El metaverso necesita algunos ajustes para conseguir la aceptación
Redacción Caribbean News Digital
La sociedad en general ha pasado gran parte de los dos últimos años en una burbuja virtual, conectándose a través de servicios de vídeo como Zoom con amigos, familiares, colegas y otros.
Un cambio tan grande en las comunicaciones, de lo presencial a lo digital, sirvió para un propósito importante durante una pandemia en la que la sola idea de mezclarse con otras personas era peligrosa.
Esto también coincidió, como todos sabemos, con una rápida y masiva reducción de los servicios de viaje, desde los vuelos hasta las pernoctaciones y las actividades, lo que convirtió al sector de los viajes en uno que sólo podía inspirar a la gente sobre lugares cercanos y lejanos.
Ha habido algunos ejemplos excelentes (me viene a la mente LocalPurse) de marcas que crearon servicios de viajes virtuales con prioridad digital. Algunos podrían argumentar que la vida útil de estas herramientas es algo limitada.
Si la ya manida frase de la "demanda acumulada" es cierta, en relación con la recuperación de los viajes, entonces el deseo de los consumidores de seguir utilizando cualquier servicio virtual o digital a expensas de un viaje REAL parece bastante cuestionable.
Obviamente, esta es la situación a corto plazo y, probablemente, muchas marcas argumentarán que continúe durante los próximos años.
El metaverso, por lo tanto, parece estar en desacuerdo con el zeitgeist y con una distancia considerable hacia el futuro. Así como todo lo virtual parece no ser algo particularmente agradable, incluso en los últimos años, otros tienen una idea diferente.
Tal vez piensen más en la próxima generación de consumidores y viajeros, aquellos que a pesar de la relajación de las restricciones presenciales siguen pegados a sus pantallas.
El metaverso podría ser la próxima forma en que la gente viva y se comunique en sus mundos virtuales, pero el concepto podría necesitar algo más que la promesa de mostrar un destino o servicio para que realmente sustituya a los placeres físicos que puede proporcionar el viaje.