Conoce el encanto de las costas españolas
Por Lucía Vázquez Pérez
En España hay aproximadamente 8.000 kilómetros de costa repartidos a lo largo de cuatro dominios marinos -Mediterráneo, Cantábrico, Atlántico peninsular y Atlántico macaronésico. Con el paso del tiempo y gracias a la erosión, se han ido formando las 18 costas españolas, cada una con sus características particulares.
Comenzamos por la parte catalana del litoral mediterráneo, concretamente en Portbou, un municipio que hace frontera con Francia. Ahí comienza la Costa Brava, que se alarga 200 kilómetros hasta Blanes. Una zona muy escarpada con gran cantidad formaciones rocosas, en la que se encuentran pueblos con encanto, como Cadaqués, por cuyas playas veraneaban artistas ilustres como Dalí o Duchamp, e incluso el escritor colombiano, Gabriel García Márquez. Al sur de la Costa Brava encontramos la Costa del Maresme, a la cual da nombre la comarca del Maresme, donde encontramos amplias playas de arena gruesa y enormes acantilados, como en la Playa de la Roca Grossa (Sant Pol de Mar). Una costa muy sometida a las presiones urbanísticas y a la gran cantidad de turistas que recibe la Ciudad Condal. Y, en la zona de Tarragona encontramos la Costa Dorada, la última costa catalana. Su nombre se debe al color de la arena cuando refleja el sol, además, sus aguas son tranquilas y poco profundas. A sus orillas se encuentra el Teatro Romano de Tarragona, edificado en el siglo II d.C.
Al norte de la Comunidad Valenciana, se encuentra la Costa Azahar, que coincide con la zona costera de la provincia de Castellón. Se trata de una franja costera muy estrecha debido a su cercanía al Sistema Ibérico y es la costa menos afectada por la masificación turística de la Comunidad Valenciana. A su lado está la Costa de Valencia, que ocupa todo el territorio costero de la provincia de Valencia. La gran afluencia de turistas llena todos los veranos sus largas playas de arena dorada, especialmente en ciudades como Valencia, Gandía o Cullera. Cuenta con varias playas con bandera azul, como la playa de Xeraco o La Devesa. Por su parte, la costa de la provincia de Alicante, Costa Blanca, encontrarás playas de arena fina y aguas claras que se combinan con un paisaje de calas rocosas. Unas playas muy tranquilas, pues apenas encontrarás grandes olas, que se convierten en el lugar ideal para practicar deportes acuáticos como paddle surf o kayak. En ella se encuentran ciudades de las más visitadas en verano, como Torrevieja, Denia o Benidorm.
La Costa Cálida (Murcia) debe su nombre a las altas temperaturas que hay en Murcia, lo que hace que sus playas estén 5° por encima de la media del resto de costas. Entre sus accidentes geográficos incluye el Mar Menor, la laguna de agua salada más grande de Europa.
Nos adentramos en la parte mediterránea de las costas de Andalucía, que comienza por la Costa de Almería, la provincia con mayor aridez de España. Ofrece una amplia variedad de paisajes, zonas desérticas, otras llenas de cultivos, montañosas, con dunas o playas rocosas. Los 73 kilómetros de costa que tiene la provincia de Granada, Costa Tropical, una zona con largas playas, acantilados y calas que fue conquistada por fenicios, romanos y árabes. Justo al lado, en su vecina Málaga, está la Costa del Sol, una de las más conocidas de España. Decenas de playas distribuidas entre la sierra y el mar, con arena gruesa y piedras, y ubicadas cerca del lugar donde se unen el Mar Mediterráneo con el Océano Atlántico. En la parte Atlántica de Andalucía, encontramos la Costa de la Luz, desde la desembocadura del Guadiana hasta el estrecho de Gibraltar. La parte gaditana es más turística que la onubense, pero las playas cumplen las mismas características: aguas más frías que en el Mediterráneo, arena fina y dorada y gran afluencia de olas debido al carácter salvaje del océano. Cuenta con playas, como la de Valdevaqueros (Cádiz), ideales para practicar windsurf.
En el norte de España, la costa de la provincia de Galicia se divide entre las Rías Baixas y Rías Altas. La principal diferencia entre ellas, es que las bajas son más antiguas y presentan suaves arenales en un clima más suave; mientras que las altas son más jóvenes, agrestes, cuentan con grandes arenales y tienen aguas más bravas.
El litoral cantábrico comienza por el este en la Costa Verde, que corresponde a las playas de Asturias. Casi 400 kilómetros de costa, afectados durante todo el año por el clima lluvioso del principado, lo que deja un paisaje verde lleno de vegetación. Una costa con muchos accidentes geográficos (calas, acantilados, terrenos escarpados…), pero también con grandes arenales. La bravura del Cantábrico deja olas de gran tamaño. Por su parte, en la Costa de Cantabria, al igual que en Galicia, también encontramos algunas rías. Tiene grandes ciudades conocidas por sus playas, como Santander, Suances o Santoña, de donde destaca principalmente la pesca. Allí encontramos grandes acantilados de roca caliza en los que rompen violentamente las olas. Y, como última costa en la España peninsular, está la Costa Vasca. Sin grandes accidentes geográficos, es una costa bastante abrupta que da a un mar muy rudo de color azul intenso y temperaturas muy bajas. Una de sus playas más conocidas es la Playa de La Concha, en San Sebastián.
Por último, tenemos las dos costas isleñas, la de Baleares y la de Canarias. En baleares encontramos una gran presencia de rocas en las calas de islas como Mallorca, Menorca o Ibiza (donde también encontramos algunas playas de arena), y grandes arenales en Formentera. La tranquilidad de sus aguas cristalinas hace que muchos opten por alquilar un barco para adentrarse en el Mediterráneo. Sin embargo, en Canarias, encontramos una gran presencia de rocas volcánicas en sus playas, y de arena de todo tipo de colores (roja, blanca, dorada y negra). La zona norte de las islas suele tener más acantilados, mientras que en la sur dominan las zonas de arena. La Palma y Tenerife tienen un paisaje más volcánico, mientras que Gran Canaria o Fuerteventura cuentan con playas de arena blanca, más tropical.