Andrea Ferrari, Director del Instituto Italiano para el Comercio Exterior

Italia tuvo este año una participación muy activa en la Feria Internacional de La Habana, FIHAV 2007, con la presencia de representaciones de 69 empresas, dedicadas a las ramas más diversas de la producción y los servicios. Sobre lo que significó este evento para esa delegación y las perspectivas que sus empresarios ven en el mercado cubano, CND conversó con los organizadores y principales impulsores del Pabellón Italiano.

¿Pudiera definirnos brevemente cuál es la misión del Instituto Italiano de Comercio Exterior y explicar cómo trabaja?

-Se trata de un organismo público, que desciende de la Secretaria de Comercio Internacional, y tiene la función de llevar a nivel internacional toda la política promocional del gobierno de mi país, a través de una red de oficinas distribuidas por todo el mundo que son las que impulsan esta estrategia promocional.

Nuestras actividades clásicas son: promocionales, como es el caso de la participación en ferias, workshops y acciones de marketing para las empresas; de colaboración industrial, de capacitación, y de estimulación de alianzas estratégicas.

La oficina que lleva en particular el mercado de Cuba, así como los de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y República Dominicana, está ubicada en México. Entre estos ocho países, los que tienen un mayor volumen de exportaciones desde Italia son precisamente Cuba y México.

¿Existe presencia de empresas italianas en estas ocho naciones?

-Bueno, en lo que se refiere a México, Cuba y República Dominicana ya tenemos una buena presencia de empresas italianas. En Centroamérica todavía es débil nuestra presencia, pero está creciendo, porque es un área que nos interesa mucho.

Pudimos ver este año una fuerte participación de empresas italianas en la Feria Internacional de La Habana. ¿El instituto les brindó algún tipo de incentivo o apoyo para impulsar su presencia?

-Sí, nuestro instituto organizó todo el pabellón italiano en esta feria, cubriendo casi el 70 por ciento de los gastos de las empresas participantes, que sólo tuvieron que abonar el 30 por ciento restante. Además, les coordinamos toda una serie de servicios de marketing, de iniciativa paralela, de comunicación. Por lo que para las empresas italianas este evento resultaba muy atractivo, no sólo por el apoyo económico, sino porque tuvieron un respaldo del gobierno, que les da garantía de seguridad, de confianza.

¿Y cómo les fue en sentido general en esta feria desde el punto de vista de las negociaciones?

-Creo que esta feria tiene muy buena dinámica, y la fuerte presencia italiana, pues agrupamos en total a 69 empresas de mi país, atrajo a muchos interesados entre entidades y organismos institucionales cubanos, con los que avanzamos en contactos y negociaciones importantes que esperamos en próximas semanas y meses se puedan concretar.

Despertó mucho interés sobre todo nuestra variedad de productos, pues teníamos representantes desde sectores tradicionales, como es el caso de la industria alimenticia y de la construcción, hasta otras actividades relativamente nuevas, como las energías renovables y la alta tecnología aplicada a ramas diversas.

¿Es primera vez que ustedes participan como instituto italiano, con esta modalidad de organizadores, en la Feria Internacional de La Habana?

-El año pasado participamos con un pequeño stand, como instituto, separados del resto de las empresas, aunque nos reunimos igualmente en el mismo pabellón. Antes del 2003, el Instituto organizaba ese pabellón, justo como se hizo ahora, así que es un regreso a una línea de trabajo que vemos muy lógica y apropiada.

¿Cómo usted ve el interés del empresariado italiano con respecto al mercado cubano?

-Para las empresas italianas este es un país muy interesante. Yo lo veo también en relación a México, cuando proponemos varios paquetes o portafolios de mercado que aquí pueden funcionar muy bien. Y no sólo nos resulta atractivo por la posibilidad real de negocios que representa esta isla, sino también porque existe una afinidad cultural, que hace que la pequeña y mediana empresa italiana se sienta muy cómoda en un espacio así.