Lorca espera relanzar su peculiar producto turístico-cultural en Semana Santa

19 de Marzo de 2012 11:09pm
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Lorca espera relanzar su peculiar producto turístico-cultural en Semana Santa

Declarada como Fiesta de Interés Turístico Internacional en 2007 en España, la Semana Santa de Lorca constituye una expresión de cultura popular sui géneris. La tradicional conmemoración religiosa adquiere matices que la dotan de una identidad única en esa localidad de la región de Murcia.

Entre los meses de marzo y abril, la vieja urbe se convierte en un escenario teatral, con su arquitectura barroca como telón de fondo, para acoger representaciones de escenas bíblicas de grandes dimensiones, lo cual atrae a miles de turistas cada año.

Francisco Montiel, concejal de Turismo del Ayuntamiento local, comentó a CND que la Semana Santa de Lorca es “totalmente diferente” y se caracteriza por el montaje de escenas del Antiguo Testamento, en las que participan dos cofradías que rivalizan por la calidad del espectáculo, conocidas por sus colores blanco y azul.

En la procesión del Viernes Santo los personajes van con trajes bordados en seda y oro, y algunos de los mantos que exhiben se han elaborado con más de 18 años de trabajo.

“Es un espectáculo único, que creo que hay que ir a ver, porque es difícil de explicar con palabras”, enfatizó Montiel.

El hecho cultural reviste particular importancia en 2012, pues el patrimonio histórico de la ciudad resultó fuertemente conmovido por sismos ocurridos  allí en mayo de 2011.

“Este año queremos hacerla mejor que nunca. Después del terremoto las sedes de las cofradías se han visto muy afectadas, y están trabajando para que las imágenes religiosas puedan salir de allí”, explicó el funcionario.

Los también llamados Paso blanco y Paso azul comprenden una infraestructura compleja por la gran cantidad de elementos involucrados en los denominados desfiles bíblicos-pasionales, que incluyen más de 1.500 personajes, unos 400 caballos, cuadrigas y llamativas carrozas.

Para que los caballos discurran sin riesgos se llena de tierra la calle principal, mientras se montan tribunas con más de 12.000 capacidades para observar la procesión.

Estos sitios, al igual que los lugares de alojamiento, se deben reservar con bastante antelación, a través de la oficina de turismo o de la página web, pues se espera mucha afluencia de público, sobre todo en Viernes Santo (6 de abril).

Francisco Montiel piensa que la inminente celebración “va a tener si cabe aún más sentimiento. Los lorquinos estamos deseosos de recuperar nuestra tradición, nuestra normalidad, y de celebrar una Semana Santa espléndida porque nos va mucho en ello, es muy antigua, y hay que sacarla como sea”.

Para ello, se requiere del apoyo de toda la nación española, que se ha volcado a ayudar a la localidad tras los movimientos telúricos.

“Lorca, a raíz del terremoto, sufrió una devastación en su patrimonio con más de 78 edificios catalogados con grado de protección que se han visto afectados. Todas las iglesias de la ciudad están destrozadas. En cuanto a monumentos civiles, también”, apuntó Montiel.

“Pero hay algo mucho más importante: tenemos 160.000 metros cuadrados de viviendas, equivalentes a 25 campos de fútbol, que todavía no se han podido edificar, y más de 3.000 lorquinos están fuera de sus casas, ahora mismo no tienen hogar”.

“Eso es muy duro”, enfatizó, y especificó que necesitan “la ayuda y el apoyo de toda España, porque nos hace falta todavía ese respaldo para intentar sacar esto lo antes posible”.

Otros encantos lorquinos

Debido a su abundante patrimonio heráldico, Lorca también es llamada “la ciudad de los cien escudos”, mientras que de su nombre original (Eliocroca) toma el título de “ciudad del sol”.
Pero también se nombra así la municipalidad, situada en el sureste de la Península Ibérica y conformada por numerosas pedanías, distribuidas a lo largo y ancho de 1.676 kilómetros cuadrados, por lo cual es considerado el segundo término municipal más extenso de España.

De ahí que Montiel considere promocionar todo el territorio lorquino, el cual comprende, además del casco histórico citadino, 39 pedanías con paisajes de montaña y de secano, una huerta generosa y diez kilómetros de costa virgen, entre Águilas y Mazarrón, Punta de Calnegre.

La cocina local adquiere las peculiaridades de la diversidad paisajística, con gastronomía de montaña y de casa, la verdura fresca y el pescado.
 
Algunos platos representativos son el arroz y pavo y la olla fresca, mientras se prepara una variedad especial para Semana Santa: el guiso de trigo con caracoles o conejo. Nuestro entrevistado recomendó “dulces muy típicos, con nombres un poco chocantes: la picardía y el chocho, que merece la pena probar”.

Entre los focos atractivos para el turista está el Centro de Visitantes del antiguo Convento de la Merced, que permite tener una visión global de la ciudad, en cuyo entorno urbano resalta el castillo que fuera frontera entre los reinos de Castilla y de Granada por más de 200 años.

Otro edificio emblemático es la Colegiata de San Patricio, erigida en 1553 en la Plaza de España, que ha llegado a ser el centro religioso de la villa.

En los museos de obra de las cofradías se exponen durante todo el año los mantos más importantes de la Semana Santa de Lorca, prendas que parecen auténtica pintura, pero que están hechas con la mano y la aguja de la mujer lorquina.

Pero según Montiel, el principal valor del territorio es “el lorquino, una gente acogedora, amable, que le va a hacer sentirse como en su casa”.

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