Paseo del Prado, la más grandiosa avenida habanera

14 de Agosto de 2018 2:12pm
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Paseo del Prado, la más grandiosa avenida habanera

Sin dudas la vía capitalina más grandiosa de Cuba, eje vital entre el pasado colonial de la ciudad de La Habana y su nueva era republicana, el Paseo del Prado es reconocido como uno de los más hermosos del Caribe y América Latina. Su nombre oficial es Paseo de Martí, desde 1904, cuando se inauguró el busto del Apóstol de la Independencia de Cuba que preside el Parque Central, pero los habaneros siguieron llamándolo Paseo del Prado. 

Una sutil nota de orgullo cubano se esconde detrás de esa preferencia que subraya el parecido –o la competencia en belleza y esplendor– con el paseo madrileño, que corre entre la fuente de Cibeles y la estación ferroviaria de Atocha, en la capital española. La orden de construcción de una vía que corriera a lo largo de la muralla que protegía la ciudad, en 1772, partió del Marqués de la Torre, Capitán General de la Isla. 

Alameda de Extramuros o de Isabel II fue el primer nombre que recibió, en homenaje a la reina de España en la época. El Prado actual, con su senda central de terrazo, sus bancos de piedra y mármol, farolas, copas y ménsulas, y sus laureles, quedó inaugurado el 10 de octubre de 1928, siguiendo un proyecto del arquitecto paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier. 

Entre 1928 y 1929 se decidió su imagen definitiva que ha llegado al presente, se construyeron bancos de piedra con respaldo y base de mármol, se colocaron elementos ornamentales como copas a lo largo del paseo, se instalaron las farolas artísticas de hierro y los ocho leones de bronce que lo custodian.

Paseo del Prado está escoltado por verdaderas joyas arquitectónicas, palacios residenciales de inicios del siglo XX, instalaciones sociales entre las se destacan el Centro de Dependientes que mantiene todo su esplendor en la esquina de Prado y Trocadero, asociaciones como el Centro Asturiano, el Centro Gallego y la Asociación de Veteranos, teatros como el fastuoso antiguo Tacón, hoy Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, el cine Fausto (donde los habaneros vieron películas habladas por primera vez) y el Payret. 

En tanto, la cuidadosa restauración del Capitolio y su habilitación como sede de la Asamblea Nacional (parlamento) le devuelven su sitio como centro de la vida política nacional. Su final, contrario al mar, está marcado por la que se convirtió por muchos años en el símbolo más popular de La Habana del siglo XIX: la Fuente de la India o de la Noble Habana. 

En Prado y Neptuno nació el ritmo del cha-cha-chá a finales de la década de 1950. Medio siglo después resplandecientes autos de aquella época, en particular los relucientes descapotables “Made in USA” dan un toque único a una ciudad que se renueva sin perder su originalidad, ni la visión de un promisorio futuro.

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