El karma de Laura de la Uz

05 de Mayo de 2015 4:39am
corresponsal
El karma de Laura de la Uz

“Soy una persona feliz. Me hace feliz mi rutina, las cosas sencillas, la gente que quiero. Creo que lo más importante para ser feliz, es ser feliz, es buscar esos momentos en tu vida y tomar la decisión de hacerlo”. Ella  es exactamente eso que usted imagina mientras lee estas líneas. “Lo que no quiere decir que todos los días me levante con una sonrisa espléndida, pero tengo que llamarme a capítulo y decirme a mí misma: ¿qué te pasa, de qué te quejas?” Una mujer sencilla y grande, sin religión alguna pero con filosofía, con muchos premios y ninguna vanidad.

“También me hace feliz ir a buscar a mi hija a la escuela y conversar con ella por el camino. Tener a mis papás vivos es un regalo.” Lo dice y se emociona, disimula para que no me percate de que está a punto de llorar, pero de todas formas se le ha hecho un nudo en la garganta. “Hay tantas personas que conozco que a mi edad ya no tienen a sus padres al lado. Tengo unos padres maravillosos, que me han apoyado toda mi vida y si no hubiese sido por ellos no habría logrado ni la mitad de las cosas que he hecho. Me encanta estar en la casa con mi mamá, que almorcemos juntas todos los días, que llegue la niña y nos acostemos las tres a ver películas en una misma cama todas rebujadas. Haber encontrado un hombre bueno, lindo, con el que tengo mucho que ver y, aunque no vivamos juntos, hemos sabido llevar una relación preciosa y construir no solo mi carrera, sino también mi vida.”

Ella es Laura, Laura de la Uz. Le gusta viajar, practicar budismo y cantar. Dice su carta astral que en su otra vida fue músico, pero en esta, es la única actriz cubana que ha obtenido dos premios Coral a mejor actuación (1990 y 2012) y la primera nominada a mejor actriz en los Premios Platino (2014). No ha habido, en su carrera artística, personaje que se le resista y aplauso que le haya sido negado. Hoy, mientras esperamos que cuele el café, conversamos un rato. 

¿Cómo llegó a ti el papel de Larita en el filme Hello Hemingway, siendo aún estudiante?

Me encontré con un amigo en Coopelia y me contó que estaban realizando un casting para la película. Quedé seleccionada en el primer día de prueba, y a partir de ese momento Fernando comenzó a probarme con algunas secuencias de la película. Fue un casting que duró tres meses, en los que estuve a prueba prácticamente la mitad de la película y él continuó probando a otras muchachas para el personaje protagónico. Saberlo fue como ver los cielos abiertos. Además, yo lo tenía muy claro, no era una opción, era la opción. Para mí, era ser actriz o ser infeliz el resto de mi vida. Fue muy emocionante porque él me lo hizo saber de una manera muy bonita. Me dio a leer una hoja del diario de la película, como si lo estuviese escribiendo yo y a su vez contando que me habían dado el personaje protagónico.

Y el Coral en el XII Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano por la mejor actuación femenina en esta película…

Recuerdo que eso fue en el año 1991, pleno período especial en Cuba. Imagínate que hagas tu primer trabajo y de pronto te den el mayor premio que otorgan en tu país, porque después de ese está el premio de la crítica o el premio nacional de cine. Es algo enorme que con 19 años hagas un protagónico en el cine, un súper protagónico y que te dirija uno de los directores más importantes que tiene ese arte en el país.

Lo viví con mucho asombro. Lo que nunca se me olvidará fue aquella llamada de Fernando para explicarme y convencerme de que yo me merecía el coral, porque fue un premio muy controvertido. Había grandes actrices compitiendo por él, como Dominique Sandá y Alina Rodríguez, entonces fue así como darle el coral a una desconocida. Fernando fue el primero que me dijo: “te lo mereces y haz trabajado muy duro para ello”. Recuerdo que salí a caminar por La Rampa y había cierto desamparo y soledad, porque cuando acaba el Festival las calles quedan un poco vacías, pero era una soledad casi mística la que yo sentía. Fue un momento de mucho asombro e introspección, aunque fue un gran regalo, realmente.

Miguel Littín, en aquel entonces presidente del jurado, se me acercó y me dijo: “quiero que sepas que te mereces ese premio y que te lo dimos por mayoría absoluta de votos, porque hiciste llorar a un jurado en pleno y eso no es fácil hacerlo”. Fueron muy importantes aquellas palabras de aliento porque me sentí muy sola.

¿Quién es Fernando Pérez en tu vida?

Siempre digo que cuando sea grande quiero ser como Fernando Pérez y no lo alcanzaré jamás, esa sería una pretensión demasiado grande. En mi vida, ¿quién puede ser Fernando Pérez? Es la persona que no solo me abrió las puertas a mi camino profesional, sino también las puertas de su corazón, su vida y su familia; y no solo a mí, sino también a Raúl Paz. Después filmamos Madagascar y siempre me quedé conectada con él. Tenemos una relación familiar, aunque nos vemos poco porque siempre tiene mucho trabajo, pero para todas mis cosas siempre cuento con él, lo llamo cuando tengo ganas de comentarle algo y le consulto dudas. Recuerdo que estaba yo en el pre cuando se hizo Clandestinos y ya tenía clarísimo que quería ser actriz. Un día lo vi y me quedé muerta. Suspiré porque me daba pena acercármele, lo vi desde lejos y dije: qué increíble que ahí está el hombre que hizo Clandestinos.

¿Cómo valoras el estado actual del cine cubano?

Que yo conozca se está filmando muy poco o nada en este momento. Creo que tenemos la posibilidad, si abrimos las puertas a una nueva ley de cine, de continuar enriqueciendo el cine cubano. Si nos cerramos a la idea de abrir nuestra mentalidad, veo un cine cubano con muy pocas perspectivas. Pienso que hay que dar la apertura para que todo cubano director, que viva fuera o dentro de este país, pueda dirigir y sus películas sean reconocidas como cubanas. Que se les brinde la oportunidad a empresas productoras jóvenes, capacitadas y con ganas de trabajar, para sacar adelante el séptimo arte porque conocen del desarrollo de los nuevos sistemas de distribución. En ese sentido, creo que el ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica) se está quedando un poco atrás. 

Algunas personas dicen que eres feminista y luchas contra la violencia hacia las mujeres. En ese sentido, ¿cuáles son tus leyes en la familia y en tu contexto social?

En la casa no hay problema porque nosotras las tres somos mujeres. Con mi papá es con el que es más difícil, pero incluso ya hace café. Mi pareja no es un hombre machista para nada y eso es un regalo. Llevaba mucho tiempo sola y me lo pusieron en la puerta de la casa, aunque no lo encontré en Cuba. Además tiene otra educación, no por no ser cubano, porque machismo hay en todas partes, pero yo lo tenía muy claro: yo no voy a educar a nadie.

No soy feminista a ultranza, de hecho no es que sea lo contrario tampoco. Siempre lo he llevado de una manera natural, son más bien las personas las que se han encargado de decir que yo soy feminista. Defiendo los derechos de la mujer y su protección en el sentido de leyes, estructuras y sistemas que la apoyen; pero no pertenezco a ningún movimiento feminista ni mucho menos. Si tengo que apoyar, apoyo, pero que me encasillen en Laura la feminista, no. Yo soy Laura. Incluso en mi práctica del budismo soy muy cuidadosa de no convertirme en fanática y decir: esta es la única verdad.

¿Qué dejó en ti tus dos últimos filmes: Vestido de Novia y La Pared de las Palabras?

Fue un rodaje terrible realmente. Fueron escenas muy duras todo el tiempo. La escena en la que Luis Alberto vomita fue real. En realidad lo hizo porque él es él, pero eso yo no lo hago ni muerta. De hecho, se hicieron dos tomas y lo hizo en las dos. Esa secuencia fue muy dura porque yo tenía mucho miedo de que me diera. Uno pasa mucho miedo en ese tipo de escenas porque cualquier cosa puede pasar, aunque te cuiden. Así me pasa también con las escenas de desnudo, violencia, sexo, son terribles. Todavía las veo y me estremezco y me pregunto cómo una puede pasar por todo eso. El problema es que lo tienes que construir. Aunque los golpes no sean de verdad, igual te aprietan la cara, simulan que te dan, tienes que violentarte, ponerte en un estado que no es natural, gritar, llorar.

Preparando La Pared de las Palabras, estuvimos dos meses a tiempo completo en la Quinta Canaria, un hospital psiquiátrico que está exactamente en esas condiciones que se ve en la película y donde filmamos en la peor sala. Al final nos hicimos amigos de los enfermos y el equipo completo se involucró muchísimo con ellos. Hubo pacientes que trabajaron como actores y actores que trabajaron como enfermos y lo hicieron espectacularmente bien, se prepararon a la par mía, de manera independiente y grupal.

Después de todo eso se te quedan las imágenes, los olores, los gritos, las risas. Para ello tuve que prepararme mucho e irme para el cuerpo de guardia de psiquiatría del Hospital Calixto García porque necesitaba ver crisis. Vi muchísimos casos tristes, sobre todo de mujeres jóvenes que llegaban completamente enloquecidas y la doctora me decía: “ponte detrás de mí”, porque ahí puede pasar cualquier cosa. Personas como tú y yo que, de pronto, por algo que les sucedió o una determinada educación que recibieron, se ven afectados sin camino de retorno. Esas son cosas de la vida que son más fuertes que tú y contra las que no puedes hacer nada.    

Entre las cosas más gratas que recuerdo fue el haber estado con Isabel y Luis Alberto. Él y yo teníamos muchas ganas de trabajar juntos como pareja o como dos protagonistas y le decíamos a Fernando que escribiera un guión para nosotros. En realidad estábamos ahí cumpliendo un sueño. Fue una sensación tan grande la de pensar que estaba rodando con los dos protagonistas de Clandestinos, eso yo no me lo quito de la cabeza.

Fueron dos películas que me tiraron “pa la tonga”. Cuando las terminé me dije: necesito descansar por lo menos seis meses y no hacer nada. Estos dos filmes, y después Espejuelos Oscuros, me agotaron muchísimo. Esta última ya la verán, trae sorpresas también. Salí de un tren de violencia, llanto y sufrimiento muy duro. Sobre todo de ver realidades que coexisten con uno y que a veces ni sospechas. Gente que vive en circunstancias difíciles y eso es doloroso para uno, es lo que me queda y me hace más consciente.

¿Es cierto que eres un poco desordenada?

Muy regada. He aprendido a organizarme un poco, ya no soporto tener la casa así al “desmadre”, pero ese orden milimétrico que le gusta a algunas personas no lo consigo. Yo dejo las cosas un poquito por ahí, pasa un día, dos, y ya al tercer día me aburro y lo recojo. No soy de esas personas que tienen las cosas en el clóset totalmente dobladas. Es un desorden orgánico, no es que yo sea un caos.  También depende de cómo haya tenido el día, las mujeres de mi casa no somos ultra organizadas, pero tenemos nuestro orden y es cómodo porque es una cosa natural. 

¿El gusto por la actuación es una vocación o alguien te lo inculcó?

En mi casa siempre se escuchó mucha música, esa fue como mi primera inspiración, aunque quizás más el canto y el baile. Me encantaba doblar a las cantantes de la época, disfrazarme, crear mi propia escenografía. Tenía una tía que me hacía entrevistas y me las grababa y un abuelo español proveniente de Asturias que no se cansaba de hacerme cuentos.

Creo que esa es la influencia: una vida enriquecida por diferentes generaciones, pero indiscutiblemente es algo que venía conmigo. Dice mi carta astral que yo era músico y el astrólogo me dijo: tú serías músico cien por ciento e igualmente ibas a ser una carrera excepcional. Es algo muy curioso porque siempre me he sentido un poco músico frustrado, de hecho estudié tres años de piano, y yo no sé, pero mi maestra me dijo que iba a ser muy buena instrumentista. De manera que tenía todo un futuro marcado en ese sentido por las leyes del universo, pero está más que comprobado que somos los seres humanos los que tomamos las decisiones y hacemos nuestra vida finalmente. 

Hay quienes hablan de “La Película de Laura” a partir de tu papel en la película de Ana. ¿Tiene alguna relación ese personaje con tu vida real?

Independientemente de ser actriz he trabajado en muchas cosas. Estudié en Chile en la Escuela Internacional del Gesto y la Imagen, por medio de una beca, pero para poder mantenerme tuve que trabajar dando clases de salsa, cantando en casinos, cabarets, donde fuera. Tenía además un grupo que cantaba música folclórica latinoamericana, desde el son cubano hasta música afroperuana, ballenatos, en fin. Estaba agotada porque la escuela era muy intensiva. Fueron dos años muy agotadores pero creo que fue mi momento de mayor creatividad.

Después en Canadá trabajé como babysitter y en una compañía telefónica, a través de la cual se conectaban las llamadas entre Cuba y Estados Unidos y donde viví muchos momentos históricos entre estos dos países.

Entonces creo que es eso lo que tengo en común con Ana, la protagonista de la película. Lo que me diferencia de ella es que he tenido una carrera muy satisfactoria como actriz y ella no. Ella tiene el deseo de trascender como actriz y hacer cosas importantes que la llenen desde el punto de vista profesional y humano. Eso a mi edad ya yo lo he logrado, sin embargo, lográndolo y estando en ese camino, no he tenido dudas cuando he querido hacer algo, lo he hecho sin miedo a no reencontrar de nuevo el camino. Ella en la película tuvo que mentir, yo no he mentido, he trabajado.

¿Entre el cine, el teatro y la televisión, cuál de los tres prefieres?

A mí me gustan todos, pero siempre siento la necesidad de volver al teatro de alguna manera. Hace un tiempo me preguntaron si tenía algo preparado para clausurar el festival español Ellas Crean en Cuba. Yo no tenía nada, solo tenía el deseo de hacer. Dije que sí por ese impulso que tengo de lanzarme y provocarme un poco y salir del estado de comodidad y seguridad. Concebimos la idea así como un reallity show y yo escribí el guión y asumí la dirección.

Fue un espectáculo maravilloso que a la gente le encantó, en el que yo cuento un día en la vida de cualquier actriz o artista cubana, y a la vez, juego con videos, hago un homenaje a mujeres a quienes se les ha dedicado grandes canciones en la historia de la música cubana, entre ellas Yolanda de Pablo Milanés y Para Bárbara de Santiago Feliú. Conté con un equipo excepcional que me acompañó en todo momento. Imagínate llamar a Beatriz Márquez y que me dijera: “sí, sí, sí, qué historia tan bonita, cuenta conmigo”. Una persona que has admirado toda la vida y que de pronto puedas compartir con ella el escenario, yo no lo podía creer. En el primer ensayo yo me eché a llorar y cuando miré a los demás, todo el mundo estaba emocionado alrededor mío.

De manera que siempre tengo que retornar al teatro, es algo extra, un contacto directo con el público que es impagable. Esa retroalimentación directa con él es real, lo que tú le ofreces inmediatamente lo recibes. El escenario es como una droga o algo adictivo, te genera mucha adrenalina y un nivel de tensión, pero después una felicidad tan grande que da vicio y lo quieres probar cada cierto tiempo. Te expones al público no solo como actriz, sino además como persona y como creadora. Lo comparo con una persona que se está jugando la vida, escalando una montaña o atravesando un río, y es lo mismo. Lanzarse a escena es como tirarse al vacío, tú no sabes qué te pueda pasar en vivo. Cada vez soy más susceptible a esa experiencia, me pongo más nerviosa, cada vez es más fuerte el nivel de compromiso.

¿Es cierto que Frank Delgado compuso un tema para ti? ¿Cómo se llama?

Sí, es cierto, pero no sé cómo se llama, ni siquiera sé qué título le habrá puesto Frank. Él y yo hemos compartido muchos momentos juntos desde que estábamos en la Escuela Nacional de Arte (ENA) y siempre me ha gustado muchísimo su música por su sentido del humor y estilo de crónica. Lo busqué por la dramaturgia de Reallity Show porque dije: si me hacen una canción, quiero que me la haga Frank. Una semana antes lo llamé para pedirle al menos un estribillo y me dijo: te voy a hacer una canción completa y va a quedar tan buena que después la voy a tener que cantar en todos lados. Y así mismo ha sido. Me encantó, es una canción preciosa, me sentí muy alagada porque una de las cosas que digo en el espectáculo es que ¿qué hay que tener de especial para que alguien te haga una canción?

¿Cuál ha sido el proyecto que más te ha marcado desde el punto de vista profesional y personal?

Creo que todos porque todos me han aportado algo ¿Qué hubiese sido de mi si solo hubiese hecho Hello Hamingway o La Boda, si solo hubiese hecho teatro y no hubiese hecho cine, si hubiese incursionado solamente en la televisión? Cada uno de los trabajos que he hecho han sido importantes y a todos les he puesto mi corazón, disfrutando el resultado de igual manera. La última palabra la ha dicho la crítica y el público, que es quien tiene realmente la última palabra. No me voy a cansar nunca de seguir mejorando y aprendiendo. Más que querer seguir haciendo por hacer, es la necesidad de preguntarme qué es lo próximo que me puede llevar a seguir evolucionando. 

PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS

·         Premio a la mejor actuación femenina, por su actuación protagonista en en film Hello Hemingway, en el 11th Atlantic Film Festival (1991). CANADÁ.

·         Reconocimiento de los Círculos Cinemátográficos de Italia (ARCI NOVA), por su actuación protagonista en Madagascar, en el XVI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Cuba.

·         Premio CARICATO de la Asociación de Artistas Escénicos de la UNEAC por su actuación protagonista en los filmes Madagascar, Amores (1995) y en obra de teatro La Boda ((1997) Cuba.

·         Nominada a los premios ACE (Asociación de Cronistas de Espectáculos de Nueva York) por su actuación en Madagascar de Fernando Pérez en 1997. New York, EEUU.

·         Premio CARICATO “Francisco Covarrubias” a mejor actuación femenina en teatro por Delirio Habanero (2006).

·         Premio CARICATO de la UNEAC por su actuación femenina en el film El cuerno de la abundancia. La Habana (2008). Cuba

·         Premio de actuación femenina, por su actuación protagonista en Los minutos, las horas, en la tercera  edición del Festival?de Bueu. Galicia. España.

·         Premio a la mejor actriz, por su actuación protagonista en Los minutos, las horas, en: II CURTA NEBLINA. Festival Latinoamericano de Cinema. De Itu,  Brasil

·         Premio Especial del Jurado al reparto. Mar del Plata Film Festival, 2009. Argentina.

·         Premio a la mejor actriz, por su actuación protagonista en Los minutos, las horas, en Vitória Cine Vídeo 2010. Brasil

·         Premio de Actuación Femenina en el Festival Internacional de Torrelavega (España), 2011.

·         Premio ACE New York 2012 como Mejor Actriz Visitante de Teatro, por su papel en la obra Delirio Habanero.

·         Premio Coral a la Mejor Actuación Femenina, por su actuación protagonista en en film La Película de Ana, en el XXXIV Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana (2012). Cuba

·         Premio CARICATO a la Mejor Actuación Femenina (Asociación de Artistas Escénicos de la UNEAC), por su actuación protagonista en el film La película de Ana (2012). Cuba.

·         Premio MUCURIPE a Mejor Actriz 2013 en el 23° FESTIVAL IBERO-AMERICANO DE CINEMA DE CEARÁ (BRASIL) por “O Filme de Ana”.

·         Premio ACE New York 2014, como Mejor Actriz de Cine, por su papel protagonista en el film La película de Ana.

·         Medalla José Manuel Valdés Rodríguez 2014 en reconocimiento a toda su carrera. Universidad de La Habana.

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