Organización de Turismo del Caribe advierte sobre amenazas que plantean desastres naturales al sector en la región

13 de Agosto de 2012 5:51pm
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Organización de Turismo del Caribe advierte sobre amenazas que plantean desastres naturales al sector en la región

Los destinos caribeños deben trabajar más en su capacidad institucional y en la gestión de sistemas para el manejo de los riesgos de desastres naturales y la adaptación al cambio climático, advirtió un experto durante una reunión sobre la iniciativa regional para hacer frente a esos fenómenos en el sector turístico.

Gail Henry, especialista en turismo sostenible de la Organización de Turismo del Caribe (Caribbean Tourism Organization, CTO), hizo la advertencia durante la primera reunión del Sistema Regional de Monitoreo y Evaluación para el Manejo de Riesgos de Desastres y Adaptación al Cambio Climático en el Sector Turístico en el Caribe (Regional Monitoring and Evaluation System for Disaster Risk Management and Climate Change Adaptation in the Tourism Sector in the Caribbean, DRM- CCA).

“La CTO aprecia el interés más amplio en esta fase del proyecto DRM-CCA como relevante y oportuno, porque la región está ya experimentando efectos como las temperaturas más cálidas, lluvias inusuales y pérdida de biodiversidad”, dijo la experta a los asistentes al evento en Kingston, patrocinado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Agencia Caribeña para el Manejo de Desastres y Emergencias (Caribbean Disaster and Emergency Management Agency).

Señaló que cuando los turistas deciden viajar a un destino no deciden sólo con base en el costo del boleto aéreo, hotel y bienes y servicios en el destino, así como proximidad, oferta de atracciones y actividades y otros parámetros, sino que la estabilidad y la seguridad se convierten en un factor cada vez más determinante en el proceso de decisión.

“¿Desearían los turistas potenciales viajar a un destino que no es percibido como seguro? ¿Viajarían durante la temporada ciclónica? ¿Viajarían a un destino afectado recientemente por un desastre natural? ¿Qué seguridad podemos darles de que nuestro destino está preparado para afrontar competitivamente la ocurrencia de eventos naturales y recuperarse rápidamente de sus consecuencias?”, preguntó.

También lanzó otras interrogantes, entre ellas qué pasaría si la región pierde los activos turísticos que mercadea debido a más altas temperaturas, eventos naturales extremos como inundaciones o sequía severa, huracanes, exceso de tormentas… “Esas son consideraciones que las autoridades de turismo deben incluir en sus proyectos y previsiones para un desarrollo sostenible de la industria en un entorno de negocios no usual”, dijo la experta.

Cuando ocurre un desastre natural, los destinos afrontan declives en los flujos de turistas, en los ingresos por ese concepto e ingresos por negocios; cierres de empresas y pérdida de empleos debido a la baja en las visitas turísticas, que se traduce en una baja económica. La caída en la disponibilidad de fondos de los nacionales, a su vez, causa una ralentización en otros sectores y negocios, y se afectan también los flujos fiscales de los gobiernos.

En ese escenario, Henry subrayó que la mejor vía, en lugar de sufrir esos impactos negativos, es “minimizar las pérdidas de vidas humanas, las afectaciones en medios de sustento y propiedades, el declive económico y la imagen negativa de los destinos caribeños, desarrollando su capacidad institucional y los sistemas de manejo de desastres naturales y de adaptación al cambio climático”.

Recordó los daños dejados, tanto en términos de turismo como socio-económico en general, por tsunamis, terremotos, actividad volcánica, huracanes e inundaciones severas en países del Caribe y también en Estados Unidos, México, Chile, Japón, Tailandia, Indonesia, India y otras naciones. “Destinos como Nueva Orleáns han atravesado largos períodos de recuperación, mientras que otros no han logrado recuperarse”.

Aunque la CTO ha estimulado que donantes y agencias de desarrollo internacionales aumenten su apoyo a la capacidad regional ante estos eventos, “quizás es tiempo de desarrollar un mecanismo de financiamiento sostenible dentro de la propia región”, consideró.

Además, es necesario que tanto agencias regionales como nacionales desarrollen relaciones más estrechas no sólo entre sí, sino además con la comunidad de donantes y con instituciones académicas y otras, buscando reducir la brecha entre investigación científica, decisiones políticas y desarrollo de herramientas y sistemas prácticos para afrontar la gestión de riesgos de desastres y la adaptación al cambio climático.

Un estudio conjunto del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el World Wildlife Fund (WWF), presentado durante Río+20, señala que Latinoamérica y el Caribe deberán afrontar daños anuales del orden de los 100 mil millones de dólares hacia 2050 debido a la reducción de producciones agrícolas, derretimiento de glaciares, inundaciones, sequías y otros eventos debidos al calentamiento global.

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