Un recorrido por la Ciudad Mitad del Mundo, de la mano de su Gerente General

A tan solo unos 13 kilómetros de Quito, una recta de color amarillo que surge del monumento a la Mitad del Mundo recorre varios kilómetros a lo largo de la localidad homónima, en dirección al este, en representación de la línea equinoccial. Más de uno dedica toda su atención a situar sus pies a ambos lados de la recta. Se encuentra a medio camino entre el hemisferio norte y el hemisferio sur. 

Existen pocos lugares en los que el cuerpo pueda encontrarse de forma simultánea en ambos hemisferios, o en los que se pueda equilibrar un huevo sin necesidad de sujeción. Todo esto ocurre en la Ciudad Mitad del Mundo, ubicada en la provincia de Pichincha, que representa uno de los principales atractivos turísticos de la región – está declarado Patrimonio Cultural del Ecuador. 

Formado por el citado monumento a la Mitad del Mundo, diversos museos – como el Museo de la Cerveza Artesanal o el Museo del Cacao – varios restaurantes de cocina tradicional ecuatoriana, e incluso un planetario con realidad virtual. Todo este destino turístico planteado para rendir homenaje a la ‘línea del Ecuador’ que por allí atraviesa; un lugar que posee una latitud de 00 0’ 0’’, de manera que a partir de ella se establece la latitud en cada punto distinto de la superficie terrestre. 

Un anfitrión de lujo, como es Jorge Eduardo Carrera, Gerente general en Empresa Pública de Turismo Ciudad Mitad del Mundo, nos recibe con una sonrisa y dispuesto a darnos a conocer todos los entresijos de este particular espacio. “La Misión Geodésica Francesa partió en el siglo XVII para ir desarrollando y definiendo el lugar en el que se encontraba la mitad del mundo, y llegó a este punto. Fue definido como el centro de la Tierra, por donde se separa el hemisferio norte y el sur. Para la época que era, se equivocaron muy poco”, nos comenzaba explicando Carrera sobre el origen de la Ciudad Mitad del Mundo. 

Curiosamente, desde el propio monumento se puede vislumbrar una suerte de vara, que está colocada en el lugar en el que el pueblo indígena Titucara situó el centro del mundo, más o menos en el siglo XIV. “Sin instrumentos, fueron capaces de definir el punto exacto, y hoy en día, con todos los elementos que tenemos, sabemos que en esa vara está el centro del mundo”, añadía el gerente. 

La historia del monumento, sin embargo, comienza bastantes años después. Concretamente, en 1936, cuando se decide construir este símbolo arquitectónico para recordar el legado de las anteriores culturas que dotaron a este espacio de un significado especial, y la labor de la Misión Geodésica Francesa. 

Alrededor de este lugar han surgido diversas construcciones y monumentos que merece la pena conocer, nos explica Carrera, como la ciudad colonial en la que se encuentra la Plaza Mayor y la Iglesia Mitad del Mundo, y, más orientado al turismo, un nuevo hotel-boutique que abrirá en el futuro. Lo mismo ocurre con la gastronomía local, que se puede degustar en varios restaurantes presentes en la zona como el Restaurante Los Herradores, el Restaurante Yaraví, o el Restaurante Calima.

También nos especificaba el Gerente general de la Ciudad que el edificio que en su momento fue construido para albergar la sede de UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas), si bien ahora se encuentra en desuso, “está edificado con una arquitectura impresionante y tiene unas instalaciones excelentes, por lo que esperamos que el año que viene esté de nuevo operativo”.

Pero no solo es un lugar para pasear y para descubrir este monumento, sino que también se ofrece información histórica acerca de la llegada de la Misión Geodésica Francesa – en el Pabellón de Francia –; y existen otros espacios culturales de interés como el Pabellón Guayasamin, dedicado al célebre pintor quiteño Oswaldo Guayasamín; el Planetario, o el museo conformado por elementos de la cultura indígena de Ecuador que se encuentra dentro del propio monumento. Para los “pequeños curiosos”, el MAPRAE (Museo de Arte Precolombino en Realidad Aumentada del Ecuador) representa una manera lúdica de conocer la historia de la zona y de las culturas allí presentes. Y es que, como ya nos advertían, la mitad del mundo está en Ecuador.