El Gallo de Santiago de Cuba

15 de Febrero de 2016 12:36am
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El Gallo de Santiago de Cuba

Las calles de Santiago de Cuba coleccionan historias singulares. Algunas adquieren relevancia por personajes pintorescos que las transitaron; otras por determinados acontecimientos que les dieron renombre; y muchas, por simples detalles que todavía las distinguen de las demás.

Una de las arterias más conocidas de la ciudad es la que los santiagueros llaman “Gallo”, la cual tomó este nombre por poseer, antaño, un establecimiento comercial, situado entre las calles Habana y Trinidad, con una especie de veleta que simulaba precisamente la estampa de este animal.

Cuentan, que en la segunda década del siglo XIX esta vía y sus contornos estuvieron habitadas por emigrados franceses, que por entonces residían en la localidad, convirtiendo a “Gallo” en una de las arterias más notables de la urbe, razón por la cual las familias provenientes del mencionado país europeo la denominaron también: “Le Grand Rue” (La Gran Calle).

Aunque actualmente la mayoría de las personas aquí le siguen llamando “Gallo”, la transitada vía tiene el nombre de una transcendental fecha para los cubanos: “10 de Octubre”, día del alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, en su ingenio La Demajagua, en 1868.      

El aniversario 500 de la añeja villa de Santiago de Cuba se ha convertido en incentivo perenne para que la Oficina del Conservador de la Ciudad realizara una transformación en el Corredor Patrimonial de las “Enramadas. Este, extiende sus atracciones hacia las zonas bajas del Centro Histórico, creando un verdadero paseo peatonal que entre sus virtudes, contempla el hecho de permitir a los que transitan por ella el acceso a la avenida Jesús Menéndez y así, al malecón santiaguero.

Entre las novedosas “seducciones” que exhibe hoy el Corredor Patrimonial hay que resaltar el Parque del Gallo, sito en la intersección de Enramadas y la calle del mismo nombre, espacio público que devuelve a la referida arteria la figura de este plumífero, quien, como la archiconocida ave fénix, resurge para convertirse poco a poco en protagonista de la ciudad.

Al respecto, una de las restauradoras artísticas de la obra, Patricia Hernández Fong, comentó:

“El gallo es una figura representativa del amanecer, una figura de luz, del canto matutino…, además, quisimos hacer homenaje a la calle en la que está emplazado el Parque, y que mejor que ´darle vida´ otra vez al emblemático gallo”.

La escultura monumental de este animal, emplazada en el sitio señalado y que además da nombre al referido Parque, es un modelado en láminas de acero y alambrón que mide 2.30 metros de alto, 1.60 de largo y 0.70 ancho.

“El proyecto comprende, además, un mural en el paredón este, compuesto por palmeras y un reloj con materiales ferrosos a mediana escala en el centro del mismo, que contará en las noches con un diseño lumínico. De manera general, este complejo escultórico fue un trabajo de equipo, en el que el ejecutor principal del gallo fue Abigail Morales. También, contamos con la decisiva participación de los restauradores Fredy Chaveco Moraga, Enio Montero, Alfredo González Cobas y otras tantas personas”, concluyó Hernández Fong.

Se pretende igualmente, colocar una grabación de audio alegórica a la figura del gallo, que se emitirá a las horas características del día en las que este animal canta. También se considera la idea de proyectar una ambientación de audio con números musicales, de igual manera relacionada con la recurrente figura.

El Parque del Gallo será, o más bien ya es, un lugar para el disfrute de los habitantes de esta ciudad y de quienes visitan Santiago de Cuba; una propuesta sencilla pero agradable estéticamente.

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