Un Veneno que no Mata

11 de Mayo de 2015 12:39pm
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El aumento en la incidencia del cáncer en el mundo y la agresividad de su tratamiento, han exigido de la ciencia buscar alternativas que permitan obtener beneficios con menos riesgos. Cuba da un paso de avance con su propuesta de uso del Veneno del Alacrán Azul.

El cáncer se ha convertido en un flagelo para la humanidad desde tiempos inmemorables, lo que se ha visto favorecido en la actualidad por diferentes factores como el estrés, el hábito de fumar, la mala alimentación, el sedentarismo, las adicciones al alcohol y drogas, entre otros.

Al mismo tiempo, la Medicina ha ido avanzando en métodos diagnósticos y tratamientos que ayudan a combatirlo; sin embargo algunos de estos últimos resultan ser muy agresivos, lo que conlleva a la necesidad de buscar métodos alternativos que permitan por una parte, frenar el cáncer y por la otra, disminuir los efectos adversos de tratamientos convencionales como la cirugía, la quimioterapia y radioterapia, obteniendo un mejoramiento en la calidad de vida de estos enfermos.

Cuba se ha convertido en un estandarte a nivel mundial, debido a los estudios experimentales que se vienen realizando desde hace más de 20 años en cuanto a las propiedades anticancerígenas que presenta el Veneno del Escorpión Azul (Rhopalurus Junceus). Este escorpión es una especie endémica de Cuba, específicamente de la provincia Guantánamo y es llamado así por el tono azul en su cola y aguijón que lo hacen muy peculiar. También es conocido como “Alacrán Colorado” por el color rojizo oscuro que presenta en todo su cuerpo.

 El Fin Justifica los Medios.

La extracción del veneno se lleva a cabo a través de la aplicación de estímulos eléctricos al escorpión en cautiverio, lo que provoca que libere su toxina. Según los expertos, de cada animal se obtiene 0. 02 mililitros, equivalente a dos o tres gotas. La sustancia extraída es prácticamente transparente, un poco más densa que el agua y perfectamente soluble en ella y sus principales componentes son proteínas. No es tóxico y las vías de aplicación pueden ser oral, nasal, sublingual, cutánea o dentro de la medicina homeopática. Es importante conocer, que cada escorpión es utilizado hasta que comienza a debilitarse, momento en el cual es liberado a su medio, por lo que se han tenido que construir criaderos de estos animales con el objetivo de que su uso no deteriore la especie.

Las investigaciones realizadas han concluido que el veneno actúa de diversas formas:

·          Inhibiendo la proteasa, una enzima que rodea la membrana de todo tipo de tumor. La proteasa funciona como una especie de hábitat  en que el tumor se reproduce y se expande célula por célula. Al impedir la formación de esta membrana en la neoplasia es posible frenar su expansión.

·          Disminuye la pérdida de apetito en los enfermos.

·          Permite la recuperación paulatina del peso.

·          Disminuye los dolores e inflamación producida por el tumor debido a su efecto inmunorregulador.

·          Aumenta la producción de glóbulos blancos y las defensas del organismo.

·          Normaliza de forma progresiva diferentes parámetros sanguíneos, hepáticos y renales, de acuerdo al tipo de cáncer.

Los efectos del tratamiento se manifiestan de forma gradual y dependerán de la concentración a que sea aplicado el mismo, según el estado de salud del paciente. Los primeros síntomas de que el medicamento está funcionando son la disminución del dolor y la reaparición del apetito y el sueño. Esto constituye una mejoría importante en la calidad de vida. Después de algún tiempo de tratamiento se observa una disminución de la actividad metabólica del tumor y disminuciones progresivas de los marcadores tumorales, lo que evidencia la actividad del veneno frenando el cáncer. Todos estos efectos llevan al alargamiento de la vida.

Existen dos formas de presentación de este veneno para su uso por los enfermos: el ESCOZUL, que es la forma original concentrada, desarrollada por productores independientes cubanos a todo lo largo del país (fundamentalmente biólogos), que son los que cuentan con una mayor experiencia para producir el medicamento de manera tradicional y efectiva; no se comercializa libremente porque continúa en estudio y la dosis a utilizar depende de cada tipo de enfermo.

Los laboratorios estatales cubanos como LABIOFAM, comercializan a su vez una versión homeopática, el VIDATOX, que no tiene efecto anticancerígeno demostrado, pero si es un importante analgésico, ayudando a combatir tanto los dolores del cáncer como los producidos por algunos de sus tratamientos habituales. Cientos de personas acuden a esta institución  en busca de este producto, que se entrega de forma gratuita, luego de la evaluación de cada caso. También se comercializa internacionalmente en diferentes países, debido a la gran cantidad de extranjeros que se sienten atraídos por las historias que circulan sobre este veneno.

Aunque no se puede afirmar que ésta sea la cura para el cáncer, hasta el momento ha demostrado que mejora en muchos sentidos la calidad de vida de los enfermos que lo utilizan y puede lograr que su tiempo de vida se prolongue, lo que va a depender en gran medida de la etapa en que se encuentre el cáncer al comenzar este tratamiento con un veneno que definitivamente, no mata.

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