Archivo Histórico de Santiago de Cuba, legado documental del presente y el mañana
En el Archivo Histórico Provincial, con sede en esta ciudad, existen variados textos y otros tipos de documentos que recogen pasajes de la esclavitud y el cimarronaje en la región oriental del país.
El fondo de la institución atesora los Protocolos Notariales, Juzgado de Primera Instancia y Gobierno Provincial de Oriente, valiosos testimonios que brindan detallada información de la historia social de la zona.
Ellos tienen gran importancia para la historiografía nacional e investigaciones de otra índole, pues establecen estudios comparativos del origen demográfico de esclavistas y de esclavos y su denominación: bozales, criollos, mulatos, pardos y chinos.
También develan interesante información, como las castas de los esclavos, marcas, edades, oficios, enfermedades, tachas, si estaban libres de reales derechos, empeño, hipoteca o gravamen, y precio, especificándose la moneda en que se efectuaba el pago.
Junto al rescate de los relatos que perduran en los legajos de la institución se encuentran, además, noticias de hechos e incidentes notables que fueron registrados en escribanías, como es el caso de la protesta establecida por Don José Esteban Alsina, capitán y maestre de la goleta española nombrada "La Caridad", alias "La Eloisa", por los daños causados por la sublevación de unos negros en Arabais, costas de África.
Generalmente se supone que la raza africana se sometió prácticamente sin protestar al régimen de esclavitud que se le impuso en Cuba, bien por el sistema que se practicaba en la misma África, o por el estado de ignorancia en que vivían, que les hacía desconocer lo que ocurría en el mundo e impedía que pudieran pensar en mejorar su triste suerte; el aislamiento y la vigilancia a que estaban sometidos los privaba de la posibilidad de una rebelión conjunta.
No obstante a estos criterios, numerosos han sido los partes encontrados en los fondos documentales que aseveran el espíritu de rebeldía de los esclavos en la región oriental, que nunca aceptaron pasivamente su sujeción, muchos escaparon del castigo de los mayorales, del cepo, las esposas, los grilletes y latigazos, muestra de ello son las escrituras de venta donde aparecen esclavos con la tacha de cimarrón.
Aunque Emilio Bacardí, en sus Crónicas de Santiago de Cuba, no hace referencia alguna a la rebeldía esclava en el siglo XVII en la zona oriental, quedado demostrado que la fuga fue la primera manifestación de rebeldía de los africanos, y las minas, fueron un foco de rebelión, los cobreros entre 1677 y 1801, debido a la rigurosa explotación y brutalidad a que eran sometidos, no les quedaba otro camino que el de sublevarse.
Ante esta situación, la cual resultaba insostenible, el Rey don Carlos IV declara libres de toda servidumbre no solo a los 1800 negros con que contaban las minas sino también a todos sus descendientes y sucesores.
Una de las fuentes documentales más importantes con que cuenta el Archivo Histórico de Santiago de Cuba para la reconstrucción y valoración histórica de este problema son los diarios de operaciones de los capitanes de cuadrillas de rancheadores que durante muchos años peinaron las zonas rurales en busca de cimarrones y apalencados.
En el Fondo Gobierno Provincial de Oriente, aparecen valiosas reflexiones y narraciones acerca de los Palenques de negros cimarrones en la parte oriental de Cuba.
Uno de los palenques más conocidos en esa época fue "El Fríjol", situado sobre la parte más elevada de la Sierra de Moa, en el territorio de Baracoa, el cual contaba de 70 a 100 negros, con 20 mujeres, todos esclavos.
Por lo general cuando eran encontrados por los rancheadores, eran destruidos o dejados en total abandono, pero, en algunos casos su posición era tan ventajosa que se hicieron proposiciones para llevar a los lugares donde estaban enclavados a familias españolas o francesas naturalizadas para que se dedicaran al cultivo del café o el tabaco.
El cimarronaje en su profundo contenido de la lucha clasista abarca la etapa esclavista en Cuba y América en general, los africanos y sus descendientes tuvieron una batalla frontal e intransigente contra las condiciones de esclavitud de que fueron víctimas, por lo que no sólo constituían una amenaza para la estructura socioeconómica colonial que descansaba en su fuerza de trabajo, sino que la erosionaron con sus propios cimientos.




