Martinica, paraíso culinario en el Caribe

Martinica. Ubicado al norte de Santa Lucía, este volcánico y montañoso departamento francés de ultramar, considerado región ultra-periférica de la Unión Europea y perteneciente a las llamadas Antillas Menores, es conocido por la exuberancia y colorido de sus flores y sus paisajes, pero, sobre todo, tiene gran reputación como uno de los mejores destinos culinarios del Caribe.
Con una geografía dominada por el volcán Monte Pelée, de 1.397 metros sobre el nivel del mar, el territorio, integrante del grupo de las islas de Barlovento, presume de un escenario culinario ecléctico gracias a chefs locales y foráneos que cuentan con un elevado nivel en el arte de la gastronomía.
A través de toda la isla se encuentra disponible la cocina francesa; sin embargo, no tiene rivales en París por su mezcla natural con la cultura creole, fruto de su multiétnica población: india, francesa, africana, europea y caribeña.
Catalogada como "La Isla de las Flores", "La Capital Mundial del Ron", "La Isla de Célebre Poeta", se convierte ahora en referente de la excelencia culinaria del Caribe y uno de los más atrayentes destinos turísticos a escala internacional, según encuestas.
Al igual que todas las islas caribeñas, Martinica atrae al turismo por sus playas de arenas blancas en el sur y arenas negras en el norte. Las caletas invitan a practicar el buceo, la natación y la pesca, y también se pueden conocer manantiales termales, recorrer terrenos montañosos y visitar lugares selváticos.
Entre la lozanía de su vegetación sorprenden las madras, fular, sombrero de bakua, lilas u orquídeas, que matizan el paisaje en contraste con el norte rico volcánico. El cultivo de esas flores forma parte de los principales renglones de la agricultura además de los frutales como cocos, piñas y papayas, y para el consumo interno, papas y yuca.
Los cañaverales matizan con aroma de ron a Fort- de-France, su principal ciudad, de estilo francés. Actividades culturales y festivas tienen lugar durante todo el año. Algunas son verdaderos clásicos como el Carnaval, la tradicional Vuelta de las Yolas, las regatas y la carrera trasatlántica.
Esos eventos incrementan la relevancia de la gastronomía martiniqueña, que se concentra en la competencia y originalidad, con la oferta de platos típicos, con coloridos y mestizos sabores populares en esta tierra, nombrada también en noviembre del 2008 como "La Isla con la Mejor Gastronomía" por la Revista Mundial Caribeña.
Entre ellos salen a la preferencia un "féroce de aguacate", un "colombo de cabra o cerdo" y para postre un "Blas-manger", dejando un ron añejo como digestivo. Decorados típicos saltan a la vista en platillos adornados con especies que añaden color y sabor, como cebolla, ajo, perejil y tomillo, ingredientes comúnmente usados.
El Chilli, canela, comino, vainilla, jengibre, nueces y moscatel son muy utilizados por los chefs de cocina en las diferentes recetas para completar sabores sutiles y lograr aromas.




