Ecuador "nacionalizará" las ballenas jorobadas para protegerlas de la caza con fines científicos

05 de Julio de 2007 11:25pm
godking

Ecuador. Las ballenas jorobadas que llegarán este año a procrearse en las aguas del Pacífico obtendrán "la nacionalidad ecuatoriana" que, más allá de una distinción, busca ser un salvavidas con el que sus defensores quieren protegerlas de la caza con fines científicos.

Cada año los cetáceos recorren unos 7.000 km hasta llegar a las costas de Puerto López (300 km al suroeste de Quito), donde por tres meses -de julio a septiembre- las hembras darán cría o saldrán preñadas, comentó Cristina Castro, directora de investigaciones de Pacific Whale Foundation.

"En Ecuador está una de las áreas de reproducción menos conocidas en el mundo. Acá las fotografiamos y les damos un nombre para poder investigarlas", dijo la experta.

Las ballenas -que pueden alcanzar hasta los 17 metros de longitud y 30 toneladas de peso- son identificadas por la cola, que equivale a la huella digital en los humanos.

"No hay dos iguales en el mundo", sostuvo Castro, y agregó que en diez años de investigación ha asignado nombre a unos 1.000 cetáceos de un universo posible de 4.000.

En base a fotografías de la cola de los cetáceos, los expertos identifican esas marcas únicas y las registran en sus archivos.

Pero desde este año los colosales visitantes recibirán una especie de "cédula ecuatoriana que les permitirá viajar por las aguas de la Antártica sin ser cazadas por los japoneses, que las sacrifican con fines científicos", señaló la investigadora con gesto irónico.

Castro explicó que la iniciativa -que terminará de ser implementada en la próxima temporada de avistamiento- busca proteger a los enormes cetáceos. "Porque a diferencia de Japón, acá las observamos, las cuidamos y no las matamos", sostuvo.

En mayo Ecuador adhirió a la Comisión Ballenera Internacional (CBI) que en su reunión en Alaska rechazó un pedido de Japón para derogar la moratoria que protege a los cetáceos desde 1986.

La moratoria autoriza, según cuotas precisas, la caza "científica" y de subsistencia para algunas comunidades. No obstante, Japón es cuestionado por grupos ambientalistas que lo acusan de explotar este permiso y de matar unas 1.000 ballenas por año en el marco de su programa científico.

Polo Parrales, un pescador jubilado de 50 años, rehúsa imaginarse cómo pueden ser sacrificados estos "gigantes pacíficos".

"He visto llorar turistas, algunos de susto y otros de emoción, cuando tienen al frente a un hembra o ven saltar a los machos cerca del bote", afirmó Parrales, quien desde hace cinco años lleva a los visitantes hasta 16 km mar adentro para el avistamiento.

El guía turístico no recuerda ningún incidente con los animales. Sus ojos se alumbran cuando uno de los gigantes asoma su trompa con los ojos abiertos ante los fotógrafos que lleva en su embarcación.

"Casi nunca saltan con la mirada abierta y cuando lo hacen es por curiosidad. Ni ellas ni nosotros olvidaremos lo que hemos visto", dice sonriente, citando a biólogos del Pacific Whale Foundation, según los cuales las ballenas "tienen memoria de elefante".

Los mamíferos que migran cada año a las costas ecuatorianas divierten a los turistas con sus pesados saltos que hacen parte del cortejo de los machos o, en algunos casos, podría tratarse de un acercamiento deliberado con los humanos.

"Cuando las jorobadas perciben que las embarcaciones que las rondan están muy cerca, se abstienen de saltar, casi como protegiendo a los curiosos de un seguro naufragio", comentó Castro.

Según el Ministerio del Turismo, el avistamiento de ballenas movió en el 2006 unos 3,8 millones de dólares que favoreció a restaurantes, hoteles y guías de Puerto López, un rincón de pescadores convertidos en anfitriones de animales.

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