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Humberto Aranguren, Director del Centro de Convenciones Atlapa

18 de Abril de 2007 2:13pm
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Por: María Caridad González

El gobierno de Panamá y su instituto de turismo han decidido apostar muy en serio por una completa transformación del Centro de Convenciones Atlapa. Preparan así una de las infraestructuras más importantes para el futuro que se le avizora al turismo de eventos y congresos en este país. Atlapa cuenta desde este año con su propio presupuesto para funcionamiento e inversiones, lo que le permitirá realizar cambios profundos en su capacidad instalada y abrir caminos para proyectar mejor su gestión nacional e internacional

¿Qué funciones desarrolla usted en Atlapa?

-Desde el pasado mes de junio, y específicamente a partir de septiembre, estoy designado como el director del Centro de Convenciones Atlapa por parte del Ministro del Turismo. Esta es la función que estoy desarrollando en estos momentos, y me he comprometido a realizarla y llevarla a su nivel más alto.

¿Cuáles son sus principales compromisos con Atlapa?

-Más que compromisos personales, yo pudiera denominarlos como compromisos de Estado en función del Centro de Convenciones Atlapa, y aquí me gustaría hacer un pequeño recuento.

Atlapa es el primer centro de convenciones de Panamá desde el punto de vista arquitectónico, funcional, de diseño y todo lo demás. Es propiedad del Estado y está regido por el Instituto Panameño de Turismo. El Centro de Convenciones Atlapa fue construido a inicios de la década de los años 80, y tiene 26 años en estos momentos.

Como el centro es parte del Estado, y el Estado tiene la característica de no darle mucho mantenimiento oportuno a sus instalaciones, pues entonces el centro ha recibido esos efectos adversos y en sus 26 años de existencia se ha visto desmejorado físicamente. Me refiero a su infraestructura, al hecho de que no ha sido actualizado, no se le ha dado el debido mantenimiento, no se modernizó en términos del equipamiento que debe tener un centro de convenciones, y esta era una situación que estaba llegando a un punto de precariedad.

En vista de ello, la actual administración y especialmente el Ministro de Turismo, el Dr. Rubén Blades, tomó en consideración el apoyo que iba a brindar la Junta Directiva para comprometerse a darle un giro a esa situación. De ahí que los compromisos no sean de carácter personal, sino institucionales.

¿Existe entonces un proyecto con respecto al desarrollo inmediato del Centro de Convenciones?

-Así es. Tomando en cuenta varios estudios que se habían realizado en el transcurso del tiempo, se concluyó en agosto del año pasado un resumen que se le presentó a la Junta Directiva del IPAT (Instituto Panameño de Turismo), donde se planteó la situación, el antecedente, el estado actual de Atlapa, los efectos que estaba sufriendo el centro y se hizo una propuesta de cambio para transformar y hacer una reconversión del mismo.

Para esto, lógicamente, tuvo que haber un compromiso en términos monetarios y presupuestarios, porque toda reconversión implica una inversión o un gasto de bienes y servicios que se requieren para poner a punto al centro.

En agosto, la Junta Directiva determinó darle seguimiento y apoyo a esos compromisos y entonces lo fijamos en algunos pilares básicos. Primero, recuperar las áreas críticas del centro, físicamente hablando, y eso incluía el sistema de aire acondicionado, el alfombrado, los sistemas de seguridad y de prevención de incendios, la señalización y aspectos que tiene que ver con la ética y la vistosidad del centro, que estaba muy abandonada. Estamos en ese proceso.

La segunda columna de acción era entonces la reorganización administrativa de Atlapa, porque el mismo depende del IPAT. Tiene un presupuesto que es parte del IPAT. Con esa apertura, y la intención de tratar que el centro sea un poco independiente y dinámico, se le asignó por primera vez un presupuesto para el año 2007, tanto de funcionamiento como de inversiones, una cantidad sustancial de dinero que es la que a la segunda etapa nos va a llevar a hacer cambios más profundos, quizás sobre la capacidad instalada del centro y una serie de cosas que van a ser de más largo alcance y costo.

Entonces, era cambiar la organización, mejorar la parte física, y en tercer punto, que es por donde veo que ustedes pueden entrar a apoyarnos, es abrir “ventanas”, lograr espacios a nivel nacional, pero principalmente a nivel mundial para poder ver cómo lanzamos, cómo proyectamos el Centro de Convenciones Atlapa a través de distintos medios, portales, gente interesada, expertos en operaciones de centros de convenciones, para entonces unirnos y adoptar una nueva política de gestión del centro.

¿Cómo operarán a partir de este año?

-Bajo esos tres enfoques es que estamos actuando en este momento. Estamos desarrollando, con el presupuesto correspondiente al año 2007, lo que es la recuperación de las cosas críticas prioritarias, para que al término del presente año podamos hacer un corte y ver, al menos en imagen, otra fisonomía del centro.

Paralelamente, estamos haciendo la apertura, la exploración de nuevos contactos, con organizaciones, con revistas, con promotores y operadores para ver cómo nos unimos y explotamos ideas sobre la mesa, para llegar a la decisión final de qué vamos a hacer con el centro en el futuro.

Sí hay una condición. Cualquier negociación que hagamos hacia afuera para darle un mejor destino al centro, lleva la no venta del mismo. No se vende Atlapa. Podemos lanzarnos a una aventura conjunta, hacer una sociedad, una alianza estratégica, como quiera llamarse, pero bajo ninguna circunstancia existe la posibilidad de vender o privatizar el centro. Y esto hay que destacarlo con vehemencia, porque la palabra privatización en nuestro medio nacional crea mucho trauma y la gente comienza a conmocionarse.

¿En estos momentos cuentan ustedes con un catálogo de eventos y congresos?

-Tenemos permanentemente lo que denominamos el calendario de eventos programados, con reservaciones hechas hasta el año 2012. Mensualmente publicamos la lista de eventos programados.

¿Lo publican en Internet?

-No, no aparece en Internet y esa es otra de las partes que hay que modernizar y desarrollar. La lista tiene solamente en estos momentos un uso operativo, pero eso debe tener una visión de más largo alcance, que las personas puedan participar desde sus respectivos países, e incluso entrar a través de una página de Internet y reservar su asistencia a un evento de terminado.

A partir de sus palabras infiero que el IPAT está tomando mucho interés en este tipo de turismo de congreso. ¿Podía decirme en cifras a qué aspiran ustedes con este segmento dentro del turismo local?

-En el año 2006 registramos la visita de 1,200.000 personas. Estos turistas vinieron para disfrutar del sol y playa y de otros segmentos, pero también nos visitaron para participar en congresos, ferias y exposiciones. No tenemos capacidad de respuesta como para dar una cifra, porque una de las carencias del sistema de turismo es que no contábamos con un instrumento que nos permitiera registrar el desglose de los visitantes según sus intenciones de viaje. Ahora en el 2007, año en el que el IPAT va a disponer de lo que será la Cuenta Satélite de Turismo, que es un instrumento estadístico que va a ir registrando de manera inmediata y digitalizada todo el movimiento de la afluencia de visitantes a Panamá, es que posiblemente tengamos cifras para poder responder esa pregunta.

Ese número de visitantes que recibió Panamá el pasado año, dejó como contribución al Producto Interno Bruto 1,200.000.000 de balboas. Recordemos que nuestra moneda, el balboa, es equivalente al dólar norteamericano, somos una economía paralela en términos monetarios. Si comparamos esa cifra con otros sectores de la economía, nos percatamos inmediatamente que la contribución de esos 1,200.000 turistas fue realmente importante. Es casi paralelo al aporte que hace el Canal de Panamá.

Antiguamente, ni venían tantos visitantes al país ni la derrama económica era tan elevada. Ahora hay proyecciones incluso de que vendrán más turistas. Debo decir además, que el turismo fue decisivo en el crecimiento económico del 8,3 por ciento que exhibió el país el año pasado, un indicador alto a nivel de la región y posiblemente tan alto como el de otras naciones del mundo. Pero eso es posible gracias a la Zona Libre de Colón, al Canal de Panamá y su ampliación, los centros financieros internacionales, locaciones de infraestructura, inicio de megaproyectos de construcción, y todos estos esos elementos que están haciendo que la gente de otras partes del mundo le preste atención a Panamá y quieran venir al país.

Algunos vendrán a ofrecer sus servicios, otros a traer mercadería, equipamiento, tecnología, pero otros van a venir a hacer congresos y convenciones. Es una cuestión de visión en la cual el Estado y el IPAT están decididos a hacer crecer el sector y a hacer crecer a Atlapa.

¿En qué orden está el beneficio por dólar gastado en Atlapa?

-A pesar de que decimos que existe todo este auge económico como resultado de las personas que vienen al país, algunos de ellos a participar en congresos, casualmente la modalidad de administración en el tiempo histórico que lleva operando el centro, el desgaste físico que ha tenido, quizás la no modernización de sus estructuras organizacionales y el no fortalecimiento de su capital humano, eso se ha visto reflejado en las finanzas del centro y ha sido un reflejo precario.

Atlapa ha estado operando con un presupuesto anual que le asigna el IPAT, que a su vez se lo asigna el Estado. Además de eso cobra los eventos, las localidades asignadas a los operadores, y al final de cuentas el resultado es negativo. Hay déficit y esto tiene su origen, primero que todo en el hecho de que el centro lleva varios años sin actualizar sus tarifas. Atlapa no ha aumentado sus precios durante más de diez años, seguimos con las mismas tarifas del año 1990 o 2000. El costo de producción se disparó, sin embargo las tarifas se han mantenido bajas. Eso hace que no se generen ganancias. El gasto de energía eléctrica se dispara todos los años, sin embargo nosotros continuamos manteniendo el mismo alumbrado en el teatro, y no le cobramos el aumento al cliente.

La paradoja está en cómo es posible que tengamos el calendario de eventos completo y una ocupación de entre el 80, 90 y 95 por ciento todos los años, pero estamos en números rojos en los libros. Y la razón es que no hemos actualizado las tarifas y los costos se mantienen muy altos. Tenemos un equipamiento anticuado que tampoco garantiza ganancias, y es por ello que estamos inmersos en este proceso de reconversión, buscando que dentro de dos o tres años el déficit pase a ser un superávit, que haya al menos equilibrio para poder comenzar a tener ganancias.

¿Qué papel está desempeñando en estos momentos el Buró de Convenciones para todo lo que es el turismo de eventos y convenciones en Centroamérica, y en sentido general para toda Latinoamérica?

-Atlapa es miembro del Buró de Convenciones de Panamá y cotizamos una membresía anual. Sin embargo, sentimos que el Buró, que es una entidad privada sin fines de lucro, no está realizando un trabajo totalmente satisfactorio. Si comparamos la labor del Buró con la de su similar en Puerto Rico, la diferencia es bien grande. El Buró de Convenciones de Panamá necesita mayor fortalecimiento, soporte financiero, funcional, organizacional, de recursos humanos, para que pueda tener más fuerza y jugar su rol verdadero.

Nosotros, como Atlapa y como Estado, mantenemos la línea de trabajo de darle al Buró toda la colaboración que necesite, todo el apoyo y las posibilidades informativas que precisa, de manera que se mantenga bien informado, tenga fuerza y pueda transmitirles esa información a sus interesados.

Sintetizando, puedo decirle que el Buró necesita fortalecerse para que pueda tener un mayor alcance, incluso fuera de las fronteras panameñas. Nosotros, por nuestra parte, estamos haciendo todo lo posible por ayudar en ese empeño.

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