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Panamá: Boom inmobiliario gana el archipiélago caribeño de Bocas del Toro, en frontera con Costa Rica

21 de Diciembre de 2007 9:59pm
godking

Panamá. El boom inmobiliario que vive este país con la construcción de decenas de rascacielos en la bahía Pacífica de la capital, apunta ahora hacia el paradisíaco archipiélago de Bocas del Toro, en el Caribe, en la frontera con Costa Rica.

El consorcio norteamericano Venetia Capital ya comenzó el desarrollo de un proyecto denominado Palacio del Mar, en la isla de Colón, en Bocas del Toro, con una inversión proyectada de 1.000 millones de dólares, según su director de ventas, Santiago Padilla.

Palacio del Mar incluye viviendas tipo condominios, una villa junto al mar, un muelle para botes, hotel y casino.

"La Bahía de Almirante está junto a aguas cristalinas y a 200 metros de la costa está el mar de una playa blanca, en medio de una zona tropical y eso no lo encuentras en ninguna parte del mundo", explicó Padilla.

"Este es un oasis en el Caribe y cuando se terminen las siete fases del proyecto se habrán invertido 4.000 millones de dólares", aseguró Padilla.

En Bocas del Toro se combinan las culturas blanca, negroide, los indígenas Ngobe Bugle, Teribes y Bokotas con una fauna donde sobresalen los humedales de San Pok, los avistamientos de manatíes, tortugas, delfines, ballenas, miles de plantas tropicales y aves, así como lagunas, cayos y playas para el buceo, snorkel o el surfing por sus buenas olas o sus aguas transparentes.

"Es impresionante lo que ocurre en Bocas del Toro, pero este desarrollo aumenta los precios y deja sin tierras a mucha gente que vende encantada por los precios que ofrecen los inversionistas", dijo el periodista bocatereño, Melquiades Valencia.

Valencia explicó que una "marejada de turistas e inversionistas" de Estados Unidos, Francia y Alemania "están conquistando Bocas del Toro, su archipiélago y sus islas, pero esto ha traído el desalojo de los nativos, con lo que se pierde la esencia de la cultura caribeña".

Red Frog también se construye en Isla Bastimentos, a un lado del parque marino de Bastimentos, en el cual se destinan 33 hectáreas para erigir un hotel y villas compartidas con una inversión de 450 millones de dólares.

"Esa inversión está bien porque beneficia al país y porque vende las bellezas escénicas y la cultura de la conservación de los bocatoreños", dijo Alfonso Vaz, pero advirtió que está impactando en las islas que pueden colapsar porque no están preparadas para los desechos sólidos y las aguas servidas.

"Nadie les puso un cañón para que vendieran sus tierras, pero hay un desplazamiento de los indígenas y negros nativos por un desarrollo turístico que beneficia a los extranjeros y no a los panameños", advirtió Vaz.

"Bocas del Toro es un paraíso. Los que crecimos ahí queremos el turismo y la inversión, pero sin sacar a los bocatoreños de sus pueblos y preservando la maravillosa belleza", secundó Valencia.

Bocas del Toro, en la frontera con Costa Rica fue descubierto en 1502 por el navegante genovés Cristóbal Colón, cuando apostó sus naves en las playas de la Isla Carenero. En ella se refugiaron piratas y se convirtió en el centro de un intenso intercambio comercial para ingleses y escoceses en el Caribe durante el siglo XIX.

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