La Cámara Uruguaya de Turismo celebró sus 20 años y homenajeó a Mario Amestoy
El 22 de mayo de 1993 se fundó la Cámara Uruguaya de Turismo, por iniciativa de 5 agremiaciones: la Asociación de Hoteles y Restaurantes del Uruguay (AHRU), la Asociación Nacional de Empresas de Transporte Carretero por Autobús (ANETRA), la Asociación de Arrendadoras de Autos sin Chofer (ASARA), la Cámara Hotelera y Turística del Uruguay (CIHTU) y el Centro de Hoteles de Punta del Este (CHPE). También se integró al poco tiempo la Asociación Uruguaya de Agencias de Viajes (AUDAVI).
Precisamente, el pasado martes 19, la CAMTUR celebró sus 20 años de actividad en la nueva sede de Requena 1069 bis, en la ciudad de Montevideo. La casa quedó chica entonces para recibir a autoridades nacionales y departamentales, a integrantes de la comisión directiva, a socios y a instituciones amigas del turismo.
Es que no sólo se festejaba ese aniversario, sino que la ocasión fue propicia para homenajear a quien fuera Fundador y Presidente de la institución, Mario Amestoy Dufour. En ese marco, se le dio su nombre al salón principal de la sede de la Cámara y se descubrió una placa recordatoria de esta figura clave dentro del desarrollo turístico de Uruguay.
Tal convocatoria hizo que la celebración se convirtiera en una reunión muy especial. La emoción ganó a varios oradores, y nos contagió a todos los presentes, sobre todo a su familia: a Gladys, su esposa, a su hijo Claudio (Alejandro no pudo llegar a Montevideo), a su nieta Lucía y a los amigos de siempre.
El presidente de la Cámara, Luís Borsari cedió la palabra a dos socios fundadores: Walter Sobrero y Julio Berges. También a Augusto Victorica y a Álvaro Gimeno (quien se formó con Amestoy desde muy joven), y por último al ministro interino de Deporte y Turismo, Antonio Carámbula.
En un clima muy emotivo, muy íntimo, todos tuvieron palabras de elogio y recordaron anécdotas sobre Mario Amestoy. Se habló del hombre de turismo, de la persona generosa, del amigo, del maestro, del referente, del consejero, del gremialista, del directivo, así como de su paso por todos los sectores del turismo, de su actividad política como diputado y Ministro, y de su presidencia de la COTAL.
Se refirieron a él como conductor, aglutinador, con gran carisma, que siempre decía las cosas de frente, y hablaron de su firmeza, de su fina ironía, de su inteligencia. Se recordó que se repuso de varios golpes, que tuvo que empezar de nuevo y se levantó con la misma fuerza de siempre.
Destacaron que siempre estaba dispuesto a dar una mano a los amigos, pero que priorizaba a su familia por sobre todas las cosas. Y un poco en broma se habló del “Pelado”, de su carácter, de que renegó, peleó, fue muy cabeza dura; era su forma de luchar, con la que llegó a ser un gran empresario, a puestos importantes, a cumplir roles fundamentales en apoyo al sector, siempre buscando el beneficio del país.
“Mario nos enseñó la cultura del turismo, la cultura gremial, la ética, la moral. No desapareció, ya que su nos dejó su huella. Él se ocupaba y ocupaba lugares, y hoy los sigue ocupando”, fue la reflexión de Álvaro Gimeno. “Trascendió en nuestras vidas, nos dejó marcado un camino”, añadió, y pidió un minuto de silencio “para sentir el corazón donde anida”, en uno de los momentos más emotivos de la noche.
Borsari leyó saludos de varios amigos que no pudieron llegar al homenaje, que sumaron más sonrisas y aplausos. Recuerdo algunas frases: se dijo que generosamente brindaba “consultas gratuitas”, que fue la “esencia del turismo”, que “el espíritu de Amestoy debe unirnos”, que “el Pelado está en nuestros corazones con la marca indeleble de los grandes hombres”.
Al cierre de la parte oratoria, Antonio Carámbula, como ministro Interino, excusó a la Ministra (en uso de licencia) y también emocionado, dijo que se estaban celebrando los 20 años de la Cámara en la casa nueva, “pero que no se entendería no celebrar a Mario”.
El propio ministro procedió a descubrir una sencilla placa de bronce con la leyenda “Sala Mario Amestoy Dufour”. Gladys, su compañera de vida, expresó entonces: “siempre peleándola juntos, fueron 58 años de gran felicidad”. Y estalló el aplauso en homenaje a un gran hombre, a una de las personalidades más importantes de la actividad turística de los últimos 50 años en Uruguay, que nos dejó el 1 de julio del 2012, pero que sin duda estará con nosotros para siempre.




