Hazaña naútica une a Cayo Hueso y La Habana en tiempo récord
El alemán Roger Klüh impuso récord de velocidad al recorrer los 145 kilómetros que separan a Cayo Hueso, Estados Unidos, y La Habana, Cuba, en una hora y 45 minutos, en un viaje considerado como simbólico ya que viene a "unir a las dos orillas" justo después que ambas naciones restablecieran relaciones diplomáticas el pasado 20 de julio.
A causa de unas averías en la lancha Apache Star en la que viajó, el piloto alemán no pudo lograr su objetivo inicial de hacer el trayecto en más menos una hora.
Hasta hoy la marca mundial estaba fijada en seis horas y 23 minutos, lograda por el estadounidense Forrest Johnson en 1958, durante una carrera de lanchas rápidas entre Miami y La Habana.
La Apache Star, una lancha rápida de 50 pies que alcanza una velocidad de 115 kilómetros por hora, tuvo dificultades para avanzar debido a un fallo en el motor, la rotura de unas mangueras y eventualmente perdió la comunicación con tierra, lo cual influyó en la demora del viaje, comentó Klüh a la prensa a su llegada.
El alemán fue recibido a la entrada de la bahía habanera por miles de curiosos que no quisieron perderse el momento en que el piloto, que cumple este sábado 50 años, batiera la marca impuesta por Johnson.
En la Apache Star, perteneciente a la empresa norteamericana Fort Myers, también viajaron el jefe de navegación, el francés Damien Sauvage, el copiloto y propietario de los astilleros Apache, Mark Mc Manus, y el mecánico John Pompi, ambos estadounidenses.
Klüh anunció hace días que esta hazaña es un símbolo de la amistad que siempre primará entre las comunidades náuticas y los pueblos de Estados Unidos y Cuba.
La novia de Klüh, Coco Tursie, destacó a la prensa que su pareja lleva tres años preparándose para este recorrido, el cual siempre ha deseado completar.
Klüh, exjugador profesional de hockey sobre hielo y amante de los deportes extremos, es actualmente empresario y amante de la motonáutica.
Las carreras desde La Florida a Cuba en lanchas a motor comenzaron en 1922, cuando el estadounidense Gard Word efectuó la travesía en nueve horas y 23 minutos, en la embarcación Lobo Plateado, de 50 pies de eslora.