Cosechando y preparando las hojas del habano

26 de Febrero de 2014 9:25pm
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El sol tropical calienta mientras los campesinos arrancan las hojas de las plantas de tabaco en una finca de Cuba, etapa preliminar en la producción de habanos, un lucrativo negocio global con ventas de casi 450 millones de dólares anuales.

“Aquí está el mejor macizo tabacalero del mundo”, dice Francisco José Prieto, presidente de una cooperativa que cultiva tabaco en la finca “Valle”, en la región de Vuelta Abajo, ubicada en el extremo oeste de la isla y considerada la cuna de los habanos.

Los participantes en el XVI Festival del Habano visitaron el martes esta finca de 4,5 hectáreas, donde sus 24 trabajadores cosechaban las hojas de tabaco, que son sometidas a procesos de secado, clasificación y fermentación, antes de convertirlas en cigarros destinados a la exportación.

Miles de hombres y mujeres de Pinar del Río -la provincia más occidental de Cuba- se ganan la vida en el negocio del tabaco, planta que se cultiva en la isla desde antes de la llegada de los conquistadores españoles hace cinco siglos.

“Mi familia se ha dedicado al tabaco toda la vida, mis padres, mis abuelos, mis bisabuelos”, dice Prieto, cuya cooperativa “Tomás Valdés” cultiva 50 fincas en los campos de San Juan y Martínez, un municipio de 45.000 habitantes.

Los habanos, con ventas de 447 millones de dólares en 2013, 8% más que el año anterior, son el segundo producto de exportación de Cuba después del níquel.

Son comercializados en el mundo por Habanos S.A., una empresa mixta creada hace dos décadas por el Estado cubano y la franco-española Altadis. Esta última fue adquirida en 2008 por el grupo británico Imperial Tobacco.

En la apertura del Festival el lunes, la empresa declaró que el negocio de los habanos gozaba de “buena salud”, a pesar de las leyes restrictivas en muchos países y de la crisis económica en Europa, su principal mercado.

El proceso productivo comienza con el esfuerzo y sudor de humildes campesinos de Pinar del Río, meses antes de que las cajas de puros lleguen a las vidrieras de lujosas tiendas en todo el mundo, salvo Estados Unidos, ya que lo prohíbe el embargo vigente desde 1962 sobre la isla.

“Manualmente se hace todo el proceso de la hoja acá”, destaca Leyda Alvarez González, directora de preindustria de Habanos S.A.

Después de la siembra en noviembre, hay que esperar unos 120 días antes de que las hojas estén maduras para ser cosechadas. Luego son secadas durante 45 días y después son clasificadas por trabajadoras mujeres.

“Nosotros clasificamos al tabaco por calidades, tenemos de primera, de segunda, de tercera, de cuarta, de quinta y de sexta calidad”, explica Celeste Muñoz Fernández, que ejerce este oficio desde hace 17 años.

Las de menor calidad se destinan al mercado nacional.

Una vez clasificadas, las hojas son mojadas para ser puestas a fermentar por 21 días.

Recién entonces las hojas de tabaco están listas para ser “torcidas”, es decir, para ser convertidas en lujosos cigarros -Habanos S.A comercializa 27 marcas con distintos formatos-, que son vendidos principalmente en España, Francia, China, Alemania, Suiza, Líbano y Emiratos Árabes Unidos, además de Cuba.

“¿Qué hace tan bueno al tabaco en Cuba? Yo creo que Dios decidió que fuese aquí, pero fundamentalmente depende mucho del clima”, indica Prieto, quien afirma que el proceso de fermentación del tabaco “es como el del queso o como el vino”.

(Fuente: AFP)
 

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