Vitelio Ruiz, todo un caballero del idioma

15 de Enero de 2015 2:10am
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Vitelio Ruiz, todo un caballero del idioma

El Grupo Excelencias le propone acercarse a una figura imprescindible de la cultura santiaguera del siglo XX y XXI Julio Vitelio Ruiz Hernández, todo un caballero del idioma.

La tierra caliente lo vio nacer un 28 de abril de 1928. Sus padres fueron Oscar Ruiz, albañil y María Josefa Hernández Osorio, maestra normalista. En los primeros años de su vida la figura paterna dejó de existir y a partir de entonces constituían el hogar su madre y su única hermana. Sin embargo la vida le ha dado el privilegio de formar junto a Eloína Miyares, su compañera de toda la vida, un hogar maravilloso.

Ha podido estar presente en los momentos más importantes de la vida de sus ocho hijos varones y también se ha tenido que reponer a la pérdida de dos de ellos. Su hijo mayor, quien fue bautizado con su nombre expresa lo que ha significado su padre para él y el resto de sus hermanos un paradigma como maestro, padre, ser humano y revolucionario para mí y todos mis hermanos. Es una guía en lo cultural y todos hemos tenido la dicha de esa educación tan maravillosa de mi papá y por supuesto no puedo dejar de mencionar a mi mamá Eloína Miyares.

Durante toda su vida la paciencia, la forma pausada al hablar, la responsabilidad y el deseo voraz por el conocimiento son elementos de su personalidad que lo han llevado a ser un destacado pedagogo de Santiago de Cuba y otras latitudes del mundo.

Con apenas 15 años de edad ingresa en la Escuela Normal para Maestros de Oriente y cuatro años más tarde se gradúa. Cuando lo que realmente le guastaba era la medicina. Aquí se destaca como alumno y deportista en la especialidad de atletismo, llegando a ganar con frecuencia los primeros lugares.

 

Mientras una joven santiaguera llamada Eloína guardaba esperanzas de poder tener una relación amorosa con Julio Vitelio. El tiempo fue el encargado de sellar un sentimiento tan puro como el amor desde el 27 de noviembre de 1952 hasta nuestros días.

Esta pareja de santiagueros comparten todos los espacios, dígase: personal como laboral, este último los hace acreedores de la orden Héroe y Heroína del Trabajo de la República de Cuba, siendo el único matrimonio que la ostenta en todo el país.

En el año 1952 obtiene el grado de Doctor en Pedagogía por la Universidad de La Habana. Aunque ya contaba con la experiencia como maestro normalista y de la enseñanza primaria, profesor de español de la primera Facultad Obrera Campesinay otras labores pedagógicas que consolidaron su quehacer.

Tuvo la oportunidad de comenzar estudios en la Oficina Internacional de Estudios del Español, donde se graduó como Investigador Lingüístico y por otra parte, en 1971 fue nombrado investigador del Departamento de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba de Santiago de Cuba, donde fungió como director hasta 1995. Actualmente continúa como investigador Titular del hoy Centro de Lingüística Aplicada, del cual fue nombrado Director Honorífico.

Ha dirigido y organizado Plenarias Nacionales Científicas de Lingüística Aplicada para locutores de radio y televisión, y los reconocidos Simposios Internacionales de Comunicación Social. Entre sus principales publicaciones se encuentran  en conjunto con  Eloína Miyarez Bermúdez y otros estudiosos del Centro de Lingüística Aplicada, Ortografía teórico-práctica, El consonantismo en Cuba, Vacuna VAL-CUBA, Léxico activo-funcional del escolar cubano y Ortografía integral, por solo citar algunos.

Vitelio Ruiz hace ya más de una década por causa del glaucoma ha perdido la visión pero no el deseo de seguir investigando. Ahora sus proyectos editoriales van de la mano con la Asociación Nacional de Ciegos y Débiles Visuales (ANCI) con el propósito de poner la lingüística aplicada al servicio de los niños y personas ciegas.

Entre tanta sabiduría los reconocimientos están presentes y es que Vitelio posee la más alta distinción de la Ciencia en Cuba: "Orden Carlos J. Finlay" así como la Orden "Lázaro Peña" de II Grado y I Grado, la Distinción por la Cultura Nacional y por la Educación Cubana, el Premio Nacional de Pedagogía, la Placa José María Heredia y muchos otros. Aunque ha confesado que los niños y los jóvenes son su mayor recompensa.

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