República Dominicana: Isla Saona, el encanto de lo natural

29 de Agosto de 2009 12:09am
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República Dominicana: Isla Saona, el encanto de lo natural

República Dominicana. Situada frente a la costa del extremo sureste de este país, Saona no ha sido invadida aún por el cemento de los grandes hoteles. Pequeños grupos de turistas visitan cada día esta isla para dejarse cautivar por el seductor paisaje presidido por hileras de cientos de cocoteros, el mejor telón de fondo para playas tan bellas como Catuano, Punta Cacón, Punta Gorda y Mano Juan.

En Isla Saona no hay lugar para el estrés, porque el sosiego lo invade todo, incluso desde antes de llegar a este casi idílico lugar. El trayecto en lancha desde la costa es un delicioso paseo que permite contemplar el cambio de tonos del agua, desde el verde esmeralda al intenso azul, a medida que se bordea el litoral.

La visita a este pequeño reducto natural, que forma parte del territorio del Parque Nacional del Este, puede hacerse de modo particular o en una excursión organizada, como las que salen desde La Romana o Bayahíbe, localidades al este de la capital, Santo Domingo, en la costa sur dominicana.

Desde ambos lugares se puede comprar el billete para partir a la isla en cualquiera de las embarcaciones que ofrecen los operadores turísticos. Una vez a bordo, una rápida lancha recorre la distancia, en un trayecto en el que el visitante puede contemplar el frondoso litoral dominicano y, con un poco de suerte, hasta algunos delfines.

Con una extensión de 110 kilómetros cuadrados, el territorio de esta pequeña porción de tierra cuenta con dos comunidades habitadas: Catuano, en el extremo oeste, que acoge un destacamento de la Marina de Guerra, y Mano Juan, algo mayor, con cerca de 400 habitantes.

Una carretera de doce kilómetros de longitud recorre parte de la isla (con 22 kilómetros de largo por cinco de ancho), de clima tropical húmedo y con una temperatura promedio de 26 grados centígrados.

En esta última población, los vecinos, que habitan en típicas casitas situadas en línea frente al mar, se dedican a los cultivos tradicionales caribeños y a la pesca, además de pequeños negocios relacionados con el turismo, como restaurantes y tiendas de regalos para recuerdos.

La mayor parte del territorio está cubierto de vegetación boscosa de tipo húmedo subtropical, aunque en la costa está presente el bosque de litoral. La isla combina especies arbóreas como el coco (cocos nucífera); el cedro (cedrela odorata); la caoba (swietenia mahogani); el copey (clusea rosea) y el gri-grí (buchenavia capitata).

Según la Secretaría de Medio Ambiente dominicano, la cobertura vegetal de la isla constituye un excelente refugio para la fauna silvestre, al igual que sus ciénagas, lagunas y playas arenosas.

En cuanto a la fauna, la zona es rica en tortuga verde, tortuga carey, delfín y manatí, también llamado “vaca marina”, un mamífero herbívoro que habita en aguas dulces y saladas de América y África y puede medir hasta tres metros y pesar hasta 500 kilos (1100 libras).

La cotorra, el pájaro carpintero, la paloma coronita, el cuervo, el barrancalo, el guaraguao y la tijereta se cuentan entre las especies avícolas más comunes.
El Gobierno dominicano ha iniciado recientemente varios proyectos encaminados a relanzar el potencial turístico de Isla Saona, donde quieren recuperar los senderos y caminos, así como las viviendas de los habitantes de Mano Juan. Está prevista la construcción de un muelle dentro del Parque del Este y el mejoramiento del acceso a la laguna Flamenco.

Según su secretario, Jaime David Fernández Mirabal, el objetivo es trabajar en una nueva concepción de turismo sostenible, basado en la calidad de la oferta.
“Mantener la Isla Saona en condiciones adecuadas, además de las potencialidades que su belleza genera, es también como mantener la puerta de la casa limpia para que no se contamine el resto de la vivienda. Estamos protegiendo no sólo las condiciones naturales para que no se nos deteriore el lugar, sino también la flora y la fauna nativa”.

Pretende ofrecer a los turistas no sólo playas, sino también la posibilidad de recorrer un bello entorno natural en estado puro, donde la oferta vaya un poco más allá de lo habitual, con recorridos por senderos y visitas a sus cuevas y a sus lagunas.

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