Con sancocho y carnaval celebran el 2015 en Colombia
Con el tradicional sancocho, miles de familias colombianas celebraron el comienzo del nuevo año en plena calle, una costumbre con mayor arraigo hoy entre los antioqueños.
El típico caldo, elaborado sobre brasas de carbón en una gran cacerola, tiene como ingredientes una o varias gallinas criollas, junto a otras carnes, además de plátano, yuca, papa, ñame y mazorca, una mezcla que se cuece por lo general al aire libre, rodeada de varias generaciones de una misma estirpe.
Siempre en enero preparamos ese manjar para hijos, nietos, sobrinos e incluso vecinos, la fiesta, el abrazo humano alrededor de la olla es su verdadero motivo, explican pobladores de Medellín, capital departamental, a los recién llegados.
Más que un acto culinario -afirman-, se trata de una invitación al encuentro, a la tolerancia y a la convivencia entre los paisas o pobladores de Antioquia.
Con ese vocablo son identificados además los residentes en Caldas, Risaralda y Quindío, que conforman el eje cafetero, además de los tolimenses.
El sancocho es uno de los platos más populares de Colombia y se consume principalmente a la hora del almuerzo.
Conocedores atestiguan que ese caldo espeso parece tener entre sus orígenes o influencias al ajiaco taíno, el cocido español y los estofados irlandés, danés, alemán, italiano y francés.
Mientras en Antioquia festejan la llegada de 2015 con esa suerte de sopa hecha con carnes, tubérculos, verduras y condimentos, en Pasto -Nariño- bailan al compás de los ritmos de su Carnaval de negros y blancos, patrimonio mundial.
La parranda, que data de varios siglos atrás, fue reinstaurada en 1834 tras su prohibición por las autoridades coloniales españolas.
Unos nueve mil artistas, entre músicos, danzantes, muñecones y actores sobre zancos, participan en el jolgorio, iniciado el viernes último y que finalizará a mediados de la próxima semana.
Carrozas y comparsas animan la fiesta en la sureña demarcación, cuyo pueblo se prepara 12 meses para el espectáculo.
Entre sus principales atractivos sobresale el colectivo coreográfico Indoamericanto, que interpreta piezas folclóricas de Los Andes, la Amazonía y el Pacífico, entre ellas las sayas afrobolivianas, los sanjuanitos ecuatorianos, pasacalles españoles y el bambuco colombiano.
Antiguas quenas, redoblantes y bombos, figuran entre la lista de instrumentos, los cuales añaden colorido al festejo, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
En tanto, en Ocaña, Norte de Santander, inician cada enero con un jolgorio carnavalesco similar, distinguido por sus bailes y disfraces.
Previo a la llegada de año nuevo, no faltaron agüeros en las casas colombianas, uno de ellos, común también en algunos países caribeños, fue la vuelta a la manzana acompañado de una maleta, así como la quema de un muñeco viejo.
En la región caribeña muchas personas prefirieron incinerar a un peculiar engendro de tela, metáfora del virus del chikungunya, con el deseo de desterrar esa dolencia que afectó hasta la fecha a más de 70 000 colombianos.
La iniciativa fue visible en los departamentos de Bolívar, Magdalena, La Guajira y El Cesar, con elevadas cifras de contagiados.
Adiós chikungunya, Por acá no vuelvas, rezaron algunos de los letreros, asidos a la cabeza de los curiosos personajes rellenos con todo tipo de recortes.




