Viernes Negro: Orígenes e impacto económico

23 de Noviembre de 2023 10:09am
Jorge Coromina
Viernes Negro

 

A medida que la temporada navideña se acerca, reaparece el Black Friday o Viernes Negro, marcando el inicio del frenesí de compras de fin de año. Este día, conocido por su caos y descuentos colosales, se ha convertido en un fenómeno cultural arraigado profundamente en el tejido del consumismo en todo el mundo. Pero, ¿cómo surgió esta extravagancia minorista y qué impacto ejerce realmente?

Las raíces del Viernes Negro se remontan a Filadelfia en la década de 1950. Inicialmente, el término estaba asociado con el tráfico disruptivo de peatones y vehículos causado por los compradores que acudían a las tiendas el día después del Día de Acción de Gracias. La policía usaba "Viernes Negro" para describir el pandemonio que se producía. Con el tiempo, los minoristas adoptaron el término, remodelando su narrativa para significar ganancias pasando de estar "en números rojos" a "en números negros", señalando la rentabilidad.

Aunque su etimología reside en la jerga local, la transformación del Viernes Negro en un evento nacional surgió a finales del siglo XX. Los minoristas vieron una oportunidad para iniciar la temporada de compras navideñas, ofreciendo descuentos sustanciales para atraer a los consumidores y aumentar las ventas de fin de año.

El impacto del Viernes Negro se extiende mucho más allá de los precios rebajados y las multitudes de compradores. Representa un cambio sísmico en el comportamiento del consumidor y el panorama minorista. Las intensas campañas de marketing y las ofertas irresistibles han creado un sentido de urgencia, llevando a los consumidores a acampar afuera de las tiendas o buscar frenéticamente en línea para aprovechar ofertas de tiempo limitado.

Además, el Viernes Negro ha invadido cada vez más el propio Día de Acción de Gracias, con tiendas que abren más temprano cada año. Esta invasión ha suscitado debates sobre la intrusión del consumismo en la sacralidad de la festividad y el costo que implica para los trabajadores minoristas, obligados a renunciar al tiempo en familia para atender a los ansiosos compradores.

Viernes Negro

 

Para las empresas, el Viernes Negro es un momento crucial. A menudo sirve como un examen de su desempeño anual, con muchos minoristas dependiendo de la temporada navideña para una parte sustancial de sus ingresos anuales. El éxito o fracaso en el Viernes Negro puede determinar la trayectoria de un minorista para el año siguiente, influyendo en los precios de las acciones y la confianza de los inversores.

En los últimos años, la dinámica del Viernes Negro ha cambiado con el auge del comercio electrónico. Los minoristas en línea han capitalizado el "Cyber Monday", el equivalente digital al Viernes Negro, ofreciendo ofertas atractivas y aprovechando la conveniencia de las compras en línea para atraer a un segmento diferente de consumidores.

La fiebre consumista en torno al Viernes Negro ha generado críticas. Preocupaciones sobre el consumo excesivo, el impacto ambiental debido al aumento de residuos de productos desechados y las implicaciones éticas de impulsar agresivamente el consumismo han llevado a llamados a reevaluar este frenesí de compras.

Esfuerzos como el "Día Sin Compras" y campañas que instan a los consumidores a ser conscientes de sus compras han ganado fuerza, abogando por un enfoque más consciente hacia las compras y fomentando un comportamiento de consumo sostenible.

El Viernes Negro sigue siendo una espada de doble filo, simbolizando tanto la cúspide del consumismo como el latido económico para muchas empresas. Su evolución desde un término local hasta un evento de compras global subraya el poder del marketing, el comportamiento del consumidor y la relación entre minoristas y consumidores.

Sin embargo, a medida que la conciencia social se inclina hacia la sostenibilidad y el consumismo ético, el futuro del Viernes Negro podría presenciar transformaciones. Si mantendrá su forma actual o experimentará una metamorfosis hacia un evento de compras más consciente está por verse. No obstante, su impacto en el panorama minorista y la psique del consumidor sigue siendo un aspecto definitorio de la cultura de consumo moderna.

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