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Kelly Robinson, Directora Ejecutiva de la Asociación de Hoteles de La Romana-Bayahíbe, en República Dominicana

12 de Mayo de 2010 4:41pm
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Kelly Robinson, Directora Ejecutiva de la Asociación de Hoteles de La Romana-Bayahíbe, en República Dominicana

La señora Robinson lleva muchos años vinculada a los temas de la ecología y el medio ambiente dentro del sector turístico caribeño. Fue la directora de la agencia CAST, una dependencia de la Asociación de Hoteles y Turismo del Caribe (CHTA) dedicada especialmente a estos particulares. Volvimos a encontrarla hace poco en República Dominicana, donde ha trabajado en dos grandes e importantes proyectos de turismo sostenible muy apegados a las comunidades.

¿Qué ha hecho desde que dejó CAST y entró al grupo Punta Cana?

-Salí de la Alianza Caribeña para el Turismo Sostenible, que había liderado la Asociación de Hoteles y Turismo del Caribe, después de unos cinco años. Me sentía bien con el trabajo que estábamos haciendo, pero a la vez quería, en lugar de facilitarlo a nivel regional, implementarlo en un lugar en particular. Punta Cana siempre ha estado muy cerca de mí, porque además ya había trabajado con los Rainieri anteriormente, y entonces el Sr. Frank me pidió que volviera a Punta Cana, donde estaban comenzando un centro de estudios de biodiversidad y turismo. Es un laboratorio creado con la colaboración de universidades de Estados Unidos (Cornell, Berkeley, Virginia Tech, Miami) para realizar estudios locales en torno a la relación medio-ambiente y turismo. Y esto me dio la oportunidad de liderar un proceso que iba más allá de facilitar programas o divulgar conceptos, y consistía en obtener información, datos, para poder guiar y seguir influyendo pero ahora desde un proyecto particular.

¿En qué consistió este trabajo en el grupo Punta Cana?

-Estuve al frente de la Dirección de Asuntos Ambientales y Sociales, donde comenzamos una serie de proyectos, además del Centro de Estudios de Biodiversidad y Turismo, con la Fundación Punta Cana, realizando varios programas de interacción con la comunidad, trabajando para la creación de una clínica, la capacitación de la fuerza laboral y una escuela que va desde pre-kinder hasta el liceo. Es un departamento grande, con unas 150 personas a mi mando. Logramos ser la primera empresa turística en tener todos los permisos ambientales de la Secretaría de Medio Ambiente de República Dominicana, para el aeropuerto, hoteles, el campo de golf y todas las subsidiarias. Realicé ese trabajo por unos tres años.
Cuando trabajé por primera vez con los Rainieri, en 1989, había en Punta Cana 3.000 habitaciones, y actualmente hay unas 40.000. Es interesante todo lo que se puede apreciar y aprender desde el punto de vista de un desarrollo debidamente controlado de la zona. Hay entre Punta Cana y Bávaro una comunidad llamada Veron. Cuando conocí Veron eran cuatro casitas y un cuartel, y si alguien entonces me hubiera dicho que yo daría a luz allí me hubiera reído, pero la verdad es que hoy es una ciudad, con gente que ha venido de todo el país en busca de trabajo, con hospital y otros servicios. Es un ejemplo de desarrollo no sólo de facilidades hoteleras, sino de todos los servicios complementarios que requiere una comunidad de este tipo. Fue un reto crear todos esos servicios sociales, públicos y ambientales, incluida la planificación y las instalaciones para aguas negras, sistema de agua potable, clínica, escuela politécnica con cursos de preparación y capacitación…

¿Qué vino después?

-Comencé a interesarme en el concepto y trabajo de planificación, no sólo de un resort o un hotel, por supuesto con sus medidas ambientales, sino de un destino. No sólo las facilidades turísticas, sino todas las facilidades que requiere la población que ya vive allí y la que viene a instalarse en la zona. Hay implicaciones en cuanto a costo de vida, en la forma de educar a los hijos, los servicios… Conseguí una beca en Estados Unidos para hacer una maestría en planificación urbana y desarrollo comunitario. Antes de terminar la tesis, me llamaron de la Asociación de Hoteles de La Romana-Bayahíbe, una zona que tiene prestigio por haber desarrollado la industria turística y a la vez protegido el medio ambiente y promover la integración de la comunidad. Buscaban una persona con mi perfil, cercana a los presupuestos del turismo sostenible, me contrataron y regresé otra vez a República Dominicana.
El trabajo es muy interesante. La Romana-Bayahíbe tiene la particularidad de que está limitada la zona por la existencia del Parque Nacional del Este. No hay la posibilidad de que el desarrollo sea demasiado intenso, denso, y se vaya de las manos. Nos da también la oportunidad de ofrecer un turismo no sólo de playa y sol, sino también de naturaleza y aventura. Además, los hoteles de la zona participaron en uno de los programas que habíamos desarrollado en CAST, Bandera Azul, que es un sello internacional de calidad de playas: lo trajimos de Europa, lo adaptamos a la realidad caribeña, y la playa de Bayahíbe en las Américas fue de las primeras en ser certificada con ese sello de calidad. Paralelamente, varios hoteles de Bayahíbe fueron de los primeros en el Caribe en recibir la certificación Green Globe. Todo esto es muestra del compromiso de la zona de mantener un turismo sostenible.

¿Cuáles son las características de la comunidad en Bayahíbe?

-A diferencia de Punta y Veron, donde se formó la comunidad por la inmigración de las personas, en Bayahíbe se trata de un auténtico pueblo pesquero…

Entonces, ¿todo esto tiene que ver con el trabajo de clusters que está realizando?

-Sí. Se hizo claro que no era tan simple, que no era sólo tender la mano a las comunidades para que participaran. Se requería una capacitación de la comunidad para establecer los estándares de servicios y de calidad para que sus integrantes pudieran participar. Ahí fue donde comenzamos con la formación del clúster turístico, alrededor del año 2006. Primero de una manera informal, compartiendo experiencias y creando comités. Luego vino la formalización del clúster, la legalización, como un ente, y la inscripción de la gente en él, como si fuera una asociación.

¿Cuál es la relación de Frank Rainieri con este proceso?

-Frank ha liderado el proceso de clusters en Altagracia. Bayahíbe, aunque pertenece a la provincia de Altagracia, pertenece como destino turístico a La Romana. Entonces, Frank Rainieri no tiene influencia en el clúster local, que está liderado por otro grupo de empresarios, entre ellos Rafael Blanco, de Wyndham Resorts, la gente de Iberostar… Pero más importante, la gente de la comunidad y los touroperadores, que nos ayudaron a identificar oportunidades turísticas y comenzar a comercializarlas.

En ese caso, ¿también Miguel Fluxá ha participado, tomando en cuenta la alta presencia de Iberostar en la zona?

-Sí, Iberostar tiene una política no sólo ambiental sino además de responsabilidad social corporativa, y ha intervenido activamente a este proceso. Hay que entender que en una zona donde el producto principal es todo incluido, hay primero que ganar la confianza de lo que llamamos las “empresas ancla”, que confíen en que al enviar a sus huéspedes fuera de la instalación hotelera éstos van a tener una experiencia segura, auténtica y de calidad. También nos da el beneficio de que nos estamos moviendo del concepto de vender hoteles Iberostar, o Viva, o Dreams o Globalia, a vender el destino. Porque hasta ahora la promoción del destino ha estado muy enfocada en las cadenas y los hoteles, sus especialidades, y estamos tratando de mostrar todo el rango de oportunidades que hay.

¿Están incluidos las marinas y campos de golf?

-Sí, todo eso nosotros no los llamamos clusters, sino comités de nuestro gran clúster, porque lo que estamos tratando es de lograr la integración de todos los actores del sector turístico en nuestra zona. Entonces, por ejemplo, tenemos en el clúster un comité de centros de buceo, que trabaja en función de preservar el producto que tenemos y de mercadearlo en conjunto para que el beneficio llegue a todos… Con los campos de golf aún no hemos comenzado, aunque tenemos en La Romana uno de los campos más famosos del Caribe, el Diente del Perro, en Casa de Campo, además del proyecto inmobiliario La Estancia, muy importante. Se trata de redes empresariales trabajando en conjunto para complementar sus productos, con una alta calidad y condiciones de sostenibilidad.

¿Qué piensa de la primera conferencia sobre clusters turísticos en República Dominicana, celebrada en abril en Punta Cana?

-Fue muy beneficiosa para nosotros, la industria local. Pudimos conocer sobre los puntos de vista y desarrollos expuestos por expertos internacionales. Pudimos compartir con experiencias desarrolladas en España, Uruguay o México, por ejemplo. Y ello nos permitió ver que hay toda una metodología de clusters, que muchos han transitado ya por este camino tan difícil y que todo es posible. Además, nos ayuda a identificar los nuevos actores, como los medios de comunicación y el papel que tienen en las acciones para desarrollar y divulgar el concepto de clúster.

¿Qué rol tendrían los medios de comunicación en un clúster?

-Primero hay una comunicación interna. Uno de los más importantes miembros de nuestro clúster es el periódico local turístico, donde se publican las noticias, actividades y oportunidades comerciales del destino. Para nosotros, divulgar información sobre el destino y a la vez que cada uno sepa lo que están haciendo los demás es muy importante. Pero también es importante para el visitante contar con este periódico, para que se informe sobre el destino, sepa por ejemplo dónde encontrar una compañía de rent a car, una excursión o una expresión de la cultura local. En cuanto a los medios internacionales, la visión es vender en ellos no un hotel u otro producto en específico, sino el destino: al final, la gente no visita un hotel en particular, sino una región, un país.

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