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Allan Flores Moya, Ministro de Turismo de Costa Rica.

29 de Marzo de 2010 1:03pm
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Consolidarse como un destino sostenible es el eje central de la estrategia de desarrollo turístico de Costa Rica, que también trabaja para diversificar los mercados emisores y no depender solamente de Estados Unidos y Canadá. El país continúa ampliando su infraestructura hotelera y de transporte, con crecimientos en aeropuertos y carreteras, pero poniendo en primer plano una larga tradición de conservación, que ha hecho que el 26% de su territorio esté bajo categoría de área protegida.

¿Cuándo tomó posesión del cargo?

-Comencé en septiembre de 2009. Antes había ejercido varios cargos, entre ellos el de gerente general en el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) desde 2006, y viceministro de ambiente en el período 2002-2006. Ocupar el puesto de Ministro de Turismo ha sido muy importante: ésta es una actividad trascendental para el país, genera el 8% del Producto Interno Bruto, el 23% de las exportaciones, más de 2.000 millones de dólares al año. Más de dos millones de turistas nos visitan anualmente y el sector genera 150.000 empleos directos y 350.000 indirectos. La responsabilidad es bastante alta, pero los esfuerzos rinden frutos satisfactorios que van a la sociedad costarricense.

Usted es el ministro más joven de Latinoamérica… Constituye una actividad de gran responsabilidad, que además la ocupa alguien que no procede del sector privado, sino del público. ¿Qué expectativas cree que puede levantar un ministerio como el suyo y cuáles son sus objetivos?

-Entre mis propósitos está fortalecer la imagen de Costa Rica, no sólo a nivel de promoción y mercadeo sino también a nivel general, en todas las actividades que se realizan a lo interno del Instituto de Turismo. Queremos consolidar un destino turísticamente sostenible. Actualmente, Costa Rica posee cinco segmentos de oferta turística: sol y playa, ecoturismo, turismo médico, turismo rural comunitario y turismo de aventura. No importa los segmentos que lleguemos a tener, si en unos años estos aumentan o disminuyen, lo importante es que esté toda esa oferta cubierta por la sombrilla de la sostenibilidad. Es decir, que seamos un país que entendamos claramente que las actividades de turismo, y todo lo que conllevan, deben estar muy relacionadas con el tratamiento de aguas residuales y de desechos sólidos, y la utilización de energías renovables. Eso está muy en línea con el certificado de sostenibilidad turística que otorga el ICT a aquellas empresas que aplican estas tendencias, como hoteles y touroperadores, y queremos ampliarlo a empresas rent a car, líneas aéreas y otras actividades.

Queremos potenciar una tradición de conservación de los recursos naturales que ha habido en nuestro país a través de décadas, y que ha hecho que el 26% del territorio nacional esté bajo categoría de área protegida. Ese es el tema nuestro, la diferenciación de Costa Rica como un destino turístico sostenible, y para ello se requieren recursos económicos. Al respecto, el ICT pasó de un presupuesto de 5 millones de dólares anuales en 2006 a uno de más de 20 millones de dólares en la actualidad.

¿Habrá un endurecimiento en la postura del ICT y del gobierno para que no se relajen en Costa Rica las políticas de conservación y reciclaje?

-Todos tenemos esa responsabilidad. Como política de país, independientemente del gobierno que esté en el poder, aspiramos a ser carbono-neutrales en 2021, cuando Costa Rica cumpla 200 años de vida independiente. Ese año aspiramos a tener un país que internalice las emisiones de gases de efecto invernadero, apoyado en el hecho de tener el 26% del territorio protegido pero, además, en métodos como el pago de servicios ambientales en proyectos turísticos.

Evidentemente, el endurecimiento, para llamarlo de alguna manera, iría en función de hacer respetar la variada normativa que implica el desarrollo de proyectos turísticos en el país desde hace ya un tiempo: algunos instrumentos son la ley orgánica de medio ambiente, que exige evaluaciones de impacto ambiental para el desarrollo de cualquier actividad humana; la ley de uso y conservación de suelos, la ley de Parques Nacionales y la ley de biodiversidad, entre otras. No se trata de fijar políticas rígidas que no nos llevarán a ninguna parte, recordemos que el peor negocio para la conservación es el no desarrollo. Hay dos temas que atacan los recursos naturales: la pobreza y la guerra. Si no generamos opciones de desarrollo sostenible, no estamos haciendo nada bueno para la conservación. El turismo juega un papel clave en esa concepción de desarrollo.

¿Qué acciones está tomando Costa Rica para paliar el posible desvío de flujos turísticos hacia otros países de Centroamérica que están desarrollando actualmente políticas muy activas para captar turismo en otros mercados?

-En realidad, en lo que se refiere al turismo europeo, todos dependemos de todos. Costa Rica puede ser la punta de lanza, porque ha hecho un esfuerzo en ecoturismo que se originó en la ley de Parques Nacionales. Los parques nacionales en algún momento, en los años 60 y 70, fueron administrados por el ICT, y luego pasaron a un sistema nacional que es parte del Ministerio de Ambiente y Energía. Al decir que todos dependemos de todos, especialmente en el tema del turismo europeo, estoy hablando de que nos promovemos como un multidestino.

El promedio de estadía del europeo en Costa Rica es de 18-19 días, con un gasto diario promedio de 100 dólares. Pero no podemos pensar que ese turista va a permanecer los 18 días en Costa Rica; necesitamos pensar que vamos a hacer un circuito, por ejemplo, entre Bocas del Toro y Boquete, en Panamá, y luego, pasando por Costa Rica y permaneciendo la mayor parte del tiempo aquí, seguir hacia Granada, Nicaragua, o hacia Roatán, Honduras. Esperaríamos, entonces, que las tendencias de sostenibilidad que nosotros estamos impulsando fueran también replicadas en algún momento en otros países de la región, aunque eso requiere de maduración, e incluso nosotros mismos no hemos llegado al punto máximo de maduración en esa línea. Para que el producto sea uno solo, nuestros vecinos, toda Centroamérica, pudiera desarrollar esa visión de ser un destino turísticamente sostenible.

¿Cree usted en el multidestino?

-En el caso de Europa, sí. El sector turístico europeo requiere de un multidestino. No es tan fácil para el europeo como lo es para el norteamericano, que puede llegar a Miami o a Houston y tomar un vuelo de dos horas y media o tres horas hasta Costa Rica. No es lo mismo cruzar en un viaje trasatlántico de diez-once horas, y es por eso que el turista trata de mantenerse más tiempo en un país y aprovechar su estadía en la región, además de que inciden la programación de vacaciones y el costo del traslado. Entonces, creo que podemos hacer un esfuerzo entre todos, cada país tiene sus particularidades: Guatemala, por ejemplo, ofrece una parte del mundo maya que nosotros no tenemos y que le interesa mucho al turista europeo, pero nosotros a la vez ofrecemos mucho en ecoturismo, en playas, en infraestructura hotelera, en aguas termales, en el Caribe costarricense que es muy auténtico; un destino muy natural, de conservación, ecoturístico. Técnicamente, a nivel mundial, la creación del ecoturismo ocurrió en Costa Rica.

En ocasiones el ecoturismo está en contra del desarrollo de buenas vías de comunicación. Hay un proyecto de Obras Públicas de un canal vial, unas autopistas, de un lado a otro del país… ¿Cuándo estará terminado y qué efecto tendrá sobre el turismo?

-Las obras de infraestructura vial son absolutamente necesarias para el desarrollo adecuado de un país. En este caso particular, la obra está aún en proyecto y requiere de mucha financiación y ésta aún no existe. Hay nuevas carreteras que se están construyendo, luego de mucho tiempo sin terminarse; por ejemplo, la que conecta a San José con el puerto Puntarenas, en el Pacífico, una carretera nueva, administrada por un consorcio español, y el gobierno se dio a la tarea también de finalizar la costanera sur, que interconecta con esta autopista, y que va a posibilitar el acceso del Pacífico Central al Pacífico Sur.

Cualquier actividad humana causa un impacto, y no creo que el desarrollo de obras viales vaya a comprometer los esfuerzos de conservación ni alterar la imagen del país como destino ecoturístico.

Respecto a aeropuertos y áreas de aterrizaje… ¿Cómo marcha la política de desarrollo?

-Los dos aeropuertos internacionales del país, el Liberia, en Guanacaste Norte, y el Juan Santamaría, han sido concesionados a Houston Airports, de Estados Unidos. Se está haciendo una inversión importante en una primera fase en el Juan Santa María, de 58 millones de dólares, y en el de Liberia, de 48 millones de dólares. Se tiene proyectado un estudio, aún no concluido, para eventualmente construir un aeropuerto de mayor calado en el Pacífico Sur, pero creo que va a ir más en la dirección de un aeropuerto regional que internacional, para dar la posibilidad de hacer vuelos intrarregionales en Centroamérica que puedan potenciar el desarrollo turístico del Pacífico Sur.

¿Hay algún nuevo desarrollo en la política de promoción hacia el mercado europeo?

-Básicamente, estamos en la línea de la sostenibilidad, todo se deriva de ahí. No se pueden hacer muchos cambios bruscos en estos temas de promoción y mercadeo; es decir, no se puede ir a promover a Costa Rica en Estados Unidos de una manera y en Europa de otra. Tiene que haber un denominador común, y en nuestro caso es la apuesta por la diferenciación del país como un destino turístico sostenible. Es lo que busca el turista que visita Costa Rica, un turista experimentado, que ha viajado a nuestros destinos competidores (Nueva Zelanda, Perú, Hawai…), que tiene un ingreso superior a los 200.000 dólares al año, que está entre 40 y 55 años, con alto grado académico, de licenciatura o maestría universitaria, y que es un viajero frecuente.

San José es un destino interesante, ¿qué planean para que el turista se quede más allí?

-El tema de la cultura es muy importante. En marzo cada año se realiza en San José el Festival Internacional de las Artes, con una inversión millonaria. Este año el aporte estatal anduvo por el millón y medio de dólares. Asisten artistas de Europa, Norteamérica y Europa. Creo que la apuesta por San José es una apuesta en torno al turismo cultural; en términos generales, es una ciudad con mucho que ofrecer en cuanto a museos y lugares de interés. Hay que trabajar para convertirla en un destino de primer nivel, más allá de un destino de paso.

¿Cuáles son los mercados más importantes para Costa Rica en Europa?

-Europa es un destino muy importante. España es el primer emisor. Rusia se está desarrollando algo lentamente, pero crece. El mercado francés también es importante, y están Alemania y Reino Unido. Estamos haciendo una apuesta por Europa, la que siempre hemos hecho, y vamos a invertir los millones de dólares que sean necesarios para atraer la mayor cantidad de turistas.

¿Qué puede decir en cuanto a Latinoamérica?

-Argentina, primeramente; Perú, Brasil, Ecuador y Colombia. Especialmente nos interesan los mercados argentino, brasileño y ecuatoriano.

¿En que estado está el mercado emisor mexicano?

-México tiene importantes conexiones aéreas con Costa Rica. Están TACA, Aeroméxico (que ha empezado a volar desde el 26 de marzo) y Mexicana, que tiene mucho tiempo de volar a diario. El turista mexicano que visita Costa Rica es el high end, profesional de alto recurso económico, que gusta de ir a los mejores hoteles de Guanacaste Norte y La Fortuna de San Carlos. Ese es otro tema, diversificar los mercados para no depender de Estados Unidos y Canadá, una prioridad que se suma a la de fortalecer un destino turísticamente sostenible.

¿Cómo ven la posibilidad de hacer mayores intercambios y esfuerzos con touroperadores especializados de Estados Unidos que incluso desde Florida pudieran hacer vuelos chárter?

-Los vuelos chárter son mayormente desde Canadá. Desde Estados Unidos más bien tenemos un buen aporte de líneas áreas de bajo costo que estamos desarrollando, como Spirit, Frontier y JetBlue, con muy buenos resultados.

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