Brasil: El transporte aéreo afronta una grave y peligrosa crisis en esta nación
Brasil. El accidente de un Boeing 737-800 de la aerolínea Gol, que dejó 154 muertos en septiembre pasado, ha puesto en evidencia los graves problemas del transporte aéreo en esta nación. A la tragedia han seguido las protestas de los controladores aéreos por mejores condiciones de trabajo, que en las últimas semanas han causado caos en los aeropuertos, por los atrasos en la salida y llegada de vuelos, y denuncias de graves incidentes en las operaciones aéreas nacionales.
El más reciente ocurrió el pasado martes cuando un Boeing de la aerolínea colombiana Avianca, que acababa de despegar de Sao Paulo con destino a Bogotá, estuvo a punto de chocar por detrás a otro avión que volaba a una velocidad menor, informa en su última edición el semanario "Epoca".
Gracias al detector de colisiones del avión de Avianca y a la pericia del piloto se evitó una tragedia similar a la de Gol, el peor desastre de la aviación brasileña, señala la denuncia hecha por un controlador de vuelo al Ministerio Público del Trabajo, a la cual tuvo acceso la revista.
El desastre del avión de Gol, el 29 de septiembre, se produjo tras chocar en pleno vuelo con una aeronave ejecutiva Legacy, que volaba a la misma altitud, al parecer por errores del segundo aparato y de las comunicaciones con el control en tierra.
La revista agrega que al menos otros tres accidentes se evitaron milagrosamente entre el 19 de mayo y el 30 de octubre en distintas partes del país con aviones de Gol, TAM, Varig y aeronaves no comerciales, debido a fallas de los controladores.
A raíz del accidente del Boeing de Gol los controladores de vuelo denunciaron sobrecargas de trabajo y optaron por seguir al pie de la letra las normas internacionales sobre períodos de tiempo mínimos entre el movimiento de un avión y otro en las pistas.
El resultado ha sido el retraso de hasta 10 horas en los vuelos nacionales y caos en los aeropuertos, mientras el Ministerio de Defensa, que controla la aviación civil en el país, asegura que la situación es normal.
Las medidas del gobierno para solucionar la crisis aérea han sido apenas paliativas, como el llamado de nuevo al servicio de 40 operadores de vuelo jubilados, la capacitación de 64 más y la destitución en las últimas horas del jefe del Departamento de Control del Espacio Aéreo, teniente brigadier Paulo Roberto Cardoso Vilarinho.
"El cambio del jefe de los controladores es una medida de rutina", dijo hoy el ministro de Defensa, Waldir Pires, quien llegó a admitir públicamente que desconocía los problemas laborales denunciados por los controladores, el 79 por ciento de los cuales pertenece a la Fuerza Aérea.
En el país existen 2.700 controladores de vuelo pero, según especialistas consultados por el semanario "Veja", se necesitan 800 más para poder atender el tráfico aéreo nacional, que en el 2005 creció el 26 por ciento, y este año debe aumentar el 13 por ciento.
El tráfico aéreo tiene otros graves problemas estructurales pues hay regiones de la extensa geografía nacional donde fallan las comunicaciones por radio y "agujeros negros", zonas donde los aviones quedan fuera del alcance de los radares, según denuncias hechas esta semana por controladores, también desconocidas por el ministro de Defensa.
"Las informaciones que tengo es de que no existen (los agujeros negros). No soy técnico, pero la Aeronáutica tiene las informaciones de que no hay agujeros negros y, si existiesen, seguramente habría sido informado, por lo menos esa es mi expectativa", dijo Pires.
Según "Veja", otro problema del sector es que recibe muy pocas inversiones del gobierno, que además retiene la mayor parte de los 950 millones de reales (unos 440 millones de dólares) recaudados anualmente por concepto de tasas aeroportuarias, para aumentar el superávit primario del sector público.