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La Antártida se pone de moda, con ofertas de viajes que comienzan a bajar precios

22 de Febrero de 2007 10:46am
godking

Argentina. El turismo en la Antártida está en pleno auge, a juzgar por la cantidad de buques que transportan desde este país a cientos de pasajeros rumbo a los icebergs del continente blanco, lo que puede poner en riesgo la pureza del lugar. Durante el verano austral, de noviembre a marzo, unos cincuenta buques de todos los tamaños parten del puerto de Ushuaia, en el extremo sur argentino, a la Antártida, que recibió a unas 29.000 personas entre el 2006 y lo que va del 2007.

Hace diez años había cinco veces menos visitantes, según estadísticas de la asociación internacional de operadores turísticos de la Antártida (IAATO). Pero sobre todo ha aumentado considerablemente el tamaño de los barcos.

Cada vez más naves de más de 200 pasajeros, como el Regal Princess que puede alojar a 1.600, navegan las aguas agitadas del canal de Drake, que separa la península antártica de la ciudad más austral del mundo.

Por otra parte el paseo no es siempre un descanso, como afirman Matthias Leyer y Alexandra Lanj, que descubrieron la Antártida a principios de mes. "Si nos hubieran advertido sobre las terribles condiciones de la travesía, tal vez no habríamos embarcado", contó Matthias, de 30 años.

Los dos jóvenes alemanes no se arrepienten sin embargo de su viaje. "Es otro planeta y las impresiones que tuvimos son muy difíciles de contar, pero el silencio, la luz, los colores azules de los icebergs son algo que uno no olvida", dijo Alexandra.

El tamaño de estos buques puede, no obstante, ser un obstáculo para la navegación en aguas con peligros todavía poco registrados. El barco noruego Nordkaap chocó con una roca en la bahía de la Isla Decepción hace unas semanas, por lo que vertió al paso cientos de litros de gasoil.

Por otra parte, la IAATO decretó normas muy estrictas para preservar el medio ambiente de este continente protegido en virtud de un tratado internacional, dijo Denise Landau, directora de la asociación, a la AFP.

Por ejemplo cada buque no puede desembarcar a más de 100 pasajeros de una vez en el mismo lugar, y se establece un calendario cada temporada para evitar que coincidan demasiados barcos en las mismas bahías. Además, regularmente la IAATO menciona la posibilidad de limitar el tamaño de los barcos, pero todavía no se ha tomado ninguna decisión en este sentido.

La Antártida se convierte así en un destino de moda en el que el jet set internacional comienza a interesarse. El multimillonario estadounidense Paul Allen, cofundador de Microsoft, ancló a principios de mes su yate de lujo, el "Octopus", en Ushuaia con la intención de llegar a aguas antárticas.

Para algunos es un sueño de infancia, como Chris Shipp, un dentista de Southampton en el sur de Inglaterra. Su esposa, Shirlianne, es menos entusiasta, sobre todo tomando en cuenta que la pareja pagó 8.000 euros para embarcar diez días.

La Antártida no está al alcance de todos, pero los precios bajan de acuerdo al aumento de la oferta. Algunos operadores turísticos hicieron ofertas de último minuto que prácticamente redujeron el precio a la mitad. Esta "promoción" permitió a Matthias y a Alexandra hacer el viaje, así como a un grupo de unos treinta chinos que vinieron a "probar" el mercado.

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