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Jan Vanheleinyn, Gerente de la Hacienda San José, en Yucatán, México

26 de Octubre de 2009 11:01pm
godking
Jan Vanheleinyn, Gerente de la Hacienda San José, en Yucatán, México

Quien va conociendo Yucatán se admira de su diversidad y encanto. En este viaje tuvimos por primera vez la oportunidad de salir de Cancún y la Riviera Maya, ya que al fin contamos con el tiempo de disfrutar más de unos días, después de una conferencia o un evento de turismo. Es entonces cuando nos sentimos afortunados de haber escogido este oficio que no nos hizo ricos, pero que ahora que tenemos más tiempo y tranquilidad, permite ahondar en lo que nos interesa (léase turismo sostenible), y aprovechar las muchas oportunidades que la industria brinda a los escritores de turismo.

Gracias a la gente del Westin Cancún, y en especial de Yuliana Ferreira, la gerente de ventas, logramos hacer el puente con la submarca Luxury Collection de Starwood (http://www.thehaciendas.com/), que maneja varias haciendas de ensueño en Yucatán. Y también conocimos de pasada a otra de ellas, la Hacienda Temozón, más famosa que la Hacienda San José de Cholul en la que estuvimos tres días.

La Hacienda Temozón es hermosa, majestuosa e imponente, pero dos días con sus noches nos inclinaron a pensar que la Hacienda San José de Cholul (San José por el santo católico y Cholul es la denominación maya), está en el primer o el segundo lugar entre estas instalaciones, porque resulta casi inconcebible que se pueda estar más cerca del paraíso. Solo faltaban los ángeles, arcángeles y querubines paseándose por los jardines…!

Para llegar, tomamos una larga carretera, no siempre en tan buen estado como las de la Riviera Maya, y atravesamos pueblos y pueblecitos, y hasta nos perdimos en el intento. Llegamos al atardecer, provenientes de la ciudad de Mérida. Starwood es conocido en todo el mundo por sus Westins, Sheratons, y por su Luxury Collection de solo 80 exclusivas propiedades. La mayoría de ellas son pequeñas o medianas (solo hay una de 200 habitaciones), y son un “signature” muy famoso en el turismo de lujo, no solo por el lujo en sí y por la esmerada atención al cliente, sino por ser fieles exponentes de la cultura de donde encuentran ubicadas. Es allí donde radica la fortaleza de la submarca.

En el caso de las haciendas de Yucatán, estas son parte del prestigioso World Heritage Alliance, lo que garantiza que son 100% yucatecas y que promueven el turismo sostenible. No es entonces como ir a un Westin o un Sheratton en cualquiera de las islas del Caribe, sino una vivencia que te transporta varios siglos atrás, pero con Wi-Fi asegurado en cada habitación, lo que es imprescindible hoy en día.

“Imposible abandonarlo con indiferencia”, se lee en las crónicas de Desiree Charnay que datan de 1860, cuando se refiere a la Península de Yucatán. Y es que esta hacienda fue construida en tiempos remotos y conserva los tesoros más valiosos de la cultura maya, despertando la imaginación de soñadores y aventureros. Desde que se arriba a ella se puede apreciar que en cada detalle de la restauración se respetan las características del lugar y se hace patente el rescate de las técnicas de construcción maya. La oficina del gerente es una casa maya, y cuenta con su propia piscina circundada por las tapias de la época.

“La Hacienda San José cuenta con once amplias, clásicas y elegantes habitaciones”, así nos lo informa el joven y despierto gerente residente Jan Vanheilenyn, de nacionalidad belga. Añade orgulloso que cada una tiene un elemento singular que la vuelve única. Con él conversamos saboreando un delicioso jugo de naranja con chaya y miel, en el bello restaurante colonial estratégicamente ubicado en la propiedad, y rodeado de una exuberante y cuidada masa vegetal.

¿Quiénes vienen hasta acá lo hacen para descansar y disfrutar en un ambiente tan bucólico?

-Nuestros huéspedes hacen una combinación: vienen aquí para descansar, pero también para explorar la región. Mucha gente no sabe que Yucatán es más grande que la Riviera Maya, y que hay mucho más que Cancún, Tulum y Playa del Carmen en la región yucateca, que hay muchas cosas más que descubrir. Lamentablemente muchos turistas solo llegan a Chichén Itzá y se pierden esto…

Una de las grandes ventajas de estar ubicados aquí es que están muy cerca de esa maravilla del mundo que es Chichén Itzá.

-A solo una hora y media. Muchos de nuestros huéspedes van a Chichén Itzá y vienen a dormir acá. Y estamos ubicados a 45 minutos de Mérida, así que por donde mires, y a pesar de lo aislados que estamos, contamos con una ubicación privilegiada para quien cuenta con el tiempo y el dinero para disfrutarlo.

¿Esto se llamaría Costa Maya? Porque la Riviera Maya es Playa del Carmen, Tulum…

-Esto es más Yucatán-Quintana Roo. Al turista que viene para acá les gusta mucho ir a Mérida, o vienen desde esa ciudad, famosa por su cultura. Hacen sus tours con nosotros, porque también contamos con chóferes de primera que conocen bien toda la región y los llevan a Chichén Itzá, Mérida, como también a otros lugares que son muy bonitos, pero que están muy escondidos. Tenemos en la zona cenotes impresionantes, pero también te digo que tienes que cruzar varios de los pueblos para llegar hasta ellos.

Según el Trip Advisor ustedes están en los primeros lugares de la región.

-Sí. Creo que por tener un impacto mínimo a nivel ambiental y contribuir con la comunidad como lo hacemos, estamos como quien dice con el cielo ganado con los “responsible travellers”, que afortunadamente cada día son más. Ahora el turista quiere ver cómo vive la gente y también como el hotel donde se hospeda contribuye con su entorno social. Y aquí radica la belleza, más allá de la belleza de nuestras haciendas. En nuestro caso estamos más alejados que las otras, y aunque la artesanía que aquí se vende está manejada por la misma Fundación, nuestros talleres no están aquí sino en el pueblo más cercano que es Izamal. En el caso de las otras haciendas, Temozón, Santa Rosa y Uayamón es diferente, porque están ubicadas en el centro del pueblo, por lo que los talleres de bordado, henequén, etc, se encuentran dentro de ellas.

Y para terminar de contestar tu pregunta Yndiana, sí. Sobre todo ahora hay muchos hoteles donde el huésped paga 30 ó 40 dólares por noche, pero ese es otro tipo de mercado. En el segmento de lujo sí estamos en los primeros lugares a nivel mundial. Nosotros queremos no solo dar el mejor servicio y tratar a nuestros huéspedes como ellos se lo merecen, sino que conozcan a fondo cómo se vive y la historia de estos bellos parajes.

¿Cómo hacen para no tener tantos mosquitos aquí? Hemos montado en bicicleta y llegado a un poblado, descansamos entre los árboles milenarios, caminamos por senderos, y nada, ni una picadura.

-Es un milagro, porque recuerdo que el año pasado había mosquitos, como en toda la región. Depende también mucho de las lluvias, pues este año infelizmente no ha llovido mucho.

Háblenos de sus huéspedes, porque deben ser muy especiales…y pudientes! Me siento como “rica y famosa” al estar aquí…

-Hay muchos huéspedes que vienen de grandes ciudades, como por ejemplo Nueva York. Ellos viven en la ciudad más loca, la más sincopada, la más estresada del mundo; y nos dicen que es impresionante entonces caer en el sitio más relajado y tranquilo del planeta. De eso se trata. De que el mundo se detenga y se sienta la paz, la quietud. Muchos clientes después de haber experimentado lo que es esto se proponen a hacer el viaje y pernoctar incluso en las otras propiedades del Luxury Collection, porque cada hacienda está ubicada estratégicamente y tiene su propio encanto. Nosotros tenemos Mérida y Chichén Itzá muy cerca, Campeche está en la ciudad de Campeche, y así...

Por favor háblame de las diferencias con otro tipo de turismo, más playero.

-Sí. Yucatán se quiere distanciar un poco de lo que es eso, sol, playa y arena nada más. Aquí le llaman “la locura de la Riviera Maya”, porque la vida es completamente diferente, y la misma población local de Yucatán no quiere que pase lo que está pasando allá. Antes, en la Riviera Maya y en Cancún tú veías lo mismo que hay aquí: eran pueblos pequeños, había hoteles pequeños, y un estilo de vida más sosegado. Ahora casi que toda la región se convirtió en algo enorme y a veces exageradamente comercial, aunque hay sus excepciones. Aquí estamos, como también en Mérida, tratando de que no nos llegue esa influencia. Necesitamos que nuestros visitantes nos ayuden a preservar tantos tesoros, y lo hacen de buen grado. Ellos compran las artesanías y pagan lo que valen, porque son de primera categoría. Y también pagan lo que cuesta pernoctar aquí.

¿Cuánto es?

-En temporada baja nuestras habitaciones comienzan por 350 dólares. Te confieso que a comienzos de año, con la mala propaganda de la supuesta influeza, nos vimos bastante mal en cuanto a la ocupación de la hacienda. Pero ya estamos recuperándonos y las reservaciones van “in crescendo”. En vez de botar gente, como somos pocos, decidimos restaurar los senderos, que eran todos de tierra. Y en una hacienda como esta en la que todo es tan antiguo te imaginaras como hay que estar encima de todo, de la madera del mobiliario, de los pisos…Entonces hemos aprovechado para remozar al máximo los espacios.

¿Mérida y sus alrededores son seguros?

-Muy seguros. Si no, no te hubiera dicho que te fueras en bicicleta fuera de la hacienda. Y viste que te perdiste y llegaste a las tres horas como si nada, un poco insolada, jajaja. Por acá la gente es buena, muy buena. Tenemos muchos turistas que vienen de México en coche, llegan por Campeche, van a Mérida y tienen su vuelo de salida por Cancún. Tienen que manejar de noche, y a veces nos llaman inquiriendo sobre la seguridad de las vías porque se preocupan pensando que puede ser peligroso, como lo es viajar de noche en casi toda ciudad latinoamericana. Nosotros les decimos que en Yucatán sí se puede manejar de noche. Yucatán trata en esto de ser diferente a otras zonas de México, aunque estamos muy orgullosos de la herencia mexicana. Aquí contamos con mucha seguridad y tranquilidad. Si no, pregúntale a Sting! ¿Viste que te pusimos en la misma habitación que el ocupó?

¿Ustedes son parte del Green Globe?

-El Green Globe es un programa de “benchmarking”, excelente, y que nos incentiva muchísimo como hoteleros. Contar con su certificación es un orgullo para nosotros. Hicimos un recorrido con ellos, y nos dijeron los puntos en los que tenemos que trabajar ahora, como poner lámparas ahorradoras de energía y otros detalles. También debemos incorporar un nuevo restaurante, pero somos Green Globe!

También que se apague automáticamente el aire acondicionado cuando los huéspedes salgan de las habitaciones es otra medida de ahorro de energía…

-Eso es algo que es muy difícil para nosotros. Tendríamos que poner sensores, lo que nos resulta muy oneroso. Nosotros ponemos las tarjetas informativas y les advertimos a los huéspedes sobre que hay que hacerlo. Y muchos colaboran con esto; con el tema de las toallas, etc. Nuestros clientes son inteligentes y sensibles.

¿De dónde viene el agua de acá?

-Viene de pozos, de cenotes, es purísima.

Cuéntame más de sostenibilidad…

-Nosotros reciclamos todo el plástico, lata, residuos. Tenemos nuestros huertos donde cosechamos naranjas, toronjas, limones, tenemos sábila también. Practicamos un ecoturismo muy completo con aquellos huéspedes que entiendan que lo que ahorren ahora beneficiará a sus hijos, y que nos quieran acompañar en ese concepto.

A modo de punto final

Así pues concluyó la entrevista con Jan Vanheleinyn, quien nos comentó que comenzó a trabajar en hotelería y gastronomía a la tierna edad de 12 años en su Bélgica natal. Se siente orgulloso de la corporación a la que representa y se la pasa conferenciando a través de Internet con sus colegas en todo el mundo, intercambiando ideas y comunicando resultados.

Y me fui entonces a aprovechar el tiempo, pero de otra forma.., bañándome en la misma piscina privada que lo hizo Sting; durmiendo en la misma cama que lo hizo Sting.., sin Sting, pero en buena compañía.

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