"El futuro del turismo hacia el Caribe está en Estados Unidos"

15 de Febrero de 2015 11:40pm
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"El futuro del turismo hacia el Caribe está en Estados Unidos"

¿Cómo está estructurado ALG, y qué proporción maneja del turismo estadounidense?

—ALG es  un negocio de integración vertical con seis compañías distintas que abarcan desde Apple Vacations, el mayor turoperador del mundo para México y República Dominicana, CaribeCheapCaribbean.com, popular agencia de viajes online especializada en paquetes de vacaciones de lujo en México y el Caribe, hasta Travel IMPRESSIONS, que maneja el área de viajes para American Express y la AAA.

ALG cuenta con 23 000 empleados, 2 turoperadores, 1 agencia online, seis marcas hoteleras para diversos segmentos de mercado, desde el más lujoso hasta el más económico, una compañía transportadora de receptivo y un Club de Vacaciones.

Actualmente, casi dos de cada diez turistas americanos que viajan hacia la región son clientes de ALG. Esta cifra estimada podría aumentar aún más si se abriera definitivamente el destino Cuba para los norteamericanos.

¿Existe alguna explicación concreta para el hecho de que NH se haya unido a ustedes en un hotel en República Dominicana?

—Creo que los ejecutivos de NH buscan lo mejor para la compañía y a veces las decisiones que uno toma pueden no parecer lógicas desde el punto de vista del negocio, pero son las correctas. Finamente NH sigue involucrado en la propiedad. Nosotros hacemos “brand management” y nuestros conceptos y marcas están presentes y estamos involucrados en aspectos operativos que afectan a las marcas, pero NH, como propietario, e incluso los Martinón siguen involucrados en el día a día de la propiedad y nunca se salieron al 100%.

Otra cosa es que cambiaran la marca  porque a efectos de playa, a lo mejor la marca NH no es tan fuerte. Muy inteligentemente NH dijo, bueno estos señores gastan x millones en el mercado americano en marketing y nosotros no, pues tiene más sentido que hagamos este movimiento. Lo hicieron y estamos trabajando muy bien los tres grupos y con resultados espectaculares.

¿Qué otros hoteles piensan operar en República Dominicana?

—Tenemos diferentes proyectos;  vamos a construir otro hotel con el Grupo Martinón en la misma zona de Ubero Alto; vamos a construir otro en Cap Cana, en lo que es su zona de desarrollo, en Juanillo; estamos viendo una operación de un hotel ya existente que va a ser reconvertido y estamos negociando con los propietarios para esa reconversión y el cambio de marca. Ahora mismo estamos viendo tres hoteles en la zona de Punta Cana, uno en la zona de La Romana y dos más en Puerto Plata.

¿Qué opinión tiene sobre la intención del gobierno de República Dominicana de llegar a 10 millones de turistas en un plazo de 5 a 10 años?

—El actual ministro de turismo conjuntamente con el presidente creo que han hecho un trabajo espectacular. Nosotros siempre que vamos a conferencias internacionales, y hay ministros de turismo y presidentes de países del Caribe ponemos a la RD como un ejemplo de cómo hacer bien las cosas respecto al turismo, una cosa es el discurso político y otra las acciones.

República Dominicana ha adoptado acciones concretas, ha llegado a acuerdos para mantener la inversión extranjera en el país y no me cabe duda de que seguirán haciéndolas. El compromiso que vemos de ese gobierno es enorme y tiene consecuencias y repercusiones. En este caso creo que van a ser positivas y no veo por qué no se pueda llegar a 10 millones de visitantes en ese país.

¿Cuáles serían los crecimientos necesarios en infraestructura para que la República Dominicana pueda tener un turismo que no sea solamente de resort, de todo incluido, sino más abierto?

—Ellos han hecho bastantes infraestructuras;  lo primero son las carreteras y hay unas excelentes de Santo Domingo, La Romana, a Punta Cana, el Boulevard. Todo eso ha reducido enormemente el tiempo de transportación a las zonas hoteleras.

Obviamente, cualquier país que crezca y cuando las comunidades crecen, hay proyectos de infraestructura hidráulica, proyectos energéticos. En RD pagamos por kilowatt tres veces más de lo que se paga en México, eso es un gran reto para la inversión y para los hoteleros. Yo diría que infraestructura hidráulica y energía serían los dos focos importantes, si se quiere crecer a esos niveles.

¿Y en cuanto a las tarifas?

—República Dominicana está posicionada en el número 3 en cuanto a tarifas. Jamaica, al menos en nuestro producto, está en el número 1, México sería el 2, en dependencia de la zona, pues Los Cabos es más caro que Cancún, y República Dominicana sería el número 3.

No obstante, las tarifas han ido subiendo, en el último año hubo un promedio de casi dos dígitos en incrementos, eso viene acompañado de infraestructuras, lo que permite subir los precios, mejores hoteles. Creo que en unos años estarán muy cerca de los niveles de México.

¿Para el mercado norteamericano, tiene importancia directa para ustedes el crecimiento de los campos de golf y el desarrollo de las marinas en República Dominicana?

—Creo que tiene de alguna forma importancia, porque le da calidad al destino. El turismo de golf y de marina es un nicho relativamente pequeño, pero es como todo, uno prefiere ir a un lugar donde hay 12 marinas que a uno donde no haya ninguna, porque le da percepción de calidad. Al final todo es percepción, pero un país que tiene tantos campos de golf y marinas y buenos restaurantes es un destino mucho más atractivo que otro que no los tenga.

¿Qué importancia tiene la gastronomía en la decisión de un cliente para elegir un hotel u otro?

—En general, la calidad de la comida es crítica. Estamos hablando de un todo incluido y obviamente hay una serie de aspectos dentro de esta modalidad cuando uno ya ha pagado la comida y la bebida, que son críticos. Lo más complicado es el darse a conocer por la comida, y ahí es donde el agente de viaje juega un papel importantísimo, porque muchos de ellos ya han estado en esos hoteles y los han vivido y su opinión es muy relevante a la hora de elegir.

¿Considera que una clasificación de una academia de gastronomía como la española o la francesa para el Caribe o las Américas sería importante?

—Creo que sí. En México está pasando; allí tienen chefs espectaculares y se ve ese tipo de movimientos. En el Caribe inglés hay reuniones, foros de chefs importantes, pero quizás en la República Dominicana debería empujarse un poquito más.

El 18 de agosto del año pasado se constituyó la Academia de Gastronomía en la República Dominicana y esta se integró a la Academia Iberoamericana de Gastronomía

—Esa es una buena noticia.

Respecto a Cuba, ¿qué necesitaría ALG para ofrecer a sus clientes un estándar de calidad con las condiciones y limitaciones actuales del país?

—Necesitamos tener la infraestructura correcta, especialmente la hotelera, tener habitaciones con las amenities necesarias y restaurantes con variedad,  porque debemos cumplir con unos estándares de calidad, ya que casi todos nuestros hoteles están afiliados a la AAA, con 5 y 4 diamantes.

Por otro lado sería totalmente necesario tener acceso a productos. No operamos en Cuba, pero tenemos socios que sí lo hacen y conocemos bastante bien las carencias. Entiendo que la forma en que se está trabajando ahora es que tienes licencia o capacidad de importación de productos dependiendo del tipo de empresa y para nosotros eso sería clave, porque podríamos hacer conexión Estados Unidos - México para importar lo que necesitamos y asegurarnos de poder dar el servicio a que estamos obligados.

¿Sin esa posibilidad sería una limitante para abrir en Cuba?

—Sería imposible. No podríamos, porque no estamos dispuestos a sacrificar las marcas si no podemos dar el producto con nuestra calidad acostumbrada.

¿El caso de RIU sería un ejemplo de esto?

—No sé cuál es la decisión que pueda tomar Riu o por qué. Te puedo contestar por nosotros, y no estamos dispuestos a dañar nuestras marcas solo por tener un hotel más. 

Si entraran en Cuba, ¿lo harían como propietarios, intentarían comprar algún grupo que ahora opere allí, aplicarían por la búsqueda de inversores que estuviesen dispuestos a construir,  o tendrían la opción de tomar hoteles del Estado para remodelarlos y adaptarlos a vuestros estándares?

—Es un tema de oportunidades. Mientras podamos tener acceso y dar el producto adecuado puede ser reconversión, puede ser con un inversor actual, o puede ser con los hoteles del gobierno si están dispuestos a ponernos el producto que queremos. Lo hemos hecho repetidamente y no tenemos problemas con ninguno de ellos.

¿Cuántos turistas consideran que podrían llevar ustedes solos desde Estados Unidos?

—Creo que fácilmente podríamos poner, a corto plazo, entre 300 y 400 000 huéspedes.

¿Cree que podrían tener la opción de líneas aéreas que pudiesen llevar a esos turistas?

—En el pasado fuimos propietarios de una aerolínea; llegamos a tener 14  Airbus 320. Pero llegó un momento en que no valía la pena, por la forma en que funcionan las líneas aéreas en Estados Unidos, y la competencia. Ahora trabajamos tanto con chárter como con vuelos regulares.

Todos nuestros paquetes los montamos a través de compañías chárter con las cuales tenemos acuerdos y por otro lado con vuelos regulares si no tenemos chárter para ir a nuestros destinos. Tenemos operaciones muy fuertes con ambos sistemas y en el caso de Cuba podríamos hacer lo mismo: montar paquetes tanto con chárter como con vuelos regulares.

¿De cuántos días es el estándar de visita de un turista norteamericano a un hotel vuestro en el Caribe? ¿De cuántos días crees que sería para Cuba?

—No creo que cambie; son 5,5 días como promedio. A lo mejor en Cuba podría ser un poco más corto por el turismo del sur de la Florida que está más cerca y quizás pueda pasar como en Bahamas, que tiene mucho turismo de fin de semana. Pero si vienen del noreste o del medio oeste probablemente sería el mismo promedio.

¿Considera que la apertura La Habana-Washington incidiría en que Cuba no tuviera temporada baja?

—Es posible. Lo que pasa con destinos como Cancún o Punta Cana es que tienes muchos clientes en verano, por las vacaciones en Europa y es la temporada supuestamente baja y luego tienes muchos clientes en invierno que es la temporada alta en Estados Unidos, cuando hace mucho frío allí y la gente baja al Sur.

Eso ayuda a la desestacionalización. En los últimos años, teniendo una ocupación sobre el 80 % al año, la temporada alta y baja ya no es un tema de ocupación, sino de tarifas. Las ocupaciones siguen siendo altas durante todo el año, pero hay épocas en que las tarifas son más bajas y otras que son más altas.

En el caso de Cuba, si hay una demanda por el deseo de conocer un destino y no hay habitaciones en las temporadas críticas, como podía ser de agosto a noviembre, o de abril hasta julio, ¿podrían tener un incremento de pasajeros?

—A corto plazo sería un problema, pero a medio plazo creo que se estabilizaría como ha sucedido en otros países del Caribe.

¿El norteamericano puede tener un deseo real de conocer la Isla o sería solo otro destino más?

—No, absolutamente, el deseo está allí. Cuba es un caso diferente, porque tuvo una enorme relación con Estados Unidos antes de la Revolución y no es como algunos países de Centroamérica que pasaron por guerras civiles durante muchos años y eso es lo que quedó en la mente de muchos americanos.

Si bien esos lugares hoy son espectaculares para ir, no tienen mucho éxito, porque todavía el americano medio tiene esa percepción. Pero Cuba es diferente, entonces creo que  tendría una demanda muy importante del mercado americano en el momento en que hubiera la infraestructura correcta.

¿Considera que la seguridad para el viajero puede ser un elemento positivo para Cuba?

—Absolutamente. Cuba no tiene percepción de inseguro en Estados Unidos para nada.

En las conversaciones que han tenido con el Ministerio de Turismo de Cuba en Fitur, ¿qué perspectivas vieron?

—Nuestra percepción es muy positiva. Hay mucho trabajo por hacer. Existen restricciones por parte del Gobierno de Estados Unidos que hay que solventar. Nosotros nunca entraríamos sin estar 100 % seguros de que está permitido, pero nuestra impresión es que están muy optimistas y positivos de que quieren abrirse al tema del turismo estadounidense. Nosotros encantados.

¿Qué retos enfrenta el Caribe en cuanto al turismo estadounidense?

—Veo pocos retos y muchas ventajas. Soy muy optimista. Los retos que puedo ver son la crisis en Europa, tipo de cambio que la gente decía que era muy caro ir al Caribe. La gente durante las peores crisis ha seguido viajando, a lo mejor gastó menos, pero siguió viajando. Por otro lado, el potencial del mercado americano es gigantesco y es un mercado muy fuerte y la economía está en un buen momento. 

¿A qué destinos del Caribe podría perjudicar más la apertura del mercado cubano?

—Podría afectar a corto plazo a todos los destinos, porque si de repente entre 300 y 500 000 pasajeros se mueven hacia un nuevo polo turístico obviamente va a existir una afectación en los otros polos.

Eso es a corto plazo; a medio plazo creo que será bueno para todos. La República Dominicana y México tienen una serie de infraestructuras y hoteles que hoy Cuba no tiene. Por lo tanto va a ser un tema gradual. No creo que haya crisis en ningún sitio y vamos a ver un crecimiento gradual en Cuba, si se abre.

¿Podría ser un motor para el Caribe el hecho de que Cuba vuelva a aparecer en el mercado norteamericano?

—Creo que sí. Mucha gente que hoy no viaja al Caribe lo hará, y gente que ya viaja al Caribe irá a probar Cuba.

¿Cómo veis a Haití para desarrollarlo como destino?

—Veo a Haití como a la República Dominicana hace más de 20 años. Buena oportunidad, coste de la tierra barato, fue un éxito absoluto. Veo a Haití un poco igual, playas espectaculares, la gente muy amable, y obviamente es como un lienzo vacío que hay que pintar.

La disponibilidad del gobierno es absoluta, la ministra de turismo está haciendo un trabajo espectacular, la conocemos y apreciamos y gran parte del hecho de que estemos hablando de Haití es por ella. Es una oportunidad enorme, está también muy cerca del mercado norteamericano y aquí va a ser buscar la inversión que esté dispuesta a construir en ese país.

¿Qué piensan de Panamá?

—Es como Costa Rica, pero con más conexión. Costa Rica hizo un trabajo espectacular de posicionamiento del país en cuanto a lo verde, lo ecológico y Panamá se enfocó en un tema más financiero. Pero tiene una cantidad de conexiones aéreas enorme y queremos sacar provecho de ellas para empezar a desarrollar el turismo de ocio.

¿Con qué hoteles entrarían en Panamá, en qué lugares?

—Estaremos abriendo en el 2016 o 17 en Buenaventura, que es probablemente el desarrollo de lujo más importante de Panamá, un lugar espectacular, una playa en la que ya están Riu y Sheraton, y ya estamos trabajando en el proyecto y los planos.

Ese será nuestro primer hotel diseñado y construido en Panamá. También estamos viendo oportunidades de playa cerca de la ciudad, en conversaciones con algunos propietarios y sería un complemento fantástico el tener un hotel en una playa cercana a la ciudad.

¿En Centroamérica, Salvador, Guatemala, Honduras?

—No estamos contemplándolos, para nosotros el tema de la seguridad es importante y no creemos que sean lugares que a corto plazo pudieran ser exitosos para el mercado norteamericano, en parte por la percepción de que hemos hablado.

¿Belice?

—Podríamos considerarlo. No hemos hecho nada, pero podríamos considerarlo.

Aruba es un país muy especial en el Caribe, imagino que vuestra apuesta independientemente de RD, tendría que ver con el mercado de Aruba. ¿Tenéis algún proyecto allá?

—Es una prioridad para nosotros, hemos tenido pasajeros hacia Aruba durante muchos años y no hemos tenido hoteles. Tiene unas barreras de entrada importantes y estamos trabajando en ello, ya tenemos un proyecto diseñado y si Dios quiere lo abriremos en el 2017.

¿Colombia?

—Es una opción, especialmente la zona de Cartagena, es un país muy estable, económicamente está fuerte, el reto es que no podíamos aprovechar nuestra distribución porque es un vuelo largo, pero por otro lado estamos hace tiempo desarrollando el turismo tanto latinoamericano como europeo para cubrir ese tipo de destinos.

¿Sería el destino más largo que cubrirían?

—Nosotros hemos llegado a viajar hasta el norte de Brasil, si fuera el producto correcto podríamos llegar hasta allí.

¿Qué ha supuesto para su Grupo la aparición de Sunwing en el mercado con toda su integración vertical?

—No nos ha afectado directamente. En algún momento Sunwing comenzará a incrementar la producción en sus hoteles y nosotros como hoteleros y otras cadenas verán reducida la aportación de Sunwing y lo que haremos será compensarlo con otros turoperadores canadienses; pero de momento no ha habido una afectación importante, porque Sunwing no ha tomado medidas radicales al respecto.

¿Sería un freno para ustedes que Sunwing haya entrado con mucha fuerza al mercado de Cuba?

—Espero que no, porque muchas de las decisiones de quién hace qué o quién opera qué son del gobierno, y las agencias turísticas del gobierno. El gobierno estoy seguro que entiende que necesita una variedad de productos para el éxito del turismo en Cuba. Sunwing es una opción, nosotros somos otra y las cadenas españolas son otra opción. Al fin y al cabo es un tema de variedad.

¿Consideras que en el caso de Cuba las tarifas hoteleras pueden elevarse con esta apertura, no sólo para el norteamericano sino también para el europeo?

—Tienen que elevarse, pero obviamente eso tiene que ir de la mano con una mejora de la infraestructura pero sí, absolutamente se elevarán.

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