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Industria de vacaciones en alta mar vive un período de gigantismo

19 de Marzo de 2007 11:13am
godking

Estados Unidos. La industria de vacaciones en alta mar atraviesa una etapa de "gigantismo" que ha impactado tanto a los cruceros de pasajeros como a los yates de lujo, cada vez más grandes, y que comienza a preocupar a gerentes de puertos que intentan lidiar con la muchedumbre. En alta mar los clientes están exigiendo vacaciones a lo grande, más restaurantes, paredes para escalar, pistas de patinaje sobre hielo, parques acuáticos y piscinas para hacer surf.

Al cabo de esta década, en el 2009, la industria habrá visto el lanzamiento de tres barcos cruceros que en un período de cinco años destronaron a sus predecesores como los más grandes del mundo.

El más grande actualmente es el "Freedom of the Seas", de Royal Caribbean, lanzado en 2006, y el "Genesis", de la misma línea debutará en el 2009.

Este último, con capacidad para 5.400 pasajeros, dejará pequeño al "Freedom", con capacidad para 3.600 personas. Royal Caribbean planea construir un barco más tipo "Genesis", y otros dos similares al "Freedom".

"Si (las líneas) hacen dinero (con los megabarcos), van a ordenar más, créanme", dijo este miércoles Luis Ajamil, de la empresa de construcción BA, especializada en terminales de pasajeros, durante la convención Seatrade Cruise Shipping, la reunión de líneas de cruceros más importante del mundo.

La tendencia apura a los gerentes de puertos en todo el mundo, que intentan modernizar sus terminales para que el repentino descenso de miles de pasajeros no colapse sus ciudades, y deje las millonarias ganancias provenientes del turismo.

"Mega barcos para mega puertos por mega dinero, porque eso es lo que cuesta desarrollar cada uno (de los puertos) a través de los años", dijo el comisionado de turismo holandés de la isla caribeña de San Martín, Theo Heyliger.

La isla de 95 km2 (37 millas cuadradas), dividida en una parte francesa de 36.000 habitantes y una holandesa de 41.000, completó un moderno puerto en la capital holandesa, Philipsburg, en el 2000, e "inmediatamente comenzamos el diseño de una segunda instalación" para poder recibir a los megabarcos.

Si en un día llegan cuatro megacruceros al puerto "con unos 10.000 pasajeros (casi una tercera parte de la población de la ciudad) moviéndose, la congestión por carretera sería demasiado difícil de manejar", dijo Heyliger.

A esos fines ha tenido que extender servicios de autobuses y taxis acuáticos para sacar a los pasajeros de los barcos hacia la ciudad.

Bill Johnson, director del puerto de Miami, por donde pasaron 3,7 millones de pasajeros en 2006, dijo que modernizar sólo los terminales de pasajeros para manejar la demanda de los nuevos monstruos costaría 500 millones de dólares.

Sin embargo, los gerentes portuarios dijeron que son inversiones que se deben hacer para obtener ganancias. El puerto de Miami genera 1.600 millones de dólares anuales.

Los yates de lujo también se contagiaron con la misma fiebre, y los multimillonarios están exigiendo cada vez más "súper-yates", con un promedio de 50 metros de eslora y disponibles más o menos desde los 20 millones de dólares.

Este sector es distinto al de los cruceros y no tiene el mismo impacto en puertos, pero también acarrea problemas por su tamaño: escasez de constructores y de tripulantes.

De 87 yates de más de 30 metros de eslora ordenados a su empresa en 1998, la cifra aumentó a 435 en 2007, 100 de esos de más de 50 metros, dijo Francois Van Well, presidente de Feadship America, filial de un astillero holandés que construye súper-yates. Los trabajadores no dan abasto con la demanda, los tiempos de espera en promedio son tres años.

"Creo que frecuentemente es un asunto de ego...alguien allá afuera siempre quiere el más grande lo que sea", agregó Larry Pimentel, presidente de Seadream, una empresa de súper-yates que sirve a multimillonarios.

"La mayoría de nuestros huéspedes tienen sus propios yates (...) vienen a nosotros porque sus yates (...) no son lo suficientemente grandes cuando tienen una celebración importante" con familiares y amigos, dijo.

La tendencia a naves cada vez más grandes seguirá mientras los clientes lo pidan, dijo Giora Israel, vicepresidente de planificación estratégica de la línea Carnival, pero se trata de decisiones de negocios que no necesariamente cambiarán toda la industria.

"Estamos muy conscientes de las capacidades de los destinos", dijo Israel, "necesitamos crecer mediante evolución, un paso a la vez".

Si un puerto tiene capacidad para barcos menores "esas son la mayoría de las naves y en esa dirección va la mayoría de los negocios", agregó Israel, cuya línea es la más grande del mundo.

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