Brasil: Mayor tragedia de la historia aeronáutica de este país deja un saldo de más de 200 víctimas

Brasil vuelve a vivir horas de tensión y dolor con la nueva tragedia aérea, ocurrida en la tarde de ayer, cuando un avión de la compañía TAM chocó contra un depósito de combustible al aterrizar en el aeropuerto de Congonhas, en Sao Paulo, alrededor de las 18:45 horas. Más 200 personas perdieron la vida en el fatal accidente, que ha sido calificado como el mayor en la historia de este país, y volvió a poner en relieve las graves fallas en el sistema nacional de seguridad aérea.

A bordo del Airbus A 320 viajaban 176 personas, y en el sitio del colapso han sido encontrados hasta el momento 52 cadáveres carbonizados, cuando los cuerpos de rescate ya casi confirman que no esperan supervivientes, pues el aparato incendiado alcanzó una temperatura de más de mil grados. Se espera que las labores de rescate e identificación de víctimas se extiendan durante los próximos cinco días.

El gobierno brasileño acaba de decretar tres días de duelo nacional por esta tragedia, que sucede casi un año después del accidente de la aerolínea Gol, y sirve como colofón de la grave crisis aérea que el mismo desencadenó en el país. Desde entonces la situación se mantenido tensa en el gobierno federal, al producirse paros de controladores y frecuentes atrasos en los vuelos.

El lunes, otro avión se había salido de la pista en el mismo aeropuerto, pero el percance no dejó heridos, según confirman varias agencias de noticias. Las condiciones del aeropuerto de Congonhas son cuestionadas desde hace algún tiempo por especialistas que consideran que la terminal tiene problemas de infraestructura, de equipamiento y en las pistas.

Ante esta situación, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva convocó un gabinete de emergencia y designó al comandante de Aeronáutica, Juniti Saito, para mantener al Gobierno informado sobre las causas y consecuencias de este nuevo accidente. El mandatario exigió a la Aeronáutica acometer las acciones necesarias para garantizar el funcionamiento de los aeropuertos, tras diez días de huelgas que obligaron a suspender cientos de vuelos y dejaron varados a miles de pasajeros.