medida el país se ha librado del nuevo coronavirus, lo cual no parecía un gran problema para una población de 360.000 habitantes. Hasta la fecha, Islandia ha registrado 6.555 infecciones y 29 muertes, y desde mayo no se ha infectado nadie más. 

Islandia quiere asegurarse de que las cosas sigan así. Los ciudadanos de la Zona Schengen pueden entrar en el país si presentan una prueba de PCR negativa realizada con no más de 72 horas de antelación. Los que se hayan recuperado de la enfermedad o se hayan vacunado, tienen que presentar una prueba válida, por ejemplo, la que proporciona el certificado digital COVID lanzado por la UE. 

Por otro lado, la mayoría de la gente que viaja a Islandia suele venir a disfrutar de la naturaleza. En realidad, el tremendo crecimiento del turismo desde que el país estuvo a punto de quebrar durante la crisis financiera de 2009 ha amenazado la naturaleza y las infraestructuras de las regiones rurales. 

Cuando la moneda del país se desplomó, mucha gente pudo permitirse de repente lo que de otro modo habrían sido unas caras vacaciones en Islandia. En muchos lugares, las rutas de senderismo, las carreteras de acceso y las zonas de aparcamiento apenas pudieron soportar la repentina afluencia.

Eso supuso un daño medioambiental. Entre los lugares que se vieron especialmente afectados figuran las tres atracciones del Círculo Dorado, una ruta típica para una excursión de un día desde Reikiavik, en la que los turistas pueden ver el Parque Nacional de Thingvellir, la zona geotérmica de Haukadalur con sus géiseres y la espectacular cascada de Gullfoss.      

La erupción del volcán Fagradalsfjall

 

La erupción volcánica podría seguir siendo una atracción durante mucho tiempo. Islandia se está preparando para una erupción volcánica más larga - y para los turistas que vienen a verla. Los geólogos tienen pruebas de otros lugares de Islandia de que las erupciones efusivas de los volcanes pudieran durar décadas.

Con vistas al futuro, se han destinado 900.000 euros para infraestructuras, como senderos, zonas de aparcamiento, aseos y torres de telefonía móvil alrededor del nuevo volcán. 

A finales de junio hubo que realizar una importante operación de búsqueda de un turista estadounidense que se había perdido. El terreno cambia constantemente, y con él las rutas de acceso. Pero lo que sí habrá por mucho tiempo, para suerte de Islandia, de su turismo y de los amantes de la naturaleza, serán las erupciones volcánicas, ese espectáculo sin igual de la naturaleza.

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