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Brasil: Violencia convierte a Río de Janeiro en una ciudad en permanente alerta

19 de Abril de 2007 11:47am
godking

Brasil. El hospital Getulio Vargas podría estar situado en una zona de guerra. Venido a menos, sin fondos, y rodeado por algunas de las favelas más violentas de Río de Janeiro, esta clínica trata heridos de bala casi todos los días. "La única diferencia con una guerra es que aquí no hay tregua", dijo el director del hospital, Carlos Chaves. "Recibimos gente herida a tiros a cualquier hora. Un minuto todo está bien, al siguiente minuto esto es el caos".

El hospital trató el año pasado 473 personas con heridas de bala, de los cuales 27 eran niños. En el 2007 ya suman 131, un ritmo que si se mantiene hará superar fácilmente la marca del 2006.

El drama en el hospital Getulio Vargas es un ejemplo de la violencia que afecta a Río de Janeiro, la ciudad que hace mucho tiempo es "la cara" de Brasil en el exterior.

En los últimos tres años, 19.381 personas fueron asesinadas en el estado de Río de Janeiro, la mayoría en el área metropolitana de la capital homónima. La cifra representa más de seis veces el número de estadounidenses muertos en Irak desde el 2003.

Pese a que los habitantes de las favelas son los más perjudicados por la violencia, la estructura de la ciudad ayudó a llevar la sangre a las puertas de los más ricos.

Con favelas en los cerros, ubicados al lado de edificios de apartamentos, balas perdidas alcanzan a cualquiera, al punto de que la ciudad creó una estadística oficial sólo para contabilizar ese tipo de casos.

"Es la peor situación que ví", dijo Luke Dowdney, antropólogo y autor de un libro sobre la participación de niños en el multimillonario narcotráfico carioca.

El creciente delito convirtió a Río de Janeiro en un lugar caro y difícil para invertir, principalmente en el turismo.

Los negocios de la ciudad gastaron el equivalente a 1.300 millones de dólares el año pasado en reforzar su seguridad, dinero que podrían haberse invertido en su crecimiento o en contrataciones de personal, según la cámara de comercio local.

Y pese a que resulta difícil medir el impacto de la violencia en el comercio local, líderes empresariales han dicho claramente que hiere la economía.

"No es tanto lo que perdemos, el problema es cuanto dejamos de ganar por causa de la violencia", dijo Alexandre Sampaio, presidente de la entidad que nuclea a hoteles, restaurantes y bares de Río.

Mientras la violencia crece en todo Brasil, Río tiene prisa por mitigar el caos. La ciudad albergará en julio a los Juegos Panamericanos y las autoridades locales esperan usar el evento para mostrar una urbe de clase mundial.

Para garantizar la seguridad, el nuevo gobernador estatal, Sergio Cabral, quebró un viejo tabú y pidió ayuda al gobierno federal. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva respondió al pedido despachando 450 soldados de la Fuerza Nacional de Seguridad y hasta julio unos 6.000 agentes estarán patrullando las calles.

Mientras tanto, la policía reforzó las operaciones en las favelas, en una apuesta para combatir las bandas de narcotraficantes, en operaciones que dejaron como saldo tiroteos que aumentaron aún más el número de muertos.

Sólo en enero 526 personas resultaron muertas en la ciudad. En el mismo mes del año pasado, los muertos habían sido 480, según estadísticas oficiales.

Por los menos otras 576 murieron en abril y marzo, según una página de internet que contabiliza las muertes violentas (http: http://www.riobodycount.com.br/).

Pero las operaciones han hecho poco para contener el crecimiento de las llamadas milicias, que se vienen multiplicando en las favelas de la ciudad en los últimos meses y que son cada vez más citadas por consultoras extranjeras como una grave amenaza a la estabilidad .

Formadas principalmente por policías retirados o de franco, las milicias cobran a los habitantes de favelas por protección, pero muchas veces son tan violentas como los traficantes.

Cabral comparó a esas milicias con grupos paramilitares de Colombia y pidió sanciones a los oficiales que tengan conexiones con ese tipo de organizaciones.

Pero mientras los salarios de los policías continúen bajos (cobran en promedio el equivalente a 500 dolares por mes), especialistas creen que la corrupción policial y las milicias crecerán cada vez más.

Las autoridades afirman que las milicias son una amenaza significativa, pero más fácil de enfrentar que los grupos de traficantes de drogas.

“¿Las milicias son un problema? Sí. Pero son un problema menor que el tráfico de drogas y el tráfico de armas", dijo Márcio Derenne, subsecretario de Seguridad de Río de Janeiro.

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