Las ballenas turistas de Samaná

07 de Marzo de 2017 1:43pm
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Las ballenas turistas de Samaná

Las ballenas de Samaná son un festival de la naturaleza, manifestado por el avistamiento de majestuosos ejemplares, que tiene su temporada entre el 15 de diciembre y el 30 de marzo de cada año. La yubarta o gubarte, de complejo nombre científico: Megaptera novaeangliae, también llamada ballena jorobada, corresponde a la familia de los rocuales. El nombre de ballena jorobada le viene de la curvatura en su espalda, que se insinúa mientras se sumerge.

Las nuestras, si el sentido de propiedad corresponde, son visitantes que proceden del Atlántico Norte, que recorren una distancia de unos 15,000 kms cada año, en un viaje al trópico donde vienen a parir y aparearse. Siendo un animal acrobático, nos deleitan con sus saltos y su majestuoso golpear del agua. Estos monumentales mamíferos marinos se alimentan solo en el verano, de Krill, una especie de camarones abundante en las regiones frías. Viven durante las travesías y su estadía en las aguas cálidas dominicanas, de su gran reserva de grasa.

Pescan con una curiosa técnica: creando una ingeniosa barrera de burbujas. Hermosos ejemplares con peso cercano a las 80,000 libras, y de longitudes de 15 a 17 metros, deleitan a los privilegiados que pueden acercarse, cumpliendo con estrictos protocolos internacionales, que hacen de Samaná, un excepcional lugar para su avistamiento y observación. Existe un catálogo de todas las ballenas jorobadas del Atlántico Norte, por las figuras particulares de su gran aleta caudal, gestionado por el Wheelock College, de Boston.

Los machos emiten un profundo sonido de largo alcance debajo del agua, cuyo significado tiene que ver con el acoplamiento. Extrañamente las hembras son más grandes que los machos, siendo el único mamífero donde esto ocurre. Su gestación dura 11 meses y el ballenato al nacer mide entre 4 a 4.5 metros, con un peso aproximado de 1,500 libras. La leche materna, de la que ingiere cerca de 100 litros (26 galones) por día es su único alimento durante los primeros seis meses de vida, abandonando a la madre al inicio de su segundo año de vida, ya con nueve metros de longitud.

Estos “monstruos” duran entre 40 y 50 años. A pesar de los estudios que se han hecho de este coloso del mar, quedan muchas interrogantes por responder. Este atractivo natural representa un valioso renglón del turismo de Samaná y coloca al país en el mapa mundial de la observación de ballenas, siendo estas una de las especies en peligro de extinción.

Durante el tiempo en que no se limitó la cacería de ballenas, el número se redujo en más de un 90% de la población global y se estima que hoy existen cerca de 80,000 de todas las especies de este tipo. Protegidas desde 1987, se estima que de las que vienen de “turistas” cada año quedan unos miles de ejemplares, de los que en sus danzas de amor en Samaná y el Banco de la Plata y dicen que en de La Navidad, contribuyen a conservar la amenazada especie.

Con Información de El Caribe.

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