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Guatemala busca turistas estresados, enfermos, o deseosos de mejorar su aspecto

03 de Diciembre de 2007 1:29pm
godking

Guatemala. Ya no basta el turismo convencional, este país quiere posicionarse como uno de los principales destinos para el turismo de salud, un negocio que combina diversión y bienestar y que mueve millones de dólares y personas cada año.

En la competitiva industria del turismo ya no es suficiente ofrecer aventura, ecología, descanso y comodidad. Existe un floreciente mercado mundial de viajeros deseosos de mezclar entretenimiento con salud y bienestar.

Son turistas estresados, cansados y coquetos que quieren aprovechar sus vacaciones para verse y sentirse mejor. Además de paseos turísticos, también demandan servicios que en sus países son más caros o inaccesibles, y que van desde centros de relajamiento, medicina natural y prácticas ancestrales, hasta clínicas dentales, de cirugía plástica, de fertilidad e intervenciones quirúrgicas mayores.

Guatemala se lanzó este año a capturar ese codiciado mercado, conformado principalmente por latinos que viven en Estados Unidos, estadounidenses, canadienses y británicos, y que mueve millones de dólares al año.

El país intenta posicionarse a nivel mundial como un destino de turismo médico para competir con los peces gordos del negocio: India, Tailandia, Malasia, Singapur y Hungría, y con latinos que le llevan ventaja como México, Argentina, Brasil y Colombia. Incluso la vecina Costa Rica, que recibe a más de 100 mil visitantes al año por este concepto.

El impulso gubernamental y privado para el turismo de salud en Guatemala ha sido fuerte. Luego de dos años de preparativos y foros, en octubre pasado se creó la Comisión de Turismo de Salud y Bienestar, respaldada por la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat) y el Programa Nacional de Competitividad (Pronacom).

Ya hay más de 90 proveedores privados anotados para prestar sus servicios a través de paquetes turísticos. En la lista se encuentran centros dentales, de cirugía plástica y de diagnóstico, laboratorios, hospitales, saunas, spa, baños termales, centros de meditación, de bioenergética y acupuntura, naturistas y quiroprácticos. También comadronas, guías espirituales, viveros de plantas medicinales, clínicas del sueño, contra la obesidad, sacerdotes mayas, rentadoras de autos, seguros médicos, taxistas y hoteles.

Muchos oferentes, muchos demandantes

El recién estrenado Centro Integral de Cirugía Plástica Renova, en la zona 10 capitalina, es un edificio de tres niveles que reúne consultorios médicos, unidad nutricional, área quirúrgica, cubículos para cirugía ambulatoria, quirófanos y spa.

En el centro se realizan de cuatro a cinco cirugías estéticas al mes a pacientes extranjeros, pero la visión de los socios es que, en un plazo de tres años, al menos el 50 por ciento de su clientela sea extranjera, explica German Vargas, uno de los tres cirujanos.

La cirugía plástica y los tratamientos dentales son dos motores del turismo de salud, resalta Carlos Haase, asesor de dirección del Inguat (Instituto Guatemalteco de Turismo). Ya hay una considerable demanda natural y espontánea de estos servicios que solo hace falta promocionar y complementar.

Rony Walters es un cirujano plástico que tan solo la semana antepasada intervino a tres canadienses.

Él tiene una alianza con el Hotel Vista Real desde 2004, que consiste en que el médico le refiere al hotel a su clientela extranjera. Ambos fijaron una tarifa especial. Una lipoescultura, uno de los procedimientos más demandados, y cuatro días y tres noches de hospedaje para dos personas cuestan US$2 mil 900.

Y Rafael Mejicano Soto, miembro del Centro Dental de Especialistas, empezó a atender hace 25 años a pacientes de Honduras, México y Belice. Su centro dental atiende ahora a pacientes de distintas nacionalidades, incluyendo a estadounidenses y latinos que viven en Estados Unidos que no cuentan con un seguro dental, o que no les cubre procedimientos estéticos.

Mejicano, Walters y Vargas cuentan con páginas electrónicas que promocionan su trabajo y las referencias personales también les atraen a clientes extranjeros. Los médicos les sugieren a sus pacientes los hoteles y estos les informan sobre los destinos turísticos.

El reto del cluster de turismo de salud es reunir a esos turistas dispersos y ofrecerles un producto sofisticado que integre atractivos y servicios relacionados con su tratamiento, explica Luis Gálvez, coordinador de clusters del Pronacom.

Al turista que viene a recibir un tratamiento psicológico se le armaría un paquete que incluya entornos relajados como playa, un centro de meditación, un paseo en una finca cafetalera. A la persona que se someta a una abdominoplastia se le propondría un itinerario con posibles destinos antes de la intervención y lugares sin exposición al sol, y que no requiera de esfuerzo físico después de esta.

El turismo de salud es un mercado en el que caben muchos oferentes y demandantes. Karin Baaz, psicóloga del Centro de Trastornos Alimenticios, explica que se anotó en el catálogo porque su clínica puede realizar la evaluación psicológica a quienes se someterán a una cirugía gástrica para reducción de peso. La evaluación toma una hora, cuesta US$35 y es vital para determinar si la persona sufre de adicciones o de depresión aguda.

Y Cristóbal Cojtí, un sacerdote maya de Tecpán, Chimaltenango, cree que puede aportar con sus servicios de medicina curativa y preventiva bajo la cosmovisión maya. "La medicina occidental se encarga del aspecto físico y nosotros del origen espiritual de los males", dice. Su último paciente extranjero fue una europea (no recuerda el país de origen) que lo visitó por quistes en los ovarios. Al regresar a su país la mujer le contó por correo electrónico que su ginecólogo constató que las protuberancias habían desaparecido.

No se trata solo de precio

Uno de los atractivos del turismo de salud es el precio, pero es errado promocionarlo solo en función del ahorro, ya que no necesariamente es mucho más barato, hace ver Vargas. En Guatemala, ejemplifica, un implante mamario cuesta de 10 mil a 25 mil quetzales. El mismo procedimiento en Estados Unidos oscila entre US$2 mil y US$4 mil (de 16 mil a 31 mil quetzales). El ahorro solo es evidente, dice, cuando el paciente se somete a cirugías múltiples como de párpados, aumento de busto, liposucción y rinoplastia, lo cual es común que demanden estadounidenses y latinos que viven en Estados Unidos.

Para que el turismo de salud le deje beneficios al país, los servicios deberían costar entre 25 y 30 por ciento más que las tarifas nacionales, calcula Vargas, quien tiene ocho años de experiencia en cirugía plástica. "La idea de incursionar en el mercado extranjero es que el médico realice menos cirugías con mayor remuneración. De lo contrario, no tendría sentido tanta logística y recursos. Por el otro lado, si cobra demasiado caro el turista preferirá operarse en otro país", resume.

Gálvez señala que la peculiaridad del turismo de salud de Guatemala es que no solo competirá con precios, sino con la calidad y con las riquezas culturales y naturales de sus destinos turísticos, que actualmente le generan al país 1 millón y medio de turistas por año.

El Pronacom apoya a la Comisión con estudios comparativos, mientras que la Comisión se encargará de seleccionar a los prestadores de servicios, establecer recursos de defensa en caso de negligencia, malas prácticas y accidentes, y de las capacitaciones que incluyen cursos de inglés, indispensables en este negocio.

Los médicos han observado que sus servicios son más demandados por latinos, en su mayoría guatemaltecos, que viven en el extranjero, como Canadá y Estados Unidos. Y en menor cantidad los consultan estadounidenses. "El gringo tiende a ser más desconfiado y lo piensa dos veces antes de ponerse en las manos de un latino", reconoce Haase. “Pero en la medida en que promovamos la demanda ganaremos su confianza. No es un mercado que deba descartarse”, dice.

Viaje fácil: 2.5 horas

La industria mundial del turismo de salud crece de 20 a 30 por ciento anual y se calcula que un turista médico gasta US$362 diarios, o sea el doble de uno convencional. Además casi siempre viaja con un acompañante y a veces con su familia completa.

Los mercados prioritarios que definió la Comisión de Agexport para el turismo de salud en Guatemala son Estados Unidos, Centroamérica, el sur de México, Europa y Belice. Y los mercados potenciales son Canadá, el Caribe, Panamá, Colombia, Taiwán, Corea y Rusia.

Tan solo su cercanía con Estados Unidos -un promedio de 2.5 horas en avión- le representa a Guatemala una envidiable ventaja sobre grandes competidores como India y Argentina, resalta Claudia de Del Águila, representante de Agexport en la Comisión.

Se calcula que 15 por ciento de los estadounidenses carecen de seguro médico y más de 150 mil de ellos viajan cada año al extranjero en busca de los servicios de salud que no les cubren sus pólizas.

Se prevé que a largo plazo el sistema de salud de ese país enfrentará una crisis y se agudizará conforme envejezca la generación de los baby boomers (nacida entre 1946 y 1964).

La estrategia de Guatemala de promoción comercial internacional incluye publicidad en medios masivos extranjeros y se enfocará en salud y belleza en un solo lugar, calidad, precio competitivo, excelencia en servicio al cliente y proximidad geográfica (en los países que aplique).

Sin embargo, el desarrollo de nuestro turismo de salud aún es incipiente. El país no ha determinado la manera en que se “empaquetarán” los servicios de salud y turísticos y cómo se ofrecerán.

La propuesta del Inguat es que se comience a buscar en ferias de turismo a una agencia comercializadora interesada en promocionarnos, sobre todo en Estados Unidos. Esta tendría el incentivo de comisión por ventas y sería la encargada de armar los paquetes que incluyan el transporte, alojamiento, los servicios de salud y bienestar, los destinos turísticos y culturales e incluso un traductor.

El Inguat también le planteó a la Comisión que no descuide la integración de otros segmentos y a prestadores de servicios de todo el país. Cojtí, el sacerdote maya, lo apoya. Él cree en un turismo respetuoso, que evite el folclorismo y la explotación, que no beneficie a pocos y que no ignore la herencia maya.

Otro aspecto fundamental para el nuevo concepto de turismo es la seguridad. Alfredo Palmieri, un cirujano plástico que no integra la Comisión, propone que a los turistas médicos se les brinde protección y resguardo especial, para evitarles asaltos y sustos. "Una mala referencia echaría a perder todo el esfuerzo", opina.

En esta creación del nuevo turismo, Guatemala aún no cuenta con una aproximación de cuál sería su potencial, cuántos turistas más podría captar y cuánto le representará en concepto de divisas.

Después de las exportaciones y las remesas familiares, el turismo es la tercera fuente de ingresos del país. La apuesta es que este nuevo cluster de turismo médico, aún en formación y con muchos obstáculos por vencer, se convierta en su principal generador de divisas.

La garantía de que el turismo de salud y bienestar funciona es que ya está sucediendo, y solo se le está agregando una plataforma de lanzamiento, estrategias y mercadeo, acota Gálvez. "La garantía es que si trabajamos bien y estamos bien organizados, la gente va a venir en mayor cantidad y vamos a generar más empleo. Es una fórmula que no puede fallar".

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