Enrique Bonne: creador del ritmo pilón
A inicios de la década de 1960 en Santiago de Cuba se comienza a escuchar un nuevo ritmo. Su creador se inspiró en una actividad cotidiana de la campiña cubana, pilar los granos de café tostado. Los golpes acompasados del pilón fueron llevados al pentagrama nacional.
El ritmo pilón fue creado por Enrique Alberto Bonne Castillo. Un santiaguero que enriqueció la música cubana. Temas como Rico Pilón fueron adquiriendo, poco a poco, popularidad a lo largo de todo el país en las interpretaciones del inolvidable Pacho Alonso y su orquesta.
Autor también de otras piezas musicales como los chachachá Italian Boy y Chachachá de la reina; los danzones Confidencial y Granito de arena; las guarachas Que me digan feo, Se tambalea, A cualquiera se le muere un tío y No quiero piedras en mi camino; las canciones Míralo aquí y Guajira Simalé y hasta, el género bolero cuenta con decenas de sus composiciones.
Bonne nació el 15 de junio de 1926 en el municipio de San Luis, a unos 30 kilómetros hacia el norte de la Ciudad Héroe. Aunque parte de su adolescencia transcurrió en Palma Soriano, y siendo aún muy joven, pasa a vivir a la capital provincial.
Una vez en Santiago de Cuba comienza a poner en práctica los conocimientos musicales llegados a través de su madre, Engracia Castillo Griñant, una reconocida profesora de piano, ya que interrumpió sus estudios en el Instituto de Segunda Enseñanza (Bachillerato) para dedicarse por completo a la música, su razón de ser.
La creación de los Tambores de Oriente en 1960, que luego tomó el nombre de los Tambores de Bonne consagró su talento musical. Tener que dirigir alrededor de 50 percusionistas, y en ocasiones hasta más, guiados por una batuta especial, una penca de yarey, no fue tarea fácil, pero si muy majestuosa.
Los espectáculos que ofreció en los carnavales de La Habana - donde debutaron en 1962-, Santiago de Cuba, San Luis, Guantánamo, Holguín, Camagüey, Santa Clara, en festivales de Varadero y hasta Colombia en el año 1997, fueron verdaderos fenómenos -sin precedentes- en el ámbito de la percusión cubana.
Enrique no solamente demostró tener talento para la música, sino que llevó su creatividad también a la radio y la televisión santiaguera donde laboró como director de programas, locutor y realizó múltiples tareas por casi veinte años.
Tiene además el mérito de haber formado una bella familia, que ha heredado su talento musical. Tal es el caso de su hijo Angelito Bonne quien ya goza de merecida fama.
Figuras como Lola Flores, Luis Carbonell, Caridad Hierrezuelo, Rosita Fornés, Elena Burke, Farah María y Alden Night, entre otros, han interpretado sus composiciones que también han trascendido las fronteras nacionales en la voz de Celia Cruz, Tito Puente y Willy Chirino.
Todavía este compositor de la música popular cubana está entre nosotros y anhela poder crear una obra musical para los niños.
Enrique Bonne se caracteriza por ser sencillo, humano, comunicativo, alegre… réplica fiel del santiaguero. Aunque ha manifestado "me siento cubano desde los pies hasta la cabeza, que es en definitiva lo que me sostiene: ser cubano".
Las generaciones más viejas no olvidan los inigualables espectáculos de Enrique Bonne y sus tambores que lo han hecho merecedor de varios premios entre los que sobresalen: 50 Aniversario de la EGREM por la trayectoria artística de toda la vida, la Distinción por la Cultura Nacional, las placas José María Heredia, ICRT y el Sello de Laureado.




