No hay salud sin salud mental

19 de Abril de 2016 1:10am
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No hay salud sin salud mental

Una de cada cuatro personas en el mundo ha padecido, padece o padecerá de algún trastorno de salud mental (TSM), ya sea por causas psicológicas, neurológicas o por adicciones, alertó la Doctora Dévora Kestel, jefa de Unidad de Salud Mental y Uso de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud, OPS.

En su conferencia magistral durante el II Congreso Internacional de Promoción de la Salud y X Taller Regional de Promoción y Educación para la Salud en el Ámbito Escolar y Universitario, la especialista advirtió que en América Latina la llamada brecha de tratamiento es muy alta. “Incluso países que priorizan la salud pública destinan un porcentaje mínimo de sus presupuestos a la asistencia, prevención o investigación de los TSM, y el 88 por ciento de esos recursos se constriñe a los hospitales psiquiátricos: solo el 12 % se destina a las redes primarias, donde urge crear servicios más integrales y enfocados a la prevención”, enfatizó.

Entre el 60 y el 85 por ciento de las personas diagnosticadas no reciben tratamiento, en buena parte por falta de personal calificado y tecnologías ajustadas a su realidad, pero también porque la sociedad las estigmatiza, discrimina o culpabiliza en vez de acotar los factores socioeconómicos y culturales que propician su incremento.

Kestel explicó que atendiendo a la demanda cada vez mayor de este servicio, sería adecuado entrenar al personal médico y paramédico en el diagnóstico precoz y tratamiento inicial de los TSM.

“Una razón para la falta de prioridad que hoy se percibe es que no se le asocia con la muerte de manera directa. Pero si se razona que la gran mayoría de los suicidios responden a trastornos mentales y buena parte de las enfermedades crónicas se acompañan de un deterioro de la salud mental, lo adecuado sería poner más énfasis en su tratamiento y sobre todo su prevención”, insistió la experta.

La pérdida de vida útil por TSM se promedia hoy en 25 años. La población juvenil es de las más afectadas y la edad de inicio de intentos suicidas es cada vez más baja. El nuevo Plan de Acción de la OPS hasta el 2020 trata de aprovechar las evidencias científicas e iniciativas de intervención que han dado resultado en la región. 

Para frenar el abuso de sustancias consideradas legales como el alcohol, el tabaco y ciertos medicamentos, las políticas públicas deben encaminarse a aumentar el control de esos productos y restringir su disponibilidad en horarios, precios, edades y ubicación, acotó Kestel.

No se trata de prohibir el consumo, sino de limitar el acceso a jóvenes y menores de edad. La dependencia a estas sustancias no es una elección personal: hay factores de riesgo en las escuelas, familias y comunidades sobre los que es preciso incidir y elementos protectores a potenciar desde la infancia, cuando se gestan la mayoría de los trastornos y conductas adictivas, porque luego es más difícil y costoso corregir su efecto en los individuos y en la sociedad.

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