América Latina: La crisis económica precisa nuevas soluciones
América Latina. Los efectos de la crisis económica internacional, con una recesión que gana espacio a nivel global, avalan hoy la necesidad de nuevas soluciones a un fenómeno que golpea tanto a las grandes potencias como a los mercados emergentes.
Números rojos en economías, como la de Estados Unidos y Gran Bretaña, se suman a la influencia negativa del problema para los países en desarrollo, enfrentados a un deterioro de los términos de intercambio debido al desplome en los precios de las materias primas.
En el caso de América Latina, la Comisión Económica para la región (CEPAL) estima este año una contracción promedio del 0,3 por ciento, en contraste con el crecimiento del 4,7 por ciento en 2008.
Enrique Iglesias, titular de la Secretaria General Iberoamericana ( SEGIB), afirmó recientemente en Panamá que la región está más preparada para situaciones de ese tipo, con mayores reservas de capitales, una banca saneada y una estructura fiscal bien administrada.
No obstante, alertó sobre los efectos en el área, con énfasis en las restricciones del crédito, un esperado descenso entre el 10 y 15 por ciento en las remesas y el descenso del turismo.
Iglesias ratificó que diversos expertos consideran a este proceso como la crisis perfecta, porque los consumidores no consumen, los inversionistas no invierten, los bancos no prestan y los gobiernos no recaudan .
Una oportunidad de buscar soluciones que todos esperan es la Cumbre del Grupo de los 20 programada para esta semana en Londres, tomando en cuenta que agrupa a países que representan el 85 por ciento de la economía mundial.
Las desigualdades están a la vista, al incluir en las filas de ese bloque a sólo tres países latinoamericanos (Brasil, Argentina y Mé xico), en tanto el Caribe está ausente y Africa cuenta apenas con una voz (Suráfrica).
Bajo esas condiciones, existe coincidencia sobre la necesidad del diseño de una nueva arquitectura financiera, capaz de devolver la credibilidad al sistema bancario, acompañada de regulación en las actividades de las instituciones vinculadas a la gestión de capitales.
Sin embargo, entre las posiciones que se aprecian antes del encuentro figura el fortalecimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) como un mecanismo para enfrentar la crisis, en una acción que apunta a buscar nuevas soluciones con viejos instrumentos.
En un elemento de alerta, hay que tomar en cuenta la participación del FMI en los fracasados modelos económicos de carácter neoliberal que provocaron en América Latina impactos sociales negativos.
Tal parece como si se esperara en Londres una especie de nuevo Bretton Woods, en alusión al encuentro de 1944 que diseñó el orden monetario y decidió el surgimiento del Fondo y el Banco Mundial.
Latinoamérica, unido a países como China e India (considerados como emergentes y sin dudas entre los de más dinámico crecimiento en el mundo), podrían buscar un mayor poder de decisión en el FMI acorde con su papel real en la economia global- para dejar a un lado el desigual reparto de votos.
Estados Unidos, con más del 16 por ciento del sufragio en el organismo, es al mismo tiempo el más golpeado por una crisis que puso al descubierto las debilidades de mecanismos regulatorios incapaces de alertar sobre las turbulencias.
Los analistas se cuestionan, además, cómo las agencias calificadoras atentas siempre a la hora de avalar a un país o empresa en específico-, tomadas en cuenta para la concesión de créditos, no supieron detectar las irregularidades que llevaron a los escenarios actuales.




