Temporada de avistamiento de ballenas en Argentina

02 de Julio de 2014 12:24am
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Temporada de avistamiento de ballenas en Argentina

Hasta diciembre próximo, los turistas podrán observar los espectaculares saltos de la ballena franca austral frente a las costas de la Península de Valdés, en la provincia de Chubut, uno de los sitios del Patrimonio Natural de la Humanidad más impresionantes en Argentina.

El litoral patagónico argentino alberga varias reservas naturales con diversas especies de fauna marina, pero ninguna ofrece una concentración tan espectacular como en Península de Valdés.  La península penetra en el mar formando dos golfos, lugar de encuentro para cientos de ballenas francas australes, que cada año, entre junio y diciembre, acuden a estas costas para cumplir con su ciclo reproductivo.
 
Monumento Natural de los mares del sur, la ballena franca austral es una especie protegida que llega a medir 15 metros de largo y a pesar entre 40 y 45 toneladas. La Península de Valdés acoge una de las mayores poblaciones del mundo, formada por unos 2.500 ejemplares.

A diferencia de otras ballenas, esta especie pasa mucho tiempo en la superficie mostrando su cola, aletas y espalda. Su principal característica es la presencia de callosidades en la cabeza, unos engrosamientos de la piel colonizados por parásitos externos que les hacen tener una apariencia rugosa y un color amarillento.
 
Puerto Pirámides es el único poblado y centro de servicios de la Península donde se puede practicar el avistamiento de ballenas, y disfrutar de un ecosistema natural único gracias a una gran oferta de excursiones terrestres y marítimas que permiten conocer otros animales como elefantes y lobos marinos, pingüinos de Magallanes, delfines y orcas.

La localidad es conocida, además, como la capital nacional del buceo gracias a sus aguas cristalinas, sus parques naturales y la construcción de arrecifes artificiales en la Bahía Nueva.

Península de Valdés, Patrimonio Natural de la Humanidad
 
La Península de Valdés es un increíble accidente geográfico que se asemeja a una isla unida al continente por una angosta y larga franja de tierra: el Istmo Ameghino. A ambos lados de la Península se encuentran, al norte, el Golfo de San José, y al sur, el Golfo Nuevo. Sus aguas serenas, profundas y claras se han convertido en criaderos naturales para una gran variedad de aves marinas.

En esta extensión de meseta, salinas y ambientes costeros con playas de acantilado, arena y canto rodado, conviven especies únicas en el mundo. Algunos de los lugares que vale la pena visitar son la Isla de los Pájaros (un importante apostadero de aves marinas), Punta Delgada (escenario de elefantes marinos), Caleta Valdés (una lengua de tierra de 30 kilómetros e islas interiores donde es posible avistar elefantes marinos y, en temporada de reproducción y cría, ver también orcas) y Punta Tombo (creada para proteger al pingüino de Magallanes y a otras especies como la gaviotas cocineras y australes, gaviotines, ostreros, cormoranes y animales terrestres como ñandúes, maras, guanacos y zorros).

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