21 de marzo, Día Internacional de los Bosques: celebrar la naturaleza viajando

Por Maria Carrasco Lloria

El Día Internacional del Bosque se celebra el día 21 de marzo, coincidiendo con el primer día de primavera de 2024 tras el equinoccio. Parece que no existe mejor día para aplaudir la existencia de estos paisajes, que se proclamó por primera vez en 2012, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas. El objetivo principal de celebrar este día concreto es la concienciación sobre la desaparición de los bosques a nivel internacional debido al rápido cambio climático que vive el planeta entero.

Este año, la ONU ha invertido en el tema a través del lema “Bosques e innovación: nuevas soluciones para un mundo mejor”, aludiendo a la necesidad de avances tecnológicos para proteger a los bosques de las extinciones a las que se ven sometidos los parajes naturales. Cada año desaparecen 10 millones de hectáreas por la deforestación, mientras que son unos 70 millones los que lo hacen debido a los incendios.

Muchos son los motivos para estos desastres, pero de lo que no cabe duda es de la influencia que ejerce el ser humano para que estos ocurran. Por eso los gobiernos y organizaciones globales apuntan a que está en mano de todos potenciar el crecimiento de bosques, árboles y toda la naturaleza de nuestro mundo, a través de abrazar medidas y actividades de sensibilización. Todo ello no hace más que alentar a la población a acudir a estas zonas verdes para divertirse en ellas a través del respeto y el agradecimiento a la madre naturaleza. 

Turismo natural y de montaña: las mejores actividades y destinos boscosos

El turismo natural, en todas y cada una de sus variantes, es la mejor forma en la que las personas podemos disfrutar de la naturaleza, apreciarla y aprender a conservarla desde dentro. Para todo tipo de turistas (aventureros, casuales, campistas o de paso) hay opciones que permiten darle un respiro a la mente así como respirar aire limpio, alejado de las ciudades, de su contaminación atmosférica, lumínica y acústica. Los bosques nos permiten hacer turismo rural, comúnmente en forma de escapadas en pareja o con amigos a una casa rural.

Estos viajes son la excusa perfecta para abarcar el ecoturismo, en el que a través del trekking o senderismo se puede llegar a lugares poco o nada masificados y que alienta a mantener los parajes más vírgenes tal y como se encuentran. También contamos con posibilidades tan ociosas como el turismo de aventura con actividades como el rafting, el parapente o incluso acudir a parques multiaventura como los que encontramos repartidos por los bosques españoles desde Biescas, en la provincia de Huesca, hasta las inmediaciones naturales de Sevilla. Además, el deporte es uno de los mejores promotores del turismo de montaña. Este tipo de turismo requiere la existencia de actividades de alto esfuerzo y riesgo como el descenso en rappel o la escalada en roca, deportes verticales que ante todo permiten la liberación de adrenalina que muchos buscan y a lo que no podemos acceder durante la rutina en la ciudad. 

Todas estas actividades, escapadas y viajes pueden realizarse en la propia Península Ibérica, gracias a una riqueza natural magnífica y concentrada en el sur de Europa. Sin embargo, el norte del continente destaca precisamente por este tipo de parajes debido a la diversidad climática europea del interior (atlántica, continental y alpina), de tono lluvioso y húmedo, que permite el crecimiento de vastísimas zonas verdes. Algunos de los bosques más destacados por su biodiversidad y dinamismo entre personas y medioambiente, merecedores de turismo de montaña son: 

• La Selva Negra, al sur de Francia y Alemania. La Schwarzland, a orillas del Río Rin, es una de las más grandes extensiones de coníferas de Europa, salpicada por pequeñas casas de campo y granjas. Es una zona salvaje y oscura, propia de la región bávara y la frontera natural europea que compone, enmarcada también por pintorescos pueblos, como Friburgo, un pequeño pueblo medieval digno de visitar si quiere realizarse una muy realista inmersión histórica. Es un paraje que merece una visita en todo momento del año, ya que con el paso de las estaciones pasa por todos los colores, desde el oro otoñal hasta el manto blanco del invierno. 
• Parque Nacional de los Tatra, al sur de Polonia. Hablamos de una zona de anchas y verdes praderas, pequeños pueblos encantadores, inmensos lagos oscuros y montañas angulosas copadas por la nieve y rodeadas de espectaculares coníferas a 130 kilómetros de Cracovia, haciendo frontera natural con Eslovaquia. Cuenta con una fauna de lo más interesante, donde guarda una reserva natural inscrita en la lista de la biosfera de la UNESCO. Además, cuenta con una estación de esquí en el municipio de Zakopane y distintas rutas de senderismo para admirar el paisaje. 
• Hoia Baquiu, en Rumanía. Se ubica en la región de Transilvania, donde se narran las famosas leyendas del conde Drácula, y lo que confiere un aura misteriosa y salvaje a sus árboles enmarañados. Unos dicen que está embrujado y otros que es siniestro, debido a la forma sinuosa de sus árboles, haciendo que incluso estos seres parecen asustados. Se trata del destino perfecto para los fans del thriller psicológico y las películas de terror. Más aún, si tenemos en cuenta su frondosa población de osos pardos.