Santiago de Cuba: 493 años como ciudad
La villa de Santiago de Cuba fue fundada en el verano de 1515, recibiendo por el Adelantado Don Diego Velázquez de Cuellar el nombre de Santiago Apóstol, “Patrón de las Españas” y de la orden militar a la que pertenecían muchos de sus fundadores.
La última de las villas fue la elegida por Velázquez para construir su residencia y se convirtió en capital de la isla, condición que mantuvo hasta 1608 y que propició el desplazamiento de muchos de los ricos conquistadores que se mantenían en Baracoa y Bayamo.
Apenas siete años después, a través de una bula del papa Adriano VI se produce el traslado del Obispado de Cuba desde Baracoa (que nunca cumplió sus funciones como sede del Obispado por no residir ningún obispo) y el ascenso de la antigua iglesia parroquial al rango de Catedral de la Isla. Por este motivo el Rey autoriza que se le conceda a la villa el Título de Ciudad, el 28 de abril de 1522, lo que le daba una jerarquía superior a la población.
Santiago de Cuba en ese entonces tenía pocos habitantes, casas construidas en su mayoría según la costumbre aborigen, utilizando madera y paja, pues solo aquellas personas muy ricas, como el propio Velázquez, se podían dar el lujo de construirlas de piedra.
La iglesia parroquial de Santa Catalina, que fue la erigida en catedral, se ubicaba originalmente en donde hoy se encuentra el Archivo Histórico Provincial de Santiago de Cuba (Aguilera esquina a Padre Pico), era una iglesia de madera y paja, donde según cuentan los cronistas, era difícil seguir la santa misa por los muchos insectos que molestaban, por su cercanía con el mar y los manglares (aún no se habían ganado al mar las tierras de toda la parte baja de la ciudad caribeña).
A pesar de estos inconvenientes, fue mucho el orgullo de los habitantes de Santiago de Cuba, al recibir este nombramiento, lo que expresaron a partir de entonces iniciando las Actas Capitulares con la frase “En la ciudad de Santiago de Cuba…”




