El contexto macroeconómico y de sostenibilidad condiciona el futuro del turismo iberoamericano
El panorama turístico en Iberoamérica mantiene un tono optimista en 2025, pero enfrenta un entorno cada vez más desafiante. Un reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte que el crecimiento económico de América Latina y el Caribe se moderará al 2,4 % en 2025 y al 2,3 % en 2026, lo que podría impactar la capacidad de gasto de los viajeros, la inversión en el sector turístico y el desarrollo de proyectos de infraestructura clave para la región.
La desaceleración económica se combina con un contexto global de incertidumbre financiera, inflación persistente y mayores costos operativos para aerolíneas, hoteles y operadores. Esto obliga a los destinos y empresas a replantear sus estrategias, priorizando la eficiencia, la innovación tecnológica y la diversificación de mercados emisores. Muchos expertos coinciden en que el turismo iberoamericano deberá volverse más resiliente y adaptable para mantener su competitividad en un escenario económico más ajustado.
A este panorama se suma el creciente peso de la sostenibilidad como eje estratégico. Los destinos más visitados enfrentan presiones por la saturación turística, el uso intensivo de recursos naturales y la necesidad de ofrecer experiencias responsables que respondan a las nuevas expectativas de los viajeros. Las políticas de gestión ambiental, los impuestos verdes y las certificaciones sostenibles se consolidan como instrumentos clave para equilibrar crecimiento y conservación.
Las organizaciones internacionales de turismo y los gobiernos de la región coinciden en que la industria debe avanzar hacia un modelo más consciente y regenerativo. No basta con atraer más visitantes: se trata de garantizar que el impacto económico sea inclusivo, que las comunidades locales participen activamente y que los ecosistemas turísticos mantengan su equilibrio a largo plazo.
En este sentido, la cooperación público-privada y la planificación estratégica serán fundamentales para sostener el dinamismo del sector. La adopción de energías limpias, la digitalización de procesos y el impulso de productos turísticos con valor cultural y ambiental son algunas de las líneas de acción que marcan el futuro inmediato.
En definitiva, el turismo iberoamericano encara una etapa de crecimiento con conciencia. La calidad, la inclusión, la sostenibilidad y la estabilidad macroeconómica serán factores determinantes para su éxito a mediano y largo plazo. La clave, según los analistas, será mantener el equilibrio entre rentabilidad y responsabilidad, asegurando que el progreso turístico no comprometa el futuro de las próximas generaciones.




