Argentina: San Telmo y La Boca, sellos del Buenos Aires profundo

18 de Octubre de 2010 12:54am
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Argentina: San Telmo y La Boca, sellos del Buenos Aires profundo

Argentina. Los barrios de San Telmo y La Boca son quizá los dos máximos exponentes del sello porteño de poesía y arrabal, tango y melancolía, identidad y carisma. Bohemios y nostálgicos, conservan su mística intacta. Con muchas anécdotas y una impronta inconfundible, son tesoros de Buenos Aires a unos pasos del centro de la metrópoli, entre la 9 de Julio y el Río de la Plata.

 
San Telmo
 
La Plaza de Mayo reparte leyenda, rodeada de Casa Rosada, Cabildo, Catedral, Aduana y antiguo Congreso. Es el centro neurálgico de Buenos Aires, terreno reducido donde se concentra buena parte de la historia y el poder político nacional. Sin embargo, lo pomposo del asunto se va desintegrando a medida que tomamos rumbo sur. A unas pocas, poquitas cuadras del despacho presidencial, surge el célebre San Telmo. Nada tiene que ver con movimiento e impronta de gran ciudad. Aquí todo camina más despacio, a ritmo de bandoneón.
 
Eso mismo nos dicen sus calles empedradas y viviendas antiquísimas, herencia de la época colonial. Techos bajos, pintura gastada, faroleras, destellos de años lejanos. Allí está la Plaza Dorrego, núcleo de la zona. Un enjambre de música, artistas a la gorra y antigüedades. Híbrido de estampas seguidas con interés por los turistas, sobre todo extranjeros, otra de las especies que hicieron del barrio su hábitat natural. El escenario lo completan las mesas al aire libre, y los recuerdos.
 
Alrededor, una serie de sitios cuentan con motivos de sobra para atraer al visitante. Entre ellos, aparece la Iglesia de San Telmo, el Mercado homónimo, la Iglesia Dinamarquesa, la Casa del Poeta Eduardo de Luca, el Pasaje de la Defensa, el Museo Penitenciario y el Viejo Almacén. Este último es reconocido como un templo del dos por cuatro. Sede de diversos espectáculos, fue concebido por el cantor Edmundo Rivero.
 
La Boca
 
Siguiendo los dictámenes del sur, caminando, llegamos a La Boca. Qué decir de uno de los suburbios más conocidos de Latinoamérica, merced a la traza de su más ilustre residente: el Club Atlético Boca Juniors. La Bombonera, ícono mundial del fútbol, resume penas y glorias de la mitad más uno de los argentinos. Un estadio único, reconocido como teatro del deporte a nivel planetario.
 
Un manojo de cuadras y Caminito se hace presente. El paseo es otro emblema porteño. Retrato que se repite una y mil veces en postales, cuadros, revistas: paredes de chapa pintadas, tradición, y por supuesto, mucho tango. Una imagen demasiado turística e idealizada, es cierto. Pero que no deja de provocar fascinación al primer golpe de vista.
 
Son las joyas de Buenos Aires. Oasis en medio de la confusión y el caos ciudadano. Ventanas para evocar épocas distantes, que siempre vuelven.
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