Coahuila: Serpiente que vuela

15 de Septiembre de 2016 5:39pm
editor
Coahuila: Serpiente que vuela

Las Termas de San Joaquín, en el municipio coahuilense de Ramos Arizpe, constituyen un verdadero oasis en medio del desierto

“Es Coahuila una tierra bendita, de carácter tenaz y ejemplar, que orgullosos sus hijos procla­man, bello estado triunfante, inmortal”. ¿Acaso existe una mejor caracterización para la región mexica­na que estos versos de su himno? Ubicado al sur del histórico Río Bravo, en el noreste de México, se encuentra el tercer estado más extenso de dicha nación, Coahuila de Zaragoza, tierra diversa que fluctúa entre desiertos y bosques.

Famoso por haber formado parte de la efímera República del Río Grande en 1840, Coahuila es hoy día un territorio próspero, capaz de brindarle al visitante magníficos es­cenarios tanto naturales como creados por la mano del hombre. Montañas, bosques, lagu­nas y arenas se entrelazan con Pueblos Mágicos y grandes ciudades para “atar” al nativo y al turista en un lugar que invita a permanecer.

La diversidad de ecosistemas ha propiciado el desarrollo del turismo de salud y bienestar en los últimos años. Especial mención merecen sus fuentes de aguas medicinales y, dentro de ellas, las Termas de San Joaquín, en el mu­nicipio de Ramos Arizpe. Este oasis de aguas minerales se erige como el espacio perfecto para el descanso y la renovación. Pero probar otras aguas termales no es utopía en Coahuila. En Escobedo, Candela y Cuatrociénegas también se pueden experimentar los pode­res de los curativos manantiales.

Para los amantes de los deportes extremos, la paleontología, los museos y las viñas, esta región mexicana es igualmente destino perfecto. ¿Sabía usted que tiene la planta de cerveza más grande del mundo?

“Serpiente que vuela” es el significado de Coahuila en lengua náhuatl, según al­gunos historiadores, ¿acaso una alusión a lo que representa este Estado? Y es que estar compuesto por grandes desiertos no le ha impedido ser tierra fértil de aguas “mágicas”, deliciosa gastronomía, famosos vinos, pro­greso industrial y gente amigable. Sin dudas, ser serpiente del desierto no ha impedido a Coahuila volar.

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