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Contratiempos en la aviación, ascenso sostenido en la industria de cruceros

14 de Febrero de 2011 8:31pm
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Contratiempos en la aviación, ascenso sostenido en la industria de cruceros

La serie de fenómenos, amenazas y desastres que han afectado a la aviación y sus flujos de viajeros, desde la recesión económica a las alertas terroristas y la nube volcánica que removió el transporte aéreo en Europa, han impulsado un notable y sostenido ascenso de los viajes en cruceros. Desde 1990, el número de pasajeros en este sector ha venido aumentando a razón de 7,2% por año.

En el período 1980-2009, más de 176 millones de  personas viajaron en cruceros de más de dos días de duración. De  ellos, un 40% lo hizo en los últimos cinco años.

En Gran Bretaña, el auge ha sido espectacular. Tan sólo durante  2010, 300 cruceros zarparon o hicieron escala en estas costas.

La Asociación Británica de Transporte Marítimo de Pasajeros (PSA,  según sus siglas en inglés) predice para este año un incremento del 20% en el número de naves y del 8% en el de turistas, lo que  llevará el total a 1,7 millones de pasajeros. Entre los destinos  de larga distancia más populares se encuentran América latina  (incluida Buenos Aires) y la Antártida.

Penny Guy, vocera de la PSA, atribuye el éxito a las ventajas  (tanto de comodidad como económicas) que los turistas encuentran en  este servicio. "La gente sabe que cuando viaja en un crucero tiene  todo resuelto con un solo ticket: la comida, el transporte, el  alojamiento y el entretenimiento. Es por eso que, al sacar las  cuentas, se dan cuenta de que ésta es la mejor forma de ahorrar  dinero y estrés."

Es el último de estos factores lo que ha llevado a varios  operadores a tirar por la borda los paquetes turísticos con líneas  aéreas para echar ancla en lo que consideran que son las "más  serenas aguas" de los cruceros.

"Nuestros clientes no quieren más pasar buena parte de sus  vacaciones haciendo colas interminables, sin poder cargar una  botella de agua o una tijera para cortarse las uñas por razones de  seguridad y a veces durmiendo en corredores tras ver sus vuelos  cancelados, cuando lo único que quieren es un merecido descanso.  Ellos están cansados y nosotros también. Es por eso que hemos  decidido dedicarnos exclusivamente a ofrecer cruceros", explica  Stephen Bath, director de Bath Travel, una de las principales  agencias de turismo inglesas.

El impacto de este cambio de ruta ya está empezando a hacerse  notar. En el sur de Inglaterra -la zona más próspera del Reino  Unido- el aeropuerto regional de Bournemouth mejoró sus  instalaciones para servir a unos 3 millones de pasajeros, a un  costo de US$ 60 millones.

Pero en 2010 la firma aérea local Palmair cayó en bancarrota y su  principal aerolínea de bajo costo, la irlandesa Ryanair, suspendió  todos los vuelos por falta de demanda. En los últimos seis meses,  sólo un vuelo despegó por día desde Bournemouth.

La situación es totalmente distinta en el cercano puerto de  Southampton. El tráfico marítimo es tan intenso y animado que  recuerda aquella época en la cual tenía sentido para los  británicos cantar la patriótica Rule, Britannia! Britannia rule  the waves! (¡Gobierna Gran Bretaña! ¡Gran Bretaña gobierna las  olas!).

Infinidad de barcos con dirección a los fiordos noruegos, la islas  Canarias y el Mediterráneo echan proa todos los días desde allí,  al igual que cruceros trasatlánticos hacia los Estados Unidos, el  Caribe y América del Sur.

La firma de capitales noruegos Fred Olsen Cruise Lines, por  ejemplo, ofrece un periplo de 55 días, en condiciones de pleno lujo, desde Southampton hasta Buenos Aires, por entre 7000 y 25.000  dólares.

El aumento en la actividad ya ha motivado multimillonarias  inversiones. Southampton está construyendo una quinta terminal, la  cual convertirá a este puerto en el eje central de las  comunicaciones marítimas de Europa del Norte.

A un costo de US$ 55 millones, se estima que la nueva estación  impulsará la economía local a razón de 200 millones anuales tan  pronto abra sus puertas, en 2013.

La capacidad incrementada de Southampton para acomodar las naves  de mayor tamaño del mundo, como el Oasis of the Seas y el Allure  of the Seas (con media docena de piscinas, casinos, campos de  minigolf, etcétera) se cree que contribuirá a atraer cruceros a  otros puertos británicos.

El aledaño de Portsmouth ya ha empezado a sacar beneficio del imán  de su vecino, con la llegada de nuevos barcos internacionales en  dirección a España, Francia y el norte de Africa.

El norteño de Liverpool, sede la de la tradicional firma naviera  Cunard -propietaria del Queen Mary 2, entre otros- apunta aún más  alto. Con fondos de la Unión Europea, se dispone a construir  también una nueva terminal con vistas a dominar la mayor parte del  tráfico trasatlántico.

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