Fábrica santiaguera de Pastas y Caramelos es una de las mayores productoras de confituras de la provincia
El aroma invita, el paladar se humedece con la mezcla de olores dulces, sobre todo el del chocolate que sobresale entre los demás. Cuando recorres sus talleres, los obreros apenas pueden voltear la mirada, la secuencia de las maquinarias con sus constantes chirridos, no lo permiten.
La Fábrica de Pastas y Caramelos de Santiago de Cuba, aun cuando tiene casi cuarenta años de fundada sigue siendo una de las mayores productoras de confituras que abastecen a la ciudad. Cuenta con dos unidades, la de pastas alimenticias que produce 1,6 toneladas de pastas cortas por hora y las de pastas largas que fabrican 1,150 toneladas en el mismo lapso de tiempo.
Tiene además el área de confituras, con dos talleres fundamentales. En uno se producen caramelos, tabletas, bombones y figuras bañadas, con buena calidad y aceptación entre los consumidores.
“Una de las producciones con mayor demanda es la de bombones, como los rellenos al ron, sólidos o rellenos con pulpa de frutas, fundamentalmente de mango”, explicó a Sierra Maestra Manuel Betancourt, jefe de producción.
“El Bombón 500, una oferta novedosa que presentamos para el aniversario de la Villa, viene en un estuche de madera, que lleva el nombre de Guamá Fanegas, con 25 unidades combinadas.
“Además tenemos otros surtidos realizados con las recorterías, con el fin de aprovechar eficientemente los recursos, como los turrones, chambelonas, sorbetos bañados, chocomiel… que se expenden en los Mercados Ideales”.
Como muchas de las industrias cubanas, esta también se ve afectada por las carencias económicas que el país enfrenta y la explotación de equipamientos con varias décadas de uso constante.
Juan Antonio Remesae, tecnólogo del taller que produce galletas y sorbetos explica que aunque en el área son estas las producciones principales, se realiza alternativamente mezclas de refresco instantáneo, para pizza y para postre, cereal molinado de sorbeto, entre otros. Al cierre del semestre de un plan de 5 millones 724 mil 29 pesos se cumplió al 120,5% con un real de 6 millones 981 mil 460 pesos.
En la etapa veraniega las demandas se incrementan y con estas, las producciones. Por esa razón se hicieron 56 toneladas de galletas dulces; 1,5 de sorbeto, 5 de africanas y 9 de galletas de soda por encima de lo planificado.
Las máquinas con casi cuarenta años de constante explotación, y la carencia de piezas de repuesto, hacen imprescindible el ingenio de los cubanos.
“Si nos quedamos con las manos cruzadas esta fábrica no existiese, las producciones se hubiesen paralizado y todos los trabajadores estuviesen sin laborar. Cuando no hay con qué, se inventa”, dijo categórica la Especialista de Mantenimiento del taller de caramelo, Ana Rosa Terencio Hernández.
Esta fémina, es una de las aniristas vanguardias del centro con alrededor 14 innovaciones que han echado a andar equipos gastados por el uso. Su trabajo se ha convertido junto al de un grupo de obreros en crear y buscar alternativas.
¿Cuántas adaptaciones a rodamientos, ejes, tapas, esteras… han pasado por sus manos, y con estas, cuánta responsabilidad?
Adaptaciones del variador de velocidad en la línea de figura bañada y del sistema de transición del tanque difusor en la línea de bombones y tabletas, recuperación del trasiego de agua fría al sistema de agua caliente… un sinnúmero de equipamientos llevan la huella del ingenio y el tesón.
“Del sacrificio de uno puede depender el cumplimiento del plan de la empresa, y junto a esto el sustento de cientos de hombres y mujeres. Por eso cada día es un reto buscar nuevas formas y soluciones para lo que deja de funcionar”, explica esta mujer con más de 20 años de experiencia laboral.
Cuba se traduce en millones de vivencias diarias de constancia y voluntad, y sin dudas esta Fábrica de Pastas y Caramelos es una. Muestra de que cuando existe empuje, sacrificio e ingenio, no importan las carencias o los innumerables escollos en el camino.